10: At the end of the world

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Estaba en secundaria, otra vez, aunque se trataba de un sueño todo se miraba muy real. Me encontraba con Gerard y Phoebe, me platicaban sobre sus actividades del fin de semana y lo difícil que fue realizar sus tareas una hora antes de entrar a la escuela. No tenía sentido, quiero decir, no viven ni vivirán juntos.

Por alguna extraña razón, revisé la palma de mi mano izquierda y noté que tenía algo escrito con marcadores de colores, el cual abarcaba casi todo mi brazo. Reconocí la caligrafía, era de Arvel. Decía algo así:

"No tenemos por qué ocultar nuestra química.

Me gustas mucho, señorita.

Y no, esto no es un sueño.

¿Por qué no solo aceptamos lo que nos sucede?"

Mi corazón se comenzó a acelerar y supuse que me sonrojé. Gerard y Phoebe seguían conversando, sin embargo, no les prestaba atención por pensar en lo escrito. ¿Era algún tipo de declaración? En eso, mis amigos me llamaron para irnos a clases.

Nos dirigimos al salón de la clase que más me gustaba en ese momento, los bancos se encontraban acomodados de diferente manera y me gustaba que así fuera, por alguna razón. Tomé asiento a un lado de Phoebe y le hablé, estiré mi brazo para comenzar a contarle de lo sucedido. Entonces, Arvel habló.

—Sabía que no podrías esperar para decirle.

Me sonrió y caminó al pupitre que estaba a mi lado. Tomó asiento en dicho y yo gire a verlo.

—Lo siento.

—No te disculpes. Es comprensible.

—Arvel...

Él no habló, solo se acercó a mí y me beso.

Y de pronto desperté. Al abrir los ojos, me di cuenta de que besaba a mi almohada, con rapidez me alejé y quité la baba de mis labios.

*

El lunes fue muy difícil darme ánimos para ir a la escuela. Aún no podía olvidar aquel sueño en el que Arvel me había besado y no podría verlo a los ojos si llegara a toparme con él. Después de varios minutos, —y gritos de Rory por no apurarme— tomé mi mochila y bajé las escaleras. Me repetí varias veces lo absurdo que era no ir a la escuela por un simple sueño.

En el camino nos encontramos con Gerard y Peter. El último mencionado me obligó a alejarme de mi hermano y de mi mejor amigo, no me gustaba encontrarme a solas junto a él por lo sucedido en la fiesta, sin embargo, no puse alguna objeción. Estuvimos unos pasos en silencio y yo no podía estar más nerviosa, no por su cercanía, sino porque volveríamos a tocar el tema de aquella pregunta.

—¿Cómo has estado, Candy? —preguntó.

—Bien, no me puedo quejar. ¿Y tú?

—Un poco preocupado.

—¿De qué? ¿La escuela?

—No, tengo un promedio excelente.

—Lo sé. Gerard me lo cuenta seguido —sonreí recordando las quejas de mi amigo—. ¿Entonces?

Ya habíamos llegado a la escuela, Peter se detuvo y tomó mis manos dando un gran suspiro.

—Porque la chica que amo no me ha dado una respuesta.

Me vio a los ojos. Oh, Peter, por favor no hagas esto.

—Por eso, Candace Lynn Delaney, te vuelvo a preguntar —Se puso de rodillas, ahora sujetando mis dos manos—. ¿Quieres ser mi novia?

Los típicos sonidos de aullidos de los demás estudiantes no tardaron en llegar. Otra vez quise salir corriendo, en especial al sentir calor en mi rostro. No era el momento, tal vez con Peter jamás lo sería. No lo amaba, solo era atracción y un poco de confusión por parte de ambos.

—Peter —titubee—, y-yo...

—¡¿Qué está pasando aquí?! —gritó alguien.

Ambos volteamos y nos encontramos con el rostro furioso de Rory. Nunca me había sentido tan agradecida de tenerlo de hermano. Peter se levantó de un salto, ¿por qué a todos los intimidaba Rory? Tranquilas, princesas, los Delaney no acudimos a los golpes por más que lo deseemos.

—Na-nada.

—¿Me quieres ver la cara de idiota?

"Bueno..." pensé.

—No, claro que no.

—Entonces, ¿por qué estás tomando las manos de mi hermanita?

—Ammm... —decidí ayudar al pobre.

—Me propuso ser su novia, tranquilízate.

—¿Ah sí? —me miro, asentí y volvió su vista a Peter—. No me pediste permiso

—No sabía que tenía que hacerlo.

Rory se acercó a él, por un momento también tuve miedo de lo que pudiera hacerle. Se notaba bastante molesto.

—Por supuesto que sí. Mira, neandertal, que sea la última vez que te veo cerca de Candace o te romperé la cara, ¿entendiste?

Peter asintió y salió corriendo despavorido.

—Gracias —le susurre a Rory.

—Ni que lo digas.

Mi hermano miró a su alrededor. Los demás todavía estaban ahí.

—¡¿Qué?! ¡¿No tienen clases?!

Rápidamente, se comenzaron a alejar de la escena.

—Ven, hermanita, hay que ir a clases.

*

No miré a Arvel en todo el día en la escuela, fue hasta la salida cuando nuestros caminos se encontraron. Se le notaba demasiado triste, lo confirmé al darme cuenta de que estaba caminando solo y con los audífonos. Dudé en si lo mejor era acercarme o dejarlo. Recordé todas esas veces en que me ayudaba cuando estaba triste, de mal humor, incluso estresada.

Lo seguí corriendo, cuando llegué a su lado miré como se quitaba los audífonos.

—Hola, no te vi entre clases.

No contestó. Sentí un pequeño pinchazo en mi corazón, pero lo ignoré para seguir platicando con él.

—¿Todo bien?

Se detuvo para poder verme, me sentí nerviosa, en especial por no saber qué sucedía.

—No.

—¿Qué pasa?

—Me mentiste.

—Arvel, ¿de qué hablas?

—Dijiste que no te gustaba Peter y en la mañana estabas con él, incluso te pidió que fueras su novia.

Quede atónita. ¿Estaba celoso?

—Arvel Winslow, estás loco si pensaste que te mentí —tomé una gran respiración—. No me gusta Peter. Incluso le dije que no quería ser su novia.

—¿Segura?

Lo miré, su cabello castaño despeinado, sus ojos oscuros notaban miedo y tristeza... Y en lo único que podía pensar era en él como un poema.

—Completamente.

Siempre fuiste tú ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora