Capítulo 1 - La tarea

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Y allí la vi como siempre la veo cada vez que puedo, siempre intento recordar cada detalle cada expresión cada gesto, sus labios sus ojos sus mejillas todo, hasta el más mínimo detalle no dejo que se me escape, me es de buen material para mis bocetos.

Se lo que piensan ahora y no, no soy un acosador, de hecho ella y yo nos conocemos desde que teníamos catorce y desde entonces somos amigos aunque no éramos de conversar mucho, todo comenzó cuando teníamos que hacer una tarea de contabilidad en el tercer año de liceo, esos momentos eran fuertes para mí pero lograba sobrepasarlos gracias a mi mejor amigo Samidd.

Recuerdo que había faltado el día que crearon los grupos para la exposición y como yo siempre hacia grupo con los pocos chicos del salón no tenía ningún problema pero este no era el caso yo había quedado sin grupo.

Al llegar al día siguiente me dieron la noticia y le pregunte a la profesora, ella me dijo que no me preocupara por que quede en un grupo con las chicas, no me importo el hecho de hacer grupo con las chicas ya que yo solo realizaba los dibujos y los demás hacían el resto pero en este caso no sería así.

Cuando salimos de clases ella me dijo que haríamos la lámina en su casa porque la exposición era para mañana, le pedí prestado su teléfono y llame a mi madre para avisarle que iría a su casa, ella me dijo que primero iría a casa de su amiga y después la llevarían a su casa, que por ahora me fuera con su papa.

Cuando subí a la camioneta de su padre recuerdo a ese hombre carismático preguntarme quien era así que le respondí todo.

- Ha así usted es Moisés Pérez, el hijo de la hermana veterinaria. – termino de decir con asentó colombiano.

Lo que paso fue que mi madre y él se conocieron mucho antes de que Amelia y yo estudiáramos juntos, y mi madre cuando le explico que era vegetariana por confusión escucho "veterinaria" y ahora de forma graciosa le decía "hermana veterinaria".

Llegando a la entrada de su casa (en la zona norte) por dentro quede un poco admirado de como lucia, bajando de la camioneta el señor Reyes me entrego un racimo de plátanos para que entrara con ellos, como pensé que solo quería que le ayudara no le tome importancia y entre.

- Hola familia aquí esta Moisés Pérez y trajo estos plátanos para la casa.

Me sentí un poco apenado ya que toda la familia se me quedo mirando, no sabía que decir y solo sonreí por nervios, su esposa estaba en la cocina limpiando los platos y yo le pregunte en donde tenía que poner los plátanos y ella me dijo que en la mesa de la cocina.

Cuando llegue a ponerlos vi que Amelia estaba hablando con su madre, al notar que estaba vestida con ropa de casa (un short negro corto con una camisa blanca que tenía pintada una flor rosa) me pareció algo nuevo ya que estaba acostumbrado a solo verla vestida con el uniforme escolar.

Recuerdo que estaba hablando sobre un libro llamado "en las puertas del cielo" se veía entusiasmada cuando le contaba a su madre como la protagonista comía un fruto grande y jugoso y este se le derramo en la ropa pero como en el cielo todo es perfecto su ropa se encontraba intacta.

No sabía por qué pero solo me quede mirándola hablar, cuando termino de contarle ella me noto y volviendo a mi yo le pregunte qué era lo que tenía que hacer de tarea y con un gesto de la mano dijo.

- ven, Mariannys y yo estamos haciendo la lámina.

Me dirigí a la mesa en el patio interno de la casa y vi a un gran gato siamés a un gallo al final del patio, sin mencionar a dos loros.

Ellas ya habían adelantado gran parte del trabajo incluso los dibujos, pregunte en que podía ayudar y Amelia me respondió que no me preocupara que ella quería hacerlo.

Sin más que hacer me recosté de la pared y solo me quede observando como ella pintaba la lámina de espaldas a mí, sin notarlo mi mirada empezó a desviarse y solo me centre en sus shorts, cuando me di cuenta de a dónde estaba mirando voltee hacia otro lado no quería que pensaran que yo era esa clase de chico.

No sabía qué me estaba pasando y me sentía un poco incómodo quedarme sin hacer nada así que insistí en que quería hacer los dibujos y ella acepto recibir un poco de mi ayuda.

Ya siendo un poco más del medio día terminamos de hacer la tarea y como no teníamos más nada que hacer Amelia quiso mostrarme la casa y sus mascotas, cargando el gallo me dijo.

- Este es "chiken" el aún no tiene hijos porque lo dejamos solo con los huevos y él se los comió.

Me pareció algo extrañamente gracioso la anécdota, decidí intentar acariciarlo pero este me respondió con un picotazo en la mano.

- Cuidado él es un poco agresivo con los que no conoce.

Pensé que era un poco extraño que una chica tuviera a un gallo como mascota, ¿Pero quién soy yo para criticar?, yo era el chico que siempre lloraba en clase, después ella quiso mostrarme su cuarto pero su madre no la dejo.

- "incitaría a pensamientos perversos" – dijo Amelia explicándome.

Realmente no me importo ya que yo no era esa clase de chico aunque en ese momento paso por mi mente que hace rato yo mire el trasero de su hija accidentalmente, ¿Cómo le explicaría eso a su madre?

Como ella y su amiga estarían un rato en el cuarto me dijo que jugara con su hermano mayor en la consola de videojuegos de la sala, entusiasmado baje a preguntar si quería jugar pero con una actitud seria me dijo que él no jugaba ese tipo de juegos, quede un poco apenado por su seriedad al decírmelo, pero su hermano menor Elías dijo que si quería jugar conmigo.

Estuvimos un rato jugando hasta que Amelia y Mariannys bajaron del cuarto y me preguntaron si quería jugar futbol en el patio de su casa, me sentía un poco más cómodo ya que Samidd y yo siempre solíamos jugar futbol al salir de clases así que acepte.

Sus movimientos eran un poco extraños cuando llevaba el balón y por no querer lastimarla yo solo intentaba tocar la pelota con el pie para quitársela.

Habiendo quedado solo contra Mariannys en la arquería que era el portón de su casa, decidí patear hacia un lado para no darle con la pelota, pero para mala suerte mía, (la cual es muy común) le di justamente a una tubería que sobresalía de la pared y el agua no dejaba de salir, Amelia corrió rápido a avisarle a su madre de lo ocurrido cerrando la llave de agua principal de la casa.

Me sentíademasiado apenado como para decir algo y yo solo pensaba en la mala suerte quetenía y de como todas las cosas siempre me salían mal, pero Amelia se me acercoy con una mirada dulce me dijo que no me preocupara que de todas formas esatubería la iban a cambiar, me sentí más aliviado al escuchar sus palabras peropor dentro sentía algo más que no sabía explicar.

la razón de dibujarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora