La espía perfecta

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"Juliana Valdés, es la única sobreviviente del cartel de los Valdés. Su familia se enfrentó a todo un país en una feroz y sangrienta guerra que duró una década. Al morir su padre El Chino, heredó las llaves de su reino; venta ilegal de armas, crimen organizado y su especialidad: robo de diamantes.

Está protegida por una leal banda de mercenarios liderada por éste hombre: Sergio.

Se cree que Juliana fue la responsable del hundimiento de Australia en el 99. Se han hecho muchas operaciones para su detención, todas fracasaron. En el 2003 desapareció y desde entonces nadie la ha visto ni ha escuchado hablar de ella." Informó el señor Phipps mientras las DEBS esperaban el desayuno.

-Y esa no es la peor parte – le dijo Valentina a Janet.

-¿Cuál es la peor parte? – preguntó ésta completamente asustada.

-Nadie que se haya enfrentado a Juliana, ha sobrevivido para contarlo – respondió seriamente el señor Phipps.

El desayuno llegó mientras todas trataban de asimilar el hecho de que Juliana estaba de regreso en el país. "¿Qué es lo que busca?" se preguntaban en sus mentes. Sobretodo Valentina, quien había estado escribiendo una tesis sobre dicha criminal. Le parecía fascinante la idea de enfrentarse a ella y poder entender sus acciones. Sabía que era una delincuente despiadada, pero algo en ella sentía que Juliana no era más que una mujer incomprendida y maltratada por la vida, alguien que solamente necesitaba ser escuchada y amada.

Y no tardó mucho tiempo en confirmar lo que pensaba, cuando les asignaron un operativo para vigilarla en una sospechosa reunión con una asesina a sueldo. La observaba desde lejos con un par de binoculares y admiraba sus expresiones tan comunes: las sonrisas y su manera de mover las manos. "Wow Juliana es tan..." dijo en voz alta a punto de delatar su innegable enamoramiento.

-¿Tan qué? – preguntó Janet.

-Real – dijo Valentina disimulando, pero tampoco mentía. "Real" era la palabra que estaba buscando, era lo que mejor describía la sensación de asombro al tenerla tan cerca.

Siguieron la misión de estricta vigilancia hasta que, como siempre, un accidente las delató y Juliana se percató de que estaban tras de ella. Se armaron los balazos y los golpes. La gente salió despavorida del restaurante, las DEBS armaban un plan de captura mientras Janet moría de miedo como en cada misión.

Valentina sin embargo, tenía un objetivo fijo y diferente: conocer a Juliana. No la perdió de vista un solo momento y la vio escaparse por la salida de servicio del local. Así que se encaminó tras de ella y al entrar a una bodega completamente sola tomó sus precauciones; pistola en mano, pasos sigilosos, los cinco sentidos bien atentos y cuidándose las espaldas. Y fue precisamente por este

último que no vio el frente, pues de haberlo hecho no hubiese chocado con la mismísima Juliana que venía aplicando las mismas precauciones que Valentina.

Sintieron el contacto y de inmediato saltaron. "Discúlpeme venía distraída" dijeron al mismo tiempo antes de caer en cuenta que estaban DEBS frente a criminal.

-Eres Juliana Valdés – dijo Valentina apuntando su arma.

-Eres una DEB- respondió Juliana apuntando igualmente la suya.

-Tienes derecho a permanecer en silencio – comenzó torpemente – todo lo que digas podrá ser usado en tu contra – continuó casi robóticamente.

-¿Me estás leyendo mis derechos? – preguntó Juliana burlonamente. "¿Quién se ha creído ésta morra?" pensó.

Ambas guardaron silencio y se lanzaban miradas llenas de preguntas "¿Me vas a arrestar?" pensaba Juliana, "¿Por qué demonios no puedo detenerla?" se preguntaba Valentina al sentir una terrible necesidad de dejarla ir.

-He pensado que... - comenzó Valentina intentando persuadir a Juliana, y persuadirse a sí misma de hacer su trabajo - ¿por qué no bajas el arma? – preguntó amablemente.

-¿Y por qué no la bajas tú?- preguntó Juliana firme y rápidamente.

-Tú eres la criminal y yo la poli – respondió amablemente – técnicamente yo soy más de fíar – explicó intentando no ofender a Juliana.

-Si pero yo solo estaba en esa estúpida cita a ciegas, cuando ustedes comenzaron a tirar mierda sobre mí – respondió Juliana ya desesperada y un poco avergonzada también. ¿Quién va a citas a ciegas a esa edad?.

-¿Una cita a ciegas? – preguntó Valentina muy confundida. Bajó el arma y se replanteó toda su tesis sobre Juliana - ¿... Con esa chica rusa? – preguntó de nuevo.

-¿Qué tiene? – preguntó Juliana. "A parte homofóbica" pensó.

-Nada – respondió velozmente – es que no pensé que fueras... -

-¿Y por qué ibas a saberlo? – preguntó ya muy a la defensiva.

-Bueno – dijo Valentina pensativa – eso echa por tierra mi tesis –

Juliana la miró confundida y cansada.

-Escribo una tesis sobre ti – explicó Valentina ya con el arma abajo.

-¿Es neta? – preguntó Juliana riendo.

-Si en serio – respondió Valentina – y es curioso porque... hay una anécdota que dice que nadie que haya hablado contigo ha sobrevivido para contarlo –

Juliana guardó silencio y se preguntó quién rayos era esa chica y por qué no podía escapar de ella como lo hacía de cualquier otra espía o policía que se interpusiera en su camino.

-Hasta ahora – dijo en voz alta Juliana, ya mirándola con unos ojos incrédulos y fascinados.

-Cierto – respondió Valentina con una sonrisa pícara.

Ambas se quedaron en silencio una vez más tratando de descifrarse a miradas.

-No me has dicho tu nombre – dijo Juliana ansiando saber cómo se llamaba esa mujer.

-Valentina Carvajal, del sector uno – se presentó y estiro su mano hacia Juliana.

Estrecharon mano y siguieron mirándose como si sus ojos fuesen acertijos que morían por resolver.

"VAALEENTINAAAAA" gritó Janet desde fuera de la bodega interrumpiendo aquel momento que sin darse cuenta estaban disfrutando tanto.

-AQUÍ ESTOY – respondió Val girando su cabeza hacia la izquierda de donde provenía el grito de Janet. Perdió de vista a Juliana solo un segundo pero fue lo suficiente para que ésta saliera corriendo y escapara de ella. Maldijo mientras sus compañeras corrían a auxiliarla y ella repetía en su mente una y otra vez el momento en que se presentaron. Era un momento que definitivamente jamás olvidaría y que por loco que pareciera, sabía que algún día se lo contaría a sus nietos.

Fuera de allí, Juliana corrió hacia el auto de Sergio y después de explicarle sobre el alboroto que causaron las DEBS en su estúpida y aburrida cita a ciegas, terminó confesando que el único alboroto que realmente había valido la pena, era el que había causado aquella chica alta, castaña de ojos azules con faldita a cuadros. "ES UNA DEB" gritó Sergio mientras conducía. "Y no solo es una DEB, es LA DEB, es la nota perfecta" dijo pareciendo un loco.

-¿Y qué significa eso de la nota perfecta? – preguntó Juliana molesta.

-Significa que ella es el orgullo de la organización, el arquetipo de un buen espía – explicó después de haber frenado brusca y dramáticamente el auto.

-Pues la espía perfecta aún no lo sabe, pero está enamorada de mí – respondió completamente segura y feliz. Si, feliz. Y fue algo que Sergio notó en seguida, le fue un poco difícil explicarlo porque en todos los años que tenían juntos como equipo la felicidad era un concepto que jamás pensó que existiera en Juliana. A veces creía que era por la vida que llevaban, y otras, porque simplemente Juliana era así, era lo único que su familia le había enseñado ser.

Pero en ese momento, Sergio supo que la felicidad al fin había encontrado a Juliana y que aunque fuese con una espía perfecta que bien podría mandarlos a todos a la cárcel, decidió apoyarla, porque valía más verla feliz que tener un imperio criminal que jamás le había hecho sonreír de esa manera.

D.E.B.S JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora