Única parte

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En la época de Reyes y Reinas, Príncipes y Princesas, Caballeros y bufones. En esa época, cada Rey y reina tenía a un caballero cuidando sus espaldas, y cada Príncipe y princesa, poseía a un caballero fiel... leal. El caballero que era asignado para aquellos futuros herederos del trono de su respectivo pueblo, era entrenado a penas nacía un nuevo primogénito del Rey.

Desde muy chicos, aquellos caballeros eran entrenados físicamente y les enseñaban los modales necesarios para amar, respetar y serle fiel en alma y cuerpo a su respectivo Príncipe; con el fin de cuidarlo y amarlo hasta el final de sus días.

El lazo que compartían ambos a veces era tan, pero tan grande, que incluso llegaban a enamorarse mutuamente. Se podría decir entonces, que la mayoría de los Príncipes y princesas prácticamente estaban destinados a vivir una vida amorosa con esas personas que cuidaban de ellos, sus caballeros.
Claro que, a veces, no siempre era así. Pues por conveniencia, algunos Reyes juntaban a los Príncipes con el fin de expandir su reinado, sus tierras. Y juntaban a sus hijos, siendo sometidos a un casamiento, obligándolos a actuar como pareja, convivir y vivir obligado a amar y a procrear.

Por supuesto que este no es el caso, pues un cierto Príncipe, llamado ChangMin, convivía felizmente con su madre y el Rey; quienes estaban felices con su pequeño pueblo. Además de que poseían lazos indestructibles con los pueblos vecinos, por lo que no era necesario que el Príncipe ChangMin fuera obligado a casarse con una bella princesa, cuyo amor, jamás podría entregarle.

Caso contrario, el bello Príncipe a su edad de veinte años, formalizó su relación con su fiel y leal Caballero, YoungHoon, a quien le entregó su corazón y su alma.

Los Reyes sabían de su enamoramiento y lo aceptaban. Pues eran totalmente fieles a la creencia del hilo rojo, de que una persona hace "clic" una sola vez, de que el corazón... sólo se completaba con una sola persona. Y ellos estaban seguros de que con YoungHoon al lado de su hijo, iban a vivir una vida plenamente feliz y segura.
Pues YoungHoon era el mejor caballero del pueblo, incluso era el mejor en los pueblos vecinos; y si él estaba con su hijo, nada podría salir mal, y nada le pasaría a su amado y preciado hijo.

La vida del Príncipe ChangMin y el caballero YoungHoon era realmente hermosa. Los besos y caricias que habían compartido a lo largo de su relación, sólo habían fortalecido su lazo de amor.

Y a medida que pasaban los años, su amor incrementaba más y más . Vivían en una burbuja de amor única. Y hubiera sido así durante largos años, hubiera seguido así hasta el final de sus días... de no ser por una guerra en el pueblo vecino en donde solicitaron la presencia y la fortaleza de YoungHoon y los demás caballeros.

Fue en ese entonces en donde el Príncipe ChangMin estaba devastado, pues no quería perder a su alma que lo completaba.

-Prométeme que volverás- Prosiguió a decir mientras despedía a su amado, las lágrimas salían sin control alguno, mojando sin cuidado sus dos mejillas rojas e irritadas de tanto haber llorado.

-Prometo volver y encontrarte, sólo espérame, verás que ganaremos la batalla y volveremos a estar juntos- Dijo YoungHoon no muy seguro, pero aún así, formó una leve sonrisa en su rostro mientras pasaba sus pulgares por las mejillas de su amado, sacando el camino de lágrimas que habían en ellas.
Besó su frente, sus ojos, la punta de su nariz y finalizó con un beso en sus labios; juntando a la par sus meñiques para formalizar la promesa, para hacerla más fuerte, asegurando que no podría romperla. Luego de eso, abrazó a su amado y se fue, junto a los demás caballeros.

En el transcurso de la batalla, lamentablemente el caballero fue apuñalado por la espalda, matándolo sin compasión alguna.

En el momento de su muerte, YoungHoon no pudo evitar pensar en su Principito, en los momentos que vivieron juntos, en los besos y las caricias, en el amor que se tenían. Pensó también en la promesa, la promesa que no pudo cumplir en ese momento, pero que estaba seguro que en algún momento la cumpliría.
Y murió, si, murió... pero con una sonrisa en su rostro, pues su último pensamiento... fue su alma gemela.

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⏰ Última actualización: Jul 09, 2019 ⏰

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