Una vez más era el reloj de mi madre el único que llenaba el enorme silenció nocturno que me acompañaba mientras mis delirios me impedían dormir. Ataviada con mi mejor vestido y un enorme sombrero caminaba de un lado a otro en el salón de nuestro hogar, una semana y aún no podía decidirme.
La dichosa herencia había traído consigo una gran felicidad para todos mis hermanos, nunca habíamos tenido dinero de sobra y ahora ni siquiera podíamos pensar en qué hacer con tanto. Sin embargo, no había tocado ni un centavo en aquella semana, pues tal como había dicho aquel molesto y arrogante muchacho, la caja contenía una llave del banco de la ciudad donde seguramente estaría el dinero que tanto necesitábamos. Viajar a la ciudad no me pareció tan aterrador en su momento, pero las palabras de Andrew consiguieron amedrentarme ¿Y si tenía razón? Les habían hecho daño a otras personas solo por el hecho de ocupar un terreno... Yo poseía dos buenas partes de la herencia Stephen ¿Qué no serian capaces de hacerme por ello? No contaba con más que la protección de mis vecinos a quienes prometí resolver el asunto de las tierras lo antes posible. Pero por supuesto, una cosa era acudir en nuestra ayuda si teníamos problemas, y otra muy diferente era custodiar nuestro hogar o servir de escoltas para nosotros. ¡Incluso pensar de ese modo me parecía absurdo! Pero en nuestra situación no podía evitar temer...
La reluciente llave parecía quemar en mi mano mientras la estrujaba con nerviosismo e intentaba pensar en todas las cosas maravillosas que podría comprarles a mis hermanos, necesitaba calmarme, pero incluso el sonido del pasar de los minutos en el reloj conseguía aumentar el ritmo de mi corazón. Mi orgullo me había impedido enviar una carta con Aiden cuando días atrás terminó apareciendo por nuestra casa con la excusa de querer ver a Lineth; realmente no sabía si el chiquillo era consciente de lo que sucedía, si tan solo seguía órdenes de Andrew sin ser consciente, o si simplemente era una coincidencia aprovechada y realmente el niño quería hacer una amistad con mis hermanos. De un modo u otro no tuve el valor de entregarle el dicho papel cuando le vi marcharse esa tarde.
Sin embargo, el destino era caprichoso y por azares del destino terminé enterándome de la hora en que partiría Andrew, pues escuché en el pueblo al capataz de la mansión quejarse de lo temprano que debería levantarse para preparar los caballos. Sabía que solo existía una salida del pueblo, si salía fuera en el momento correcto...
No había dormido en toda la noche a causa de ello, y sin darme cuenta terminé preparando incluso mi almuerzo para el viaje. Era una locura simplemente salir en mitad de la noche y esperar que un hombre en el que no confiaba y que parecía tener cierto interés en molestarse, se detuviese y me llevará a la ciudad tal y como había prometido. Sus palabras aún seguían en mi mente. ¿Me apoyaría solo por molestar a su hermano? ¿Qué clase de rencilla tenía esa familia? Incluso lo sucedido con el señor Brown podía ser parte solo de su pelea, Andrew enfrentando a Abraham mientras que todo un pueblo estaba en el medio... Era absurdo y me hacía enojar. Pero me gustara o no debía aceptar que podía beneficiarme, si un hermano me odiaba el otro quizás me ayudara. El enemigo de mi enemigo es mi amigo ¿No? Esperaba que aquel tonto refrán tuviese razón.
Cuando el reloj marcó las cinco de la mañana supe que ya no podía darme el lujo de dudar, así que tomando todo el valor que poseía mi ser, tomé mis pertenencias y salí de casa... Jane era la única que sabía lo que planeaba hacer y esperaba que mis hermanos no sufriesen un colapso nervioso al enterarse, no podía dejar de pensar en las reprimendas de Eleonor y Harry o las quejas de los pequeños por no haberles llevado. Pero todo pensamiento desapareció de mi mente cuando luces ambarinas captaron mi atención. Un carruaje mucho más discreto que aquel que había visitado nuestro hogar, se aproximaba con tranquilidad por el camino, sentí el estómago girar de solo pensar en ver su rostro.
Pero las coincidencias no existen y tal como mis locas ideas planearon, escuche su voz ordenar que detuvieran el carruaje en cuanto pasó frente a mí. Quería correr de regreso a casa, pero entonces él bajó del carruaje y se plantó frente a mí con una expresión que no logré entender.
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Jeune fille indomptable
RomancePudo pasarle a cualquiera, pero no. Esa gran tragedia le cambio la vida para siempre a ella... Ahora Naomi deberá ocuparse de toda su familia, deberá protegerlos de la maldad de otros. Tal vez se pierda a si misma. O Tal vez encuentre una luz en m...