Venti

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"Cayendo en la tentación"

Domingo 16 de diciembre de 2018

Fiorella

Mis ojos se abren por quinta vez en la noche a causa del terrible insomnio que me tiene presa. Me levanto de la cama, dándome cuenta de que por más que quiera, no podré conciliar el sueño.

Llevo casi dos horas sin poder pegar un ojo. Por más que trato, nada da resultado. Mi cabeza está llena de pensamientos que no hacen más que confundirme más. Todo por culpa de él.

No veo a Massimo desde ayer en la tarde, después de nuestra discusión en la piscina. Para la hora de la cena, Cai ya estaba en casa, pero él aún no aparecía. En el desayuno de hoy tampoco hubo señales, y eso solo hizo que me imaginara lo peor. Mis inseguridades me llevaron a los lugares más bajos de mi mente, impulsando mis emociones hasta que ya no supe qué es lo que sentía. Tristeza, dolor, impulsividad.

¿Qué más da si no soy correspondida? Él no tiene que comportarse de esa manera ¡Vivo en su maldita casa! No puede evitarme por siempre.

Froto mis ojos con desesperación. Debo dejar de pensar en él. No puedo dejar que se siga apoderando de mi mente, y por consecuente, afecte mi vida. Suficientes problemas tuve la última semana como para seguir preocupándome por un hombre que ha dejado más que claro que no quiere tener ningún tipo de relación conmigo.

Volver a la escuela fue un martirio. Todos sabían lo que pasó en la fiesta, y ahora soy el blanco de burlas. Las chicas me miraban despectivamente y con desdén, mientras que los chicos lanzaban comentarios asquerosos sobre si quisiera jugar con ellos también.

Lo peor de todo fue cuando Beck se acercó a mí e intentó hablar conmigo para pedirme perdón. Apenas logró hablar cuando ya me estaba dando la vuelta para irme. No quería verlo ni escucharlo. Me hirió y se aprovechó de mi amistad para demostrar su grandeza. No puedo sentir más que lástima por él. Sin dejar de lado que haya intentado forzarme a la salida de la fiesta. Pensé que era diferente, ahora solo se ha vuelto una basura más del montón.

Pero no todo fue malo. Amelie y Cai estuvieron siempre a mi lado. Me defendieron y apoyaron, nunca yéndose de mi lado. Hasta Ame se ofreció a pedirle un favor a unos chicos que conoce para que le dieran un susto a Beck por idiota, y Cailin quería echar tinte verde al shampoo de Samadi cuando estuviéramos en las duchas. No las dejé hacerlo. Al menos lo de Beck lo controlé. Porque días después, Samadi apareció con el cabello corto hasta los hombros. Los rumores gritaban que había sido porque alguien puso tinte en su shampoo y había ido al estilista de emergencia. La respuesta de Cailin a ello fue que ‹‹accidentalmente›› se le cayó un bote de pintura al bote de Samadi. El que tenía bajo llave en su casillero.

Y aunque sus métodos no sean siempre los más correctos. Amo a mis amigas, y no sé qué haría si no las tuviera a mi lado.

Abro la ventana del balcón y dejo que el viento llene la habitación. Siento la brisa sobre mi piel. El pijama que llevo puesto es lo suficiente corto como para dejar que el viento me cubra por completo. Es una noche fresca, pero el frío es lo último en lo que pienso ahora.

Me odio. Por culpa de mis impulsos, por creer que él siente algo por mí ¿Cómo fui tan estúpida? Es mayor que yo, es guapo, millonario y con unos aires de masculinidad que impactan a cualquiera. Es más que obvio que no se va a interesar en una adolescente de dieciocho años ¿Cómo pude creer eso?

Me siento en la cama mirando hacia la nada ¿Qué haré ahora? Tengo que arreglar todo este caos antes de que me consuma. Si Cai se da cuenta de mis sentimientos por su hermano, se pondrá incómoda, y puede que ya no le parezca buena idea que me quede en su casa. No quiero perder a mi mejor amiga, ni siquiera por el hombre del que me estoy enamorando.

Massimo (Familia Peligrosa I) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora