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Lo conocía desde que éramos pequeños, nuestros padres eran bastante cercanos gracias a que solían frecuentar la iglesia tanto como nosotros.

Él siempre fue tan suave y enigmático mientras le pedía a Dios por que cada persona de la comunidad tuviera salud, techo en donde dormir y un plato de comida caliente en sus mesas, en cada una de sus oraciones.

Choi San siempre fue una persona noble y cariñosa con los que lo rodeaban. Gastaba sus mesadas en alimentos y ropa para los que menos tenían, daba clases de catequesis a los niños pequeños y cuidaba de los ancianos en su tiempo libre.

Era un miembro de la comunidad admirable o eso creían todos los que no lo conocían como yo.

me perdí en el vaivén de las caderas del diablo. |woosan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora