Única parte

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El ya conocido camión de mudanza estaba aparcado en la casa de enfrente, aquella que hace ya años cambia de dueños muy menudo.

Su madre siempre se preocupaba por dar una buena primera impresión a todos aquellos que se mudaran al vecindario, es por ello que el ya conocido olor de las ya típicas galletas de avena y chocolate le tenían mareado desde hace unas horas mientras hacía un esfuerzo por remodelar su habitación, tenía una pintura de saturno aún sin terminar, en realidad sólo mantenía el trazo en el techo sobre su cama.

El clima era frío, sólo un par de semanas más para que el tan esperado invierno llegara.

Escuchó la puerta ser abierta y luego de una ligera sonrisa tomó su sudadera y bajo corriendo las escaleras, el rechinar de los escalones bajo sus talones no importó esta vez, su padre por lo visto aún no arreglaba ese molesto detalle.

La brisa fresca le golpeó en la cara despeinando su cabello, aún así logró llegar al costado de su madre para justo tocar el timbre, ella le miró con burla pero no dijo nada. Él no solía dar bienvenidas a los nuevos vecinos pero en esta ocasión estaba normal con ello.


Y quizás interesado...


Miró un par de posters de constelaciones en una de las cajas abiertas, quizás habría alguna chica linda detrás de esa puerta fanática de los astros y podrían ver los fenómenos del universo con su telescopio desde su habitación o en el patio trasero.

—Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarles?—Habló una voz femenina detrás del picaporte.

—Somos sus vecinos, sólo venimos a saludar y a darles un detalle de bienvenida—Su madre habló cargando con dificultad la canasta algo cálida con las galletas recién horneadas, se la quitó de las manos para llevarla él mismo, Jungkook podría ser un poco distraído en aquellos detalles. Su madre le agradeció con la mirada.

La puerta fue abierta y una mujer joven les sonrió mostrando sus hoyuelos, su cabello castaño sujeto en una coleta y pequeñas hebras desordenadas a los costados. —No se hubieran molestado, pasen por favor.

Se hizo a un costado permitiéndoles el paso. —Muchas gracias, cariño. — Le dijo mientras tomaba la canasta, lo cual fue un alivio porque ya estaba comenzando a quemarle las palmas.

—¡Namjoon! —Exclamó la mujer mientras caminaba dentro de la cocina.

No es la primera vez que pisaba aquella casa, pero había pasado un tiempo desde entonces y al parecer ya había recibido muchos cambios por parte de todos los que allí habitaron que eran notables a pesar de que todas las cajas regadas cubrían parte del lugar.

Su madre ya no estaba a su lado pero la podía oír desde la cocina hablando sobre sus maravillosas galletas.

Sus ojos recorrieron las paredes del lugar en espera de Namjoon, hasta que sus ojos toparon con una foto familiar, se acercó a esta para ver si había alguna chica linda en aquella familia.

Eran 4 personas: La mujer, quién creía era el esposo y dos niños pequeños, uno de ellos realmente muy pequeño pues en la fotografía se mostraba a un bebé en brazos de la mujer y un niño como de 3 años en los hombros del hombre "lindo". Pensó. No había ninguna chica, pero no tuvo tiempo de pensar en ello pues un par de ojitos curiosos salieron detrás de una de las cajas.

Already Gone Taekook  OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora