Kyōka estaba segura que no era la primera vez que veía a aquel rubio en primera fila. Lo había notado hacía tres presentaciones atrás y siempre estaba ahí, clavando sus ojos dorados en ella. Era inevitable, siendo la cantante del grupo más famoso de la ciudad, tener las miradas en ella, pero había algo en el rostro anhelante del rubio que la colocaba nerviosa.

Pero los nervios no eran incómodos, había una pequeña corriente eléctrica que la recorría.

El solo de guitarra terminó y ella continuó cantando, fijando su mirada en el resto del público, aun sintiendo el ardor que la mirada dorada le causaba.

Cuando el concierto terminó, los vitores no tardaron en resonar. Mina se quitó la liga de la pierna y la lanzó al público provocando que Kyōka riera, en verdad no creyó que su compañera fuera capaz de aquello.

Se despidió de todos, avisando que estuvieran atentos a la página de youtube, en donde avisarían en donde sería su próxima presentación.

Recogieron sus instrumentos y se dirigieron a detrás del escenario para descansar.

—¡Fue un concierto de dos horas! —exclamó Mina dejando la guitarra a un lado y estirándose, se quitó los cuernos que había en su brillante cabello rosa y los dejó también a un lado.

—Ha sido la que más ha durado —dijo Hanta a su lado comenzando a guardar el teclado. Luego le lanzó una mirada a su novia— No esperé que lanzaras la liga al público —Mina soltó una risita y señaló a Kyōka.

—¡Ella me retó! —Kyōka levantó sus manos.

—Hey, no me culpes. Jamás te reté, solo comenté que las bandas famosas lanzan cosas a su público.

—No somos tan famosos —replicó Hanta.

—Bueno, no somos famosos de talla nacional, pero somos los mejores de la ciudad —comentó Mina a lo cual Kyōka asintió.

Su banda tan solo tenía 3 años, pero habían pasado de tocar en festivales a invitarlos a eventos de gran magnitud. Incluso, habían hecho una encuesta en internet luego de su última presentación junto a otras bandas locales y habían arrasado.

Esperaban llamar la atención de alguna agencia famosa, por ahora, debían conformarse con subir videos a Youtube.

Además, ya tenían fans. La imagen del rubio volvió a la cabeza de Kyōka, se preguntó si iría a la próxima presentación.

—¡Tocamos increíble, chicos! —la voz de Eijirō irrumpió, traía el bajo detrás mientras entraba con uno de los tambores de la batería de Katsuki.

—¡Ei, te dije que yo puedo con eso! —detrás de él, venía Katsuki con el resto de cosas. El maquillaje de los ojos, aquel que aparentaba que tenía un antifaz comenzaba a correrse.

De hecho el de todos comenzaba ya a correrse dado al sudor.

Kyōka y los demás se habían conocido en la preparatoria, siendo la última en meterse en el grupo. Ahí fue donde ellos descubrieron el talento de Kyōka para la música y Mina había propuesto hacer una banda.

My heart, your ears era torpe en ese momento, dado que nadie, excepto Katsuki y ella, sabía tocar un instrumento. Así que Kyōka tuvo que instruir a todos y tocaron a final de año.

Lo que había comenzado con un hobbie, se había convertido en algo que les apasionaba.

—Hey, audífonos —la chica dejó su ensoñación cuando Katsuki la llamó. Él siempre se inventó apodos para ellos cuando estaban en la preparatoria. Ella era audífonos porque pasaba casi todo el día con ellos. Eijirō era pelo pincho por su característico peinado. Hanta era cara de cinta por un simple incidente que pasó. Y Mina era chicle por su cabello rosa.

Groupie LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora