Una chica bajita, de tez blanca, cabello totalmente negro y ojos verdes corría hacia la cafetería de la escuela en busca de su salvación. Hace semanas que creía haberse enamorado de alguien, pero recién el día anterior lo había confirmado. Ana Ortiz Rizzo estaba perdidamente enamorada del chico nuevo, Joaquín Bondoni Gress, y necesitaba que alguien le ayudara, puesto que jamás le había pasado. Y en su mente había solo una persona que podría ayudarle, en cuanto lo vio respiró tranquila, trató de calmarse para después caminar lentamente entre las mesas y sentarse en la silla frente a su amigo.
—Necesito tu ayuda—fue lo primero que dijo.
—Wow, la gran Ana Rizzo me pide ayuda, ¿en qué podría ser?—preguntó sin creérselo, en un tono burlón.
—No seas mamón Emilio, si estás en ese mood prefiero ir con Diego—rodó los ojos y se dispuso a levantarse.
—Ya, ya, perdón An, ¿qué pasa?, ¿en qué soy bueno?—tomó el último sorbo de su café y dejó la taza a un lado.
Su amiga no respondió al instante, se tomó su tiempo, le daba algo de vergüenza lo que estaba por decir.
—Necesito ayuda con un chico.
—¿Ayuda cómo?—preguntó confundido.
—Él...—tragó pesado y cerró sus ojos—. Me gusta.
—¡¿Qué?!, ¡jamás te habías interesado en alguien!—exclamó emocionado, Ana le miró mal, había llamado la atención de las personas—, ¿quién es?
—Va conmigo en clase de inglés, es el mejor, su pronunciación es impecable y su voz adorable, igual que él—lo describió mirando hacia un punto perdido, con una sonrisa boba—Se llama Joaquín.
—Ugh, que cursi—sacó su lengua con disgusto, para después guiñarle un ojo.
—Emilio.
—Bien, ya, me callo, pero bueno, sé que soy todo un experto en esto de tener citas, pero, solo con mujeres—dijo obvio.
—Primero escucha mi plan.
—Bueno, soy todo oídos—le cedió la palabra, acomodándose en su lugar.
—Tienes que volverte su amigo, eres demasiado sociable, de eso no habrá problema y después decirle todas las cosas buenas sobre mi—comentó con simpleza.
—¿No es más fácil que vayas tú y le hables?—dijo frunciendo el ceño.
—No, aparte, también tendrás que ayudarme en algo más—Emilio la miró esperando a que dijera lo demás—. No sé cómo conquistarlo o eso—rascó nerviosamente su brazo izquierdo.
—¿Qué tendré a cambio?
—Si es que lo logras—lo miró fijamente—, te prestaré mi auto las veces que quieras.
—Trato.
Emilio se levantó, acomodó su mochila en su hombro derecho y le sonrió a su amiga.
—¿Dónde vas?—preguntó asustada, sabiendo lo que haría.
—Por tu nuevo novio.
—No sabes quién es—trató de convencerlo de no empezar aún.
—Claro que lo sé, no has dejado de ver a la mesa de allá atrás, seguro es ese, el de cabello castaño.
La chica se sonrojó por su descuido, y no dijo nada, el rizado rió por lo bajo y prosiguió a caminar a su destino. La suerte estaba de su lado, pues el chico se encontraba solo, viendo su celular con tranquilidad, mientras comía fruta y tomaba agua de fresa.
—Hey.
El castaño alzó la mirada, bloqueó su celular y se acomodó en la silla.
—Hey.
—¿Me puedo sentar?—preguntó amable, señalando el lugar a su lado.
—¿Eh?—soltó confuso—. Digo, si, claro.
—Me llamo Emilio—se presentó—, te vi solo aquí, así que decidí venir a hacerte compañía, ¿eres nuevo?, no te había visto.
—Pues, entré apenas. Hace poco me mudé—respondió.
—Cool, si quieres podría darte un recorrido pequeño en la ciudad, no es por presumir, pero se andar muy bien—se encogió de hombros con arrogancia.
—No es necesario, también soy de aquí, digo, me mudé cerca, pero siempre he vivido en CDMX—explicó.
—Okay, entonces siempre viviste en el estado, pero, yo creo que seguiría siendo bueno que te de un recorrido por aquí. Para que te sientas más a gusto, no es como que te vaya a llevar a Chapultepec, eso todos ya lo conocemos—dijo entre risas.
—Está bien, acepto, solo dime el día y la hora. Por cierto yo soy—estaba dispuesto a decir su nombre, pero el otro le cortó rápidamente.
—Joaquín, si, te conozco. Mira, ten mi número, me mandas mensaje, tengo que ir a mi siguiente clase—le tendió un papelito y le guiñó un ojo, para después salir corriendo de ahí.
No había mentido, su clase ya había empezado y precisamente era con la maestra con quien siempre tenía problemas. Llegó al salón con la respiración entrecortada y abrió la puerta, todos los ojos se posaron en él, sonrió apenado.
—Disculpe la tardanza profesora, ¿puedo pasar?
—Es la cuarta vez que llegas tarde Emilio, si lo vuelves a hacer tendré que suspenderte los exámenes—advirtió con enojo.
Asintió y caminó hacia la única banca desocupada prestando atención al video que se estaba proyectando.
—¿Otra chica?—preguntó Diego, uno de sus mejores amigos.
—No, un chico—el peliplateado lo miró entre confuso y sorprendido—. Luego te cuento.
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•accιdenтalмenтe enaмorado• EMILIACO
Fanfiction────────── . │ │ │ . . │ │ ◦ . . │ ◦ 「❛ "Donde Ana se enamora de Joaquín y le pide ayuda a su mejor amigo Emilio. Lo que no tomó en cuenta son los sentimientos que se...