"Mochi y Jungkookie"
Cerrando sus ojos y juntando sus manitas pidió su deseo. "Qué Jiminie y yo podamos estar siempre juntos "
Y aunque fue un simple deseo, de un simple niño, el destino vió su enorme sinceridad y arreglando unos hilos, le concedió su anhelo, aunque el pequeño no lo sabía.
Como cualquier mañana el menor de los dos desayunó su sandwich de mermelada de fresa y su chocolatada.
Fue un dulce desayuno en tal amargo día.
- Jungkookie, nos vamos a mudar. - le dijo su mamá con una pequeña sonrisa llena de pena, pues ella sabía de la gran amistad que tenía con el vecino.
- ¿Por qué? Yo estoy bien aquí. - contesto el niño con ingenuidad.
- Porque mamá consiguió un trabajo en otro lugar, mi niño. -
La mamá del infante había conseguido un empleo en una prestigiosa empresa pero está se encontraba al otro lado del mundo, esa era mucha distancia para los peques.Después de una larga plática el niño pudo comprender que era algo necesario, entonces decidió decirle a su mejor amigo/vecino/confidente y todo lo que pudiera describirlos.
[Toc, toc, toc.]
Tocó la puerta con sus manos cubiertas por unos guantes, era otoño, estaba muy frío el clima para ir sin guantes.
Después de unos momentos se pudo ver a su pequeño Mochi, sí, "Mochi" ese es el apodo que le había dado.
- Pasa, hace frío afuera. - rápidamente el mayor sujetó la mano del contrario y jaló de el.
- Me estaba preguntando porque no llegabas. - decía el mayor. Pues la parejita siempre iba a la casa del contrario, tenían los días repartidos, así no era muy pesado para las mamás y papás.
- Jiminie debo de decir- el de grandes ojos fue callado por su amigo, que lo cortó muy emocionado.
- Papá me ha comprado un nueve juguete, vamos a verlo. Te he estado esperando para abrirlo. -
Aunque era un simple niño de 7 años sabía que si le decía a Jimin que se iba a mudar probablemente se enojaría con el, así que mejor calló y jugó con el.
Pasaron toda la tarde entre juegos y chistes, la especialidad de ambos. El tiempo pasó muy rápido pues ya había oscurecido, y como el sol, el menor debía de marcharse.
La mamá de Jungkookie había ido a buscarlo, recibiendo a su mamá la besó y abrazó.
- ¿Ya le dijiste a Jiminie sobre la mudanza? - eso habia sido algo inoportuno pues el nombrado estaba ahí.
- ¿Mudanza? ¿Te vas a mudar Jungkook? - auch eso le había dolido al menor, pues siempre le decía jungkookie.
Las mamás se habían percatado de la situación así que decidieron ir a la cocina a platicar mientras ellos arreglaban sus asuntos.
- ¿Por qué no me habías dicho? - preguntaba el que vivía en esa casa.
El cuestionado solo miraba el suelo y después de pensarlo un poco contestó.
- Tenía miedo de que te enojaras conmigo. - respondió levantando la mirada con unos ojos inundados de lágrimas no derramadas.
El mayor sabía que a Jungkookie no le gustaba llorar enfrente de el, así que lo abrazó haciendo que el menor explotara.
Después de unas palmaditas y besos en la frente Jungkookie pudo dejar de llorar.
- Nunca podría enojarme contigo Jungkookie. - le dijo agarradandolo con ambas manitas, una a cada lado de su carita.
- P-pero. -
- Está bien Jungkookie, la distancia no es nada para nosotros. - respondió con una sonrisa que ocultaba sus ojos.
Después de que ellos se calmaran del todo el mayor preguntó.
- ¿Cuando te vas Jungkookie? -
- Mañana...-
Eso era muy rápido, pero a su mamá le habían llamado a último momento, no hubo tiempo para hablarlo.
- Mañana... Esta bien Jungkookie, te podría visitar. -
- No, no podrás Jiminie, me voy a los Estados Unidos. - respondió volviendo a agitarse por las ganas de llorar.
Eso había sido realmente un gran golpe para el nombrado, no había nada que hacer.
- Te esperaré Jungkookie. -
- ¿Lo harás? - preguntaba mientras el mayor limpiaba sus ojos.
- Claro, es una promesa. -
Jiminie agarró la mano de su amigo e hizo el movimiento representativo de que esa era una promesa.
[ Día siguiente ]
Era muy de mañana en el aeropuerto.
Ya era momento de partir, los amigos estaban ya despidiéndose.- No olvides nuestra promesa, ¿De acuerdo? -
- Claro, Jungkookie. -
- Gracias por ser mi mejor amigo, Jiminie. -
- Gracias por dejarme serlo, y por ser el mío. -
Los menores se dieron el abrazo de despedida, el más corto que habían sentido en sus cortas vidas.
Ese invierno fue el más frío para ambos amigos, también el siguiente y el siguiente, esa fue temporada muy fría para ellos, una que duró 15 años.
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Espero les haya gustado. 💛
Esto lo escribí en septiembre y apenas lo publicaré, es lo que hay:c
Considerenlo un regalo por Navidad ✨