CAPÍTULO 1 - Vodevil

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Bien fuera por mero sentimentalismo, demencia o diversión, Mariell había prometido llevarme al cine. De esto hace ya varios años, pero siempre hay algo para cada quien en todas las historias.

Sería una falta de respeto por mi parte comenzar a relatar sin decirte por qué debería importarte Mariell. No habría pasado más de un año desde que charlamos por vez primera; de estatura corta, pelo desarreglado, ojos acusadores y mejillas rechonchas, Mariell no destacaba por su inteligencia, su carisma, su estilo o su grafía, sino porque estaba medicada.

Se rodeó de vacías compañías ̣─más vacías, quizá, que el corazón de este servidor─, influenciables seguidores y nefastos enamorados. Haría bien en contarte sobre estos seres:
─María Tocabdómen, la mejor amiga de Mariell, por ejemplo, era la clase de dama que podía desentenderse de la vida; alocarse, criticar, tocar y sentir son ejemplos de los gustos que se daba y presumía dar. Mas en la intimidad se sentía abatida, presionada y se cuestionaba si iba por el «buen» camino..., o al menos un camino;
─Su novio, Pedro Lesivo, quien era un año mayor, recientemente había descubierto las maravillosas ilusiones causadas por el exceso de alcohol. No es necesario mencionar que no se separó de la bebida hasta que el cerebro se le secó, las palabras se le cruzaron y los pies se le fueron de la lado... y aun así siguió. Le gusta el fútbol y darse un falso sentimiento de éxito;
─De Regina Piesdelgados, la otra mejor amiga del conjunto, uno no podía objetar demasiado al respecto. A menudo acudía a fiestas y tenía una perforación en la nariz, una de las razones por las que salía bien parada de muchas situaciones era por sus padres, quienes apenas si le ponían atención; solo «Sí, cómo no», «Pruebe, mija, para que sepa», «Anda, que estamos en confianza». Ella también se llevaba cierto mérito, pues comprendía qué significaba que algo «fuera secreto»;
─Benito Costras, a quien también le gustaba el fútbol y el alcohol, había tomado por por pareja a Regina un mes después de que Pedro lo hizo; si les parece coincidencia, mejor se lo sacan de la mente: por mutuo acuerdo habían decidido amañar su enamoramiento. Puede parecer un detalle minúsculo, pero cabe destacar que usualmente se burlaban de su aspecto de roedor y constantemente se hablaba a sus espaldas de su malforme boca.
─La familia Derrochapeso había fundado su imperio gracias a la visión de su patriarca, un preocupado y visionario ciudadano movido por el amor al éxito..., eso y algunos cadáveres. Lo digo para que después no pregunten de dónde vino el reloj de manufactura suiza que Carlos, el primogenito, siempre portaba en su muñeca derecha. Reservado, pero no por eso brillante, Carlos Derrochapeso vivía la complicada odisea de ser homosexual en el siglo XXI... y se la pasaba de maravilla, pero tal vez su historia hubiera sido diferente de no ser por aquellos cadáveres.

Y yo los conocía a todos, y a sus historias. No me interesó en lo más mínimo cuando escuché estas y participé en algunas. Posteriormente, y como el rayo que golpea a un árbol en medio del bosque, me forcé a revisar la mayor parte de las historias, memoricé datos y cuestioné hechos. Todo esto por una simple insinuación de dos damas.

Mariell, o la circunspecta y refinada historia del cineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora