Capítulo Dos.

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Estaba sentado, abrazando mis rodillas, meciéndome de atrás a enfrente. No se que me pasaba, estaba teniendo una pequeña crisis de ansiedad, o algo menos eso quería pensar.
¿Qué mierda había pasado en Seattle?, mi mente decía no... Pero mi corazón decía que si; o quizá solo era mi subconsciente, solo eso esperaba yo.Pero lo más probable es que fuese el deseo de verla, aquel deseo que me estaba manipulando y quebrando.

-Papi... -Sentí como alguien me abrazo. -Ya no llores.

Levante la vista, topándome con los ojos tristes de Ilay. Entonces ella puso sus pequeñas manos en mi rostro, pasándolas por mis mejillas. -Lo siento cielo, papá no esta teniendo una buena noche... -Dije con la voz rota.

Ella se sentó en mi regaso, viendome con sus ojos llorosos. -¿Mamá es mala? -Dijo presionandose contra mi pecho.

La miré un poco sorprendido. -No, no, cariño... Ella no es y nunca fue mala... -Recargue mi mentón en su cabeza.

-¿Por qué nos hace llorar entonces? -Levanto su rostro, ella igual tenía dos pequeños hilos de agua salada recorriendolo.

Suspiré, era la primera vez que hablaba de algo como esto con ella. -Bueno... Es que siempre que la persona que amas no esta, eso duele. -Traté de sonar lo más lógico. -¿Amas a mamá?-

Ella asintió. -Mucho, pero ella si esta... Fue a vernos ayer. -Sus ojos irradiaban esperanza.

-Ay mi vida... Yo también quisiera creer eso. -Trague duramente el nudo de mi garganta. -Pero ella ya es una hermosa estrella que nos cuida desde el cielo.

-No... Mi mamá esta en la tierra, quiero volver a verla. -Exclamo volviendo a llorar.

Me levante con ella brazos, tratando de calmarla. Nunca antes la había visto ponerse así, realmente me dolía verla de esa manera... Pero que podía hacer yo para convencerla de lo contrario, la entendía a la perfección. Extrañaba a su madre, yo también lo hacía; pero por más que lo hiciera, desear que volviera no servía de nada.

Ilay se había quedado dormida, por lo que decidí recostarme junto con ella. Abrazarla a ella y a Aarón siempre era reconfortante, podía sentirla cerca... Como si, por una milésima de segunda, ella estuviera susurrando un: "No te rindas."
Era realmente difícil, como poder seguir después de haber amado con locura, de haber entregado el corazón... Después de saber lo que era tocar el cielo.
Sentía mi rostro empapado, que más daría por que todo fuera diferente. Quizá Ilay tenía razón, lo mejor sería dejar espacio para la duda y no dejar de luchar, algo no estaba bien... Tenía que descubrirlo.

(Agnes)

-Dylan... Ya te dije que lo siento. -Sorbí mi nariz, me esforzaba en cubrir mi rostro.

-¡No es un lo siento Agnes! -Grito aún molesto. -Te he dicho que no puedes salir en estas fechas.

-Solo quería visitar a mi hermana. -Descubrí uno de mis ojos. -P-porfavor... Ya no me lastimes.

El se acercó a mi, provocando que me sobresaltara. -¿Viste a alguien? -Me tomo por las mejillas.

-A-a... Sus hijos. -Entonces pude ver como la ira se apoderaba de él.

Me levanto por el cuello con suma facilidad. -¡ERES UNA MALDITA PERRA ESTÚPIDA! -Me lanzó contra un mueble. -Nos pueden descubrir.

-Perdón. -Dije, luego reprimí mis lágrimas. -No sabía que la visitaban.

El me abofeteó, luego se acercó a mi. -Es que entiéndeme... -Beso mis labios. -Te amo demasiado, no quiero que nada te pase. Por eso no puedes salir sin mi.

Just... Remember me. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora