Capítulo 8

149 22 8
                                    

Entramos dentro de la atracción. Está oscuro y hay espejos por todos lados. Siento un miedo irracional que me recorre todo el cuerpo, invadiendo cada parte de mí, cada sentido… cierro los ojos por un instante y vuelven a mi aquellas imágenes. Tengo 10 años. Mi padre está conmigo, no me suelta la mano ni un instante. Le veo sonreír. Parece muy feliz y yo también. Miramos fascinados los espejos. "Mira, cariño, cuántos espejos" "¡Sí y nos están reflejando a nosotros!" "Te  equivocas, no son nuestros simples reflejos" "¿Ah, no?" "No, son nuestras almas que nos observan" "¿Nuestras almas?" "Exacto" "¿Qué es el alma?" "El alma es aquello que nos dice quienes somos, lo que los demás no pueden ver, nuestra esencia" Me miro en uno de los espejos, papá está detrás mío y tiene sus manos en mis hombros. "Fíjate bien, dime, ¿qué es lo que ves?" "Pues a mi reflejada" "Eso es lo que ven los demás, si te fijas bien, lo verás de otra manera" Me miro fijamente, como si una fuerza interior fuera a resurgir de repente. Papá se agacha, me agarra los brazos, me observa y ríe. De pronto, me hace cosquillas y no puedo evitar reír. "Jajajajaja pa-para, me haces cosquillas" río alegremente delante del espejo. Papá también ríe. "¿Ves?" "No lo veo" "Eso es porque sólo ves lo que los demás ven de ti. El alma se alimenta de nuestros pensamientos y de nuestros actos, si tu sólo la alimentas de lo que la gente vea o piense de ti, o sólo por la imagen que ves reflejada, nunca será un alma completa. Tienes que dejarla salir de vez en cuando" "¿Cómo?" "Pues con tu risa, por ejemplo. La felicidad es algo a lo que nadie debe tener derecho a privarte. Escucha, Leyla, tienes que prometerme que nunca vas dejar de sonreír, pase lo que pase, siempre sé feliz" noto pesadumbre en su voz y tristeza en su mirada. "Pero, ¿por qué me dices eso ahora?" "Porque siempre va a haber alguien intentando que no sea así y nadie puede privar a alguien de ser feliz. Ese es un derecho que nunca debes permitirles" "Lo intentaré" "Así me gusta. Sé tú misma e intenta ser feliz, porque recuerda: tú eres increíble tal y como eres" esas son las palabras que siempre me dice. "Pero, ¿por qué me lo dices ahora? Tú vas a estar conmigo" Papá me mira, me abraza y me da un beso en la mejilla con tanta ternura, que casi parece una despedida. Se levanta, me da la mano y oigo voces procedentes de la salida, llenas de desesperación, gritando algo que no logro entender. Abro los ojos y me siento muy mareada, estoy desestabilizada. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que Bruno no está a mi lado. Estoy sola. Busco por todos lados, pero no logro encontrarlo. Mierda.

-¡BRUNO!- grito su nombre pero no obtengo respuesta alguna.

-¡BRUNO!- cada vez mi respiración está más agitada.

-¡BRUNO, POR FAVOR!- de mi voz sale un pequeño llanto de desesperación. Vuelvo a estar mareada. "¡Papá! Papá, por favor, no te vayas… ¡Papá! ¡No! Bruno, para, ¡Ya basta! ¡Déjame! No me toques ¡No! Se mezclan los recuerdos de aquello con los de mi sueño. Me apoyo en un espejo y me siento en el suelo. Siento que mi cabeza va a explotar de un momento a otro. Cierro los ojos y oigo los pasos de alguien que corre a mi auxilio.

-¡Leyla!- es la voz de Bruno. Se acerca. Noto sus manos aproximándose a mi. No, no, no, no.

-Leyla…-

-¡No!- le detengo bruscamente antes de que me toque.

-Pero, Leyla, ¿qué te pasa, por qué estás llorando?- lo que noto en su voz parece preocupación.

-No me toques… por favor- no sé que me pasa, no puedo dejar de llorar.

-Pero, ¿por qué estás así? ¿Alguien te ha hecho algo?-

-No…- niego con los ojos cerrados e intento alejarme de él, sintiendo un miedo irracional.             

-Entonces, ¿qué te pasa? ¿Te da miedo este sitio? ¿La oscuridad?-

-No, no es eso. Aléjate, por favor-

-Pero…- vuelvo a notar su mano aproximándose a mi.               

-¡No, por favor!-

-Pero, Leyla, yo…-              

-¡No me toques!- le digo entre sollozos. Las manos de Bruno siguen aproximándose. No, no, por favor…

-¡Leyla!-

-¡NO!- grito mientras Bruno me envuelve en sus brazos.

-¡APÁRTATE!- vuelvo a gritar y me abraza, inmovilizándome los brazos.

-¡NO! ¡PARA! ¡VETE!- me siento inmovilizada y ,de repente, me da un cálido beso en la frente. Siento que mi respiración se bloquea, el miedo desaparece y empiezo a reaccionar. Bruno me envuelve en sus brazos, como si pudieran alejarme de cualquier mal y así lo siento. Tengo la cabeza apoyada en su pecho y noto los latidos de su corazón, que parecen una dulce melodía de infancia, apagando mis miedos.

-Bruno…-

-Ey- me aprieta contra su cuerpo.

-Lo siento-

-Shhh, ya está, ya pasó todo- sigue abrazándome con ternura y rompo a llorar de nuevo. Al rato, salimos de la atracción. Ninguno decimos ni una palabra. Bruno no me ha soltado la mano desde que hemos salido.

-¿Te parece si mejor nos montamos en la noria? Se nos ha hecho un poco tarde para montar en la montaña rusa y ,como ha oscurecido, las vistas de la noria deben ser alucinantes- Afirmo con la cabeza sin decir palabra. Nos montamos en la noria y noto como va subiendo lentamente. Miro por la ventanilla, Bruno tenía razón, las vistas son espectaculares. Bruno me observa en silencio.

-Perdóname por lo de antes, no sé qué me ha podido pasar- le digo, realmente arrepentida por mi comportamiento.

-No tienes que pedirme disculpas ni darme explicaciones-

-Pero no tendría que haberme comportado así, tu no me has hecho nada y me he portado como una imbécil- 

-Oye, no eres ninguna imbécil, así que no te has comportado como tal y ya te he dicho que no te disculparas, porque no tienes nada de lo que disculparte- me reprende.

-¡Te las mereces y punto!-

-No merezco nada porque nada me has hecho- me dice con cierto enfado.

-Pues yo te las doy, porque no me parece justo mi comportamiento y…- me interrumpe con un gesto.

-Mira, Leyla, por desgracia, yo no he estado antes en tu vida para saber lo que te atormenta y no te voy a pedir que me lo expliques, porque no tengo ningún derecho a saberlo, pero lo que si te voy a pedir es que me permitas estar ahora, para poder calmar tu dolor, de alguna manera, y que no tengas que vivirlos sola. Porque cuando me necesites, yo voy a estar ahí.

Este ha sido el octavo capítulo de mí novela "Nothin' on you" espero que os haya gustado :)

P.D: acabo de darme cuenta de que se ha borrado el primer capítulo, no sé cómo, así que lo voy a volver a colgar :@ un beso y gracias por leer! :-* YouLoveBM

"Nothin' on you"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora