Pareja: Wolfstar.
Disclaimer: Siempre he amado esta pareja (junto a mi predilecta, que es el Tomarry) asique, escribir algo sobre esto me hace sentir bastante entusiasmada. Y bueno, lo de siempre, los personajes no me pertenecen a mí, sino que son propiedad de J.K. Rowling y todo eso¡espero que disfrutéis de la lectura!
Pdt: Esto es un único capítulo.
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Remus Lupin, de 23 años, pluriempleado y licántropo (los dos últimos eran complementarios), entraba por la puerta de su vieja casa con un semblante cansado y completamente agotado. Estaba empezando a cansarse de ser explotado en el trabajo para recibir una paga mínima debido a su…condición.
Empezaba a sentirse ahogado por la situación en la que se encontraba, el sueldo tan pequeño con el que contaba no tapaba completamente sus necesidades primarias. Además, el alquiler que tenía que pagar, el cual era absurdamente elevado debido también a su licantropía, lo estaba desgastando más de lo esperado. A veces, sentía… no sabía lo que era, pero lo que si sabía era que en ocasiones todo era demasiado y que todo se estaba desbordando. Estaba verdaderamente harto de toda esa discriminación y represión que debía aguantar por el simple hecho de ser algo de lo cual él no tenía la culpa y tampoco había pedido.
Con un suspiro (que tal parecía, era lo único que podía hacer sin tener que pagar), apartó todos esos pensamientos de su mente y se dirigió a la cocina, tenía pensado coger algo para beber (preferiblemente whisky de fuego), sentarse en el sillón de su habitación y relajarse un rato escuchando buen jazz en la radio.
Y eso era exactamente lo que iba a hacer hasta que escuchó varias risas que provenían desde la sala de estar. Rápidamente, se puso alerta y con paso cauteloso se dirigió hacia de donde provenía el ruido con su varita en la mano.
¿Cómo había podido ser tan despistado? Estaban en medio de una guerra y él, muy estúpidamente, había olvidado que había un bando de la guerra compuesto por asesinos sanguinarios que estaba dispuesto a matar a todo aquel que no esté de acuerdo con sus ideales ¿Y, adivina lo mejor? ¡Él no estaba de acuerdo con sus ideales! No se podía creer que había bajado la guardia de ese modo.
Una vez llego hasta la sala, muy lentamente abrió la puerta de esta, un hechizo cortante estaba en la punta de su lengua hasta que…
— ¡Moony! —Chilló una voz infantil, la cual provenía de un pequeño niño de no más de un año con ojos verdes brillantes e inocentes y una pequeña mata de pelo negro que estaba sentado encima del regazo de un hombre de pelo negro y ojos grises que se encontraba cómodamente sentado en su sillón.
— ¡Canuto! ¡Mini-cornamenta! — Reconoció. Seguidamente guardó su varita y compuso una sonrisa en su rostro mientras se acercaba a la pareja se había colado en su casa. Una vez delante de ambos se inclinó ligeramente y, a la vez que acariciaba la cabeza del niño, le dio un pequeño beso en los labios al adulto. —Hola Sirius ¿Qué hacéis aquí? —Murmuró aún contra los labios del contrario.
— Le estoy haciendo un favor a Cornamenta. —Murmuró también. —Ya sabes, al parecer quería crear otro Mini-cornamenta junto a la pelirroja. — Terminó con una sonrisa burlona.
Remus se apartó de él con una sonrisa.—Ya, pero a lo que me refería es a qué hacéis ambos aquí, en mi casa.
— Es que el Mini-cornamenta te echaba de menos ¿Verdad que sí, Harry? —Dijo. El pequeño al escuchar su nombre miró a ambos adultos, asintió y después, volvió a prestar atención a sus manos, con las cuales se estaba entreteniendo mientras las abría y las cerraba, un tanto hipnotizado por el movimiento que, sin saberlo, estaba haciendo él mismo.
Sirius se levantó del sofá, en el cuál dejó a Harry rodeado de cojines y con las llaves de su propio apartamento para que se entretuviera un rato. Acto seguido, se dirigió hacia Remus y rodeó la cintura de este con sus brazos.
— ¿Estás bien? Pareces cansado. —Preguntó con un leve tono preocupado a la par que dejaba que el licano apoyara la frente en su hombro y se recargara contra su cuerpo.
— Sí, estoy bien, solo lo de siempre. —Dijo en un tono cansado y un tanto amortiguado por el hombro de su chico. A su vez, sus palabras haciendo referencia a la discriminación y su bajo sueldo. Sin embargo, y a pesar de su ambigua respuesta, Sirius lo comprendió a la perfección.
— Esos putos puristas de sangre. —Dijo realmente enfadado. —Todos ellos son unas pequeñas putas mierdas con la nariz metida en el culo.
— Sirius ¿Cuántas veces te he dicho que no digas palabrotas delante Harry? Los niños a su edad lo absorben todo como una esponja y no quiero tener que explicarle a Lily el porqué su hijo está hablando tan mal con su corta edad.
— No te preocupes, si Lily viene por ti para eso yo me haré cargo. — Dijo Sirius sonriente. Pues claro que lo haría. Sirius llegaría hasta el fin del mundo por que ninguna de sus acciones le afectara de mala manera a su Remus.
— Eres un idiota ¿lo sabías? — Negó Remus con una sonrisa.
— ¡Ey! ¿Quién es el que está diciendo malas palabras ahora? Tendría que castigarte por tu vocabulario. —La sonrisa de Sirius se hizo más afilada y coqueta.
— ¿Ah, sí? ¿Y qué harías? — Dijo Remus de igual manera.
— Muchas cosas. —Dijo Sirius mientras acortaba la casi inexistente distancia que había entre ellos en primera instancia.
— ¿Cómo cuales? —El ambiente estaba empezando a calentarse, sin embargo, ambos eran conscientes de que en ese mismo momento era imposible de satisfacer el deseo pero en sus ojos había promesas de resolverlo todo más entrada la noche.
— Como esa clase de cosas que no puedes hacer con niños delante. —Susurró en su oído con un tono provocativo.
En esos momentos Remus había olvidado el porqué de su enfado y cansancio principal. Y por esa clase de cosas amaba a Sirius, siempre le hacía olvidar lo mal que estaba el mundo fuera, siempre le hacía reír cuando sentía que ya no podía más y siempre le hacía sentir que merecía la pena luchar un día más.
Porque Sirius era como su estrella guía cuando estaba perdido en un bosque demasiado oscuro.
Por eso, y por mucho más, amaba a Sirius Black.
Cuando iba a contestarle a Sirius su comentario, se escucha el sonido de unas llaves cayendo al suelo y una aguda voz gritando; “¡Puta!”. En las facciones de Remus se podía leer la sorpresa, la cual fue rápidamente reemplazada por el enfado.
Y así fue como Sirius Black regresó a su casa sin el Mini-cornamenta, sin su noche explicita con Remus, con un chichón* en la cabeza y con un recordatorio resonando en su cabeza para que el “se hiciera cargo de su propia idiotez".
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Chichón: contusión, hinchazón, bollo…etc.
Y bueno, lo dicho, espero que os haya gustado y ¡nos leeremos pronto!
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Mis ganas de amarte...
FanfictionPorque Sirius era como su estrella guía cuando estaba perdido en un bosque demasiado oscuro.