CAP 5

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Después de la escena un poco subida de tono  que tuvimos en el vestier, Sebastian y yo nos dirigimos a un hotel. Estaba cansada, y quería descansar.

Sebastian busco por medio Paris que hotel había con las especificaciones que pedía y encontramos uno en el cual unos ancianos eran los que administraban el lugar.

Y no eran  unos malditos viejitos cualquiera, ERAN UNOS MALDITOS VIEJOS EXTREMISTAS QUE DECIAN QUE SOLO TENIAN UNA MALDITA HABITACIÓN Y QUE SOLO LA PODIAN OFRECER SI:ERAMOS ESPOSOS.

Esa mínima idea me hizo ruborizar y en mi cabeza no me cabía la idea de formar una familia junto a Sebastian ¿o sí?

-          Pero claro que somos conyugues- dijo Sebastian mientras me abrazaba por la cintura e ignoraba mi gesto de sorpresa.

-           ¿enserio? Su esposa no parece tan segura- dijo el anciano, entonces decidí  actuar.

-          Que cosas dice señor…jajá…somos la pareja más feliz de este mundo- dije con una sonrisa falsa pegada en mi rostro-¿no es cierto amor?- le dije a Sebastian mientras él me miraba con gesto de sorpresa…se ve tan hermoso… bueno, _____ concéntrate.

-          Espero que no nos estén mintiendo…los estaremos  vigilando- mucha vieja culera.

-          Mi buena señora… no querrá presenciar cómo no dejo dormir a mi esposa- dijo Sebastian mientras me apegaba a su hermoso cuerpo. Y yo pues estaba ruborizada hasta morir.

-          Cielo será mejor que no los interrumpamos- dijo el viejito con una amable sonrisa.

-          Está bien- dijo al fin la vieja atrevida con tono frustrado.

Subimos las escaleras cogidos de la mano todo el tiempo y mi corazón latía con fuerza por su roce.

-          Si desean nos pueden acompañar a comer- dijo el anciano con tono amable

-          Está bien- respondió Sebastian con una deslumbrante sonrisa en su perfecto rostro.

-          Nos vemos dentro de media hora- grito el anciano emocionado por la respuesta positiva dada por Sebastian.

-          Hasta luego- dije yo con tono amable.

Cerramos la puerta y Sebastian puso las maletas encima de un baúl viejo.

La habitación era acogedora, la cama era para dos personas, era una cama matrimonial. La idea, aunque sea falsa, de que estábamos casados me hacía ruborizar y hacia que mi corazón se desbordase.

-          Mi señora lo…- no lo deje terminar ya que puse mi dedo índice entre sus carnosos y perfectos labios.

-          Sé porque lo hiciste…y no hay problema- sonreí tímidamente- la próxima vez que suceda me avisas para actuar mejor- retire mi dedo de sus labios obteniendo como resultado que el agarrara mis manos entre las suyas.

-          La verdad…parecía muy creíble- sonrió de tal manera que hizo que tuviera un orgasmo visual.

Su rostro se puso serio y lo acerco hasta llegar al mío…luego junto nuestros labios en un casto beso.

Pasaron 30 minutos y fuimos llamados al comedor.

Sebastian tuvo que cambiarse de ropa, ya que el anciano podría sospechar.

Se puso unos jeans negros junto una camiseta negra sencilla que resaltaba su trabajado y sexy cuerpo, no tenía un cuerpo de adicto a los esteroides ni un cuerpo de obeso mórbido ni un cuerpo de un anoréxico, en pocas palabras es perfecto. Sus zapatos eran negros y en pocas palabras estaba bien sexy, como siempre.

-          Lista esposa mía- el hecho de que de los labios  de Sebastian saliese la palabra esposa hacia que mi corazón martillase ferozmente en mi interior.

-          Si- dije tímidamente

Bajamos las escaleras y la anciana nos miraba fijamente con una mirada sospechosa y al parecer Sebastian también el noto ya que me miro y apretó mi mano suavemente. Ese simple gesto me hizo ver unicornios haciendo popo de chocolate. No sé qué sucede conmigo pero es extraño nunca lo había sentido por alguien.

-          Que pareja tan adorable, joven y bella- dijo la viejita mientras nos miraba y no pude evitar sonrojarme.

-          Y nosotros queremos llegar hasta donde ustedes…se ven tan felices- pude percibir un pequeño salto por parte de la vieja y como sonreía falsamente.

-          Si, tan felices- dijo la vieja algo incomoda-que tal si nos vamos al comedor- dijo la anciana sonriendo.

-          Está bien- dije en tono casi inaudible.

-          Esa señora está un poco sospechosa- dijo Sebastian mientras me miraba – debemos estar alerta- me dijo Sebastian al nivel de mi oído.

-          Si, ella tiene algo oculto y no voy a poder dormir en paz sin averiguarlo- dije en tono serio – así que Sebastian  me vas a ayudar a investigar que oculta esa anciana-

-          Yes, my beautiful lady- al decir esto me ruborice  hasta no poder más.

Bajamos las escaleras y pudimos ver como la anciana le susurraba algo casi inaudible al viejo.

El viejito solo se dedicó a asentir con cada orden que le daba la vieja.

Sebastian tenía una expresión dura y seria, sabía que algo andaba mal al igual que yo.

-          Solo tenemos que llevarnos sus almas y seremos inmortales- dijo el viejito inseguro – pero la chica se ve normal- no entendía nada

-          Y tú crees que lo es, su alma brilla fuertemente y crees que no vale la pena consumirla- la vieja miro para ambos lados, como si se estuviese cerciorando de que no había moros en la costa- tú te comes la del hombre y yo la de la joven-sonrió y luego beso en la frente al viejo.

-          Y se ven tan inofensivos los muy desgraciados- le susurre a Sebastian.

-          Las apariencias engañan- al decir esto me guiño un ojo y luego beso mi frente- vamos a comer esposa mía- apretó mi mano con fuerza  y fuimos al comedor.

Cuando nos sentamos en la mesa la vieja hipócrita nos miraba fijamente.

-          Se ven tan bien juntos- dijo ella mientras se secaba las lágrimas que no tenía.

-          Gracias- respondimos al unísono los dos.

-          Y  dicen todo al mismo tiempo-

-          Si, querida las estas incomodando- nos salvó el viejo.

-          Pero estoy sospechando… y no se sientan ofendidos… es solo que no parecen de esas parejas que hay en la calle que se dan amor-

-          No somos exhibicionistas señora, preferimos algo más íntimo- dijo Sebastian con tono frio.

-          No se sientan ofendidos pero se podrían dar un beso- vieja pervertida, que inapropiada petición.

-          Señora le repito no somos exhibicionistas- dijo Sebastian en tono irritado

-          Por favor- ¿acaso está suplicando? Escuche un sonoro suspiro por parte de Sebastian y se volteo hacia a mí y agarro mi rostro en sus manos  y junto nuestros labios en un profundo beso, al cual no me pude negar.

-          Ahora están en sincronía- dijo el viejo poniéndose de pie.

Que no entiendo.

Mi cuerpo dejo de moverse al igual que el de Sebastian.

-          ______- dijo Sebastian con tono preocupado mientras que yo me desmayaba.

MI DEMONIO FAVORITO (Sebastian Michaelis y tú) *Pausada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora