Amanecer y atardecer.

Dama de honor.

Dividido...

Está el mundo dividido. 

Quisiera entrar en tu mente, entender por lo que estás pensando y recorrer, de la mano, el lugar del quebrantamiento. Ya lo sé, no importaba que hiciste, no importaba como actuaste, y aún así yo quería. Su cara lo muestra, esas ojeras debajo de sus ojos lo gritan. Y te dará lo que mi vientre infértil no concibe. Pero estoy feliz. Si tu lo eres yo también.

Sus hermanas no dejan de hablar, han elegido un vestido aperlado, un tocado grande y con flores pequeñas, las dejé ser con la condición de que no sea un vestido con escote de corazón y que tenga mangas largas. Ya estoy cansada, sus primas decidieron maquillarme y lo hacen muy bien, me veo bien, el peinado ya será mío, yo lo haré. Pero que flojera es todo esto. Se supone que al ser lo que soy debería disfrutarlo, pero no es contigo. He decidido decir que si con la condición de que me dejen ser. No me molesten con lo que ahora estoy pintando y con lo que me queda en tiempo. Soy su conejillo de indias, pero me quedo callada. Y callada me voy a quedar para que ya no me digan más. 

Ya amaneció, y ya me iré.

Te estaba esperando. Quería hablar contigo una última vez, pero ya es tarde.