Bajo la fina cobija rosada, Anaan se removía con desesperación, testificada por la luna creciente y un sinfín de estrellas. Judal no descansaba. Su presencia se cernía constantemente en su mente, lastimándola agresivamente.
-Tranquila...
Escuchó una voz varonil cerca de su oído izquierdo, perdiéndose en un vago susurro. Estremeció al sentir unos dedos perdiéndose por una de sus piernas. Algo en ella se removió. Algo se calentó.
Con lentitud, sintiendo un enorme peso instalado sobre sus parpados, fue captando el ambiente nocturno. Descubrió una mirada perdida entre la oscuridad, acompañada de una cálida sonrisa.
Encorvó ligeramente la espalda al sentir como los dedos escalaban su piel, hasta que alcanzaron su intimidad, allí se detuvieron y se presionaron con suavidad. Anaan soltó un gemido y se removió con inquietud.
-No... Sharrkan. Te dije que...
El tacto de sus labios acalló sus palabras al unirse con los suyos.
Anaan se encorvó dejando que los brazos masculinos envolvieran su figura, mientras se perdía en su boca, con su lengua.
La joven halló el pecho desnudo de su amante al toqueteárselo con los dedos. Con lentitud deslizó el dedo por toda marca que lo componía e hizo un círculo al alrededor del ombligo, arrancándole un ronco gemido.
Las cuatro manos se perdieron por los cuerpos ajenos, librándose de toda prenda, sin omitir ningún poro de piel. Sin borrar la gratificante unión de sus bocas, perdiéndose en un ajetreo descomunal. Ninguno de los dos era capaz de guardarse un tan solo mero gemido.
-Sharrkan... - Gimió con desesperación al sentir como las manos del contrario apretaban sus muslos, reclamando la tan deseada unión – Yo...
Pese sus negaciones, no se esforzó en mantener la unión de sus piernas. El amante se coló con libertad y se adentró hasta lo más profundo de su ser. Un fiero gemido descarriló de su garganta, tirando su cabeza para atrás.
El vaivén inició con agresividad, desesperado.
Ambos amantes acallaron gemidos en la boca del otro. El mueble temblaba agresivamente en el frenesí sexual. Sus húmedas pieles se pegaban, se esparcía por el ambiente. ¡Parecían dos amantes desquiciados amándose por última vez!
Pero no se sintieron satisfechos hasta que hubieron pecado tres veces seguidas. Después, cayeron desfallecidos, sumergiéndose casi al mismo tiempo en un profundo sueño.
Anaan abrió los ojos recibiendo de golpe la fuerte iluminación. Se removió por el lecho, sintiéndose sudorosa. Sus mejillas se sonrosaron y un eje de pena se escurrió por sus labios. Era la primera vez que tenía un sueño de aquel género. En un pasado muy distante, todo lo que se relacionaba con el sexo le aterrorizada, pero... Sharrkan había curado dicha herida.
Estiró sus entumecidos miembros, sintiéndose extrañamente cansada, pero dicho cansancio no le incomodaba más que aquella extraña punzada en su entrepierna.
Se llevó la mano a aquella zona, descubriéndose antes desnuda.
La cama brincó cuando ella se sentó repentinamente. Sus pupilas se achicaron al comprobar que no era una ilusión, sino una realidad. No había zona de su cuerpo cubierta, salvo por la punta de la sabana que yacía sobre su pie izquierdo.
-Sharrkan... - Susurró para sí misma.
¿Él se habría colado en su habitación?
Rápidamente agarró la única sabana y cubrió su desnudez. Se pensó sola, hasta que escuchó el breve chapoteo de agua procedente del baño de la habitación.
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Magi ~ Sístoles de Amor [Finalizada]
RomanceProcedía de una familia pobre, residía en un desecho de vivienda, pero, cualquier ser con ojos sería capaz de notar que había algo de diferente en él, y no solo por el baño de sangre que en sus orbes constaba. Existía mucho más en él. Judal, era ape...