Valentina Carvajal (Pausada)

13.

Juliana POV.

Bendita alarma, sonando a todo lo que da, interrumpiendo mis gloriosas horas de sueño.

Con toda la flojera del mundo, estiro mi brazo para alcanzar mi celular y detener de una buena vez la irritante melodía.

—¿Qué tú piensas quedarte ahí todo el día? —dice mi mamá desde el marco de la puerta de mi habitación. Al no recibir respuesta alguna de mi parte la escucho moverse hasta llegar a la ventana y abrir las cortinas, dejando así entrar toda la claridad.

—Aún es pronto, Lupe —me quejo cubriéndome con las sábanas hasta la cabeza.

—Cual pronto ni que nada, ya levantate que tenemos que ir a hacer el mandado —me siento en el colchón y froto mis ojos tratando de adaptarlos a la luz.

—Bien, voy a ducharme y en un momento salgo.

Dicho y hecho salgo de mi habitación ya más despierta, algo que no puedo negar es que las duchas matutinas son las mejores, ahora me siento mucho más fresca y de alguna manera más tranquila.

—Ya era hora —dice mi mamá entre dientes.

El supermercado no está muy lejos de nuestra casa, de hecho está solo a unas tres cuadras, por lo que no es necesario tomar algún transporte, simplemente podemos ir caminando.

Después de tanto tiempo las calles ya me son bastante familiares, todo gracias a aquel trabajo que tuve antes de que mi madre consiguiera un mejor puesto y yo comenzara a estudiar una carrera en la Universidad. Si hay algo que me encanta de este vecindario es el aire fresco que se respira, a diferencia de otros aún preservamos los árboles y los cuidamos como si fueran la cosa más valiosa, aunque realmente eso es lo que son, y a cambio ellos hacen que este lugar sea mucho más agradable.

Llegamos al super y nos dirigimos principalmente a la sección de las verduras, tomamos varias cosas para preparar la comida y para surtir la despensa de la semana. Seguimos andando vagamente por los pasillos, con la intención de no olvidar algo que fuese necesario y no tener que regresar después a por ello.

Mientras observaba los estantes repletos de productos, no me percaté de que alguien igual de distraído que yo venía en mi misma dirección, lo cual terminó en un tremendo choque que hizo caer las cosas que la otra persona cargaba en brazos.

Mis ojos se cerraron con fuerza al estamparme con la otra persona, y al escuchar el sonido de las cosas cayendo al suelo los abrí rápidamente para ayudar a levantarlas.

—Lo lamento mucho, me distraje un poco —digo apenada desde el piso, aún sin voltear arriba y mirar el rostro de la persona.

—Ay Juliana, ten más cuidado —dice mi madre negando con la cabeza en desaprobación. Me levanto del piso cabizbaja.

—No señora, no fue la culpe solo a ella, yo tampoco estaba viendo por donde iba —esa voz femenina me es familiar. Alzo la cabeza y me encuentro con aquella chica que se acercó a mí estando en el parque enmedio de un momento de crisis.

¿Cuál era su nombre? ¿María? ¿Marcela? Ma... ¡Mayela! Efectivamente, aunque creo que ella no conoce mi nombre, no recuerdo haberse lo mencionado.

—¿Mayela?

—Hola...

—Juliana, mi nombre es Juliana —hablo para completar su saludo —¿Mamá, puedes adelantarte? Te alcanzo en un momento. —Lupe me mira algo desconcertada pero asiente y se dirige a las cajas para pagar.

Veo como mi mamá desaparece entre las personas, es entonces que mi atención vuelve a la chica parada frente a mí.

—Bueno, me parece que no hemos tenido los mejores encuentros —digo rascándome la nuca.