(Esta historia no contiene nada subido de tono)
[Narras tú]
Me miré en el espejo que había en frente de la barra, después de haber limpiado por segunda vez todas las mesas. Le eché un vistazo al reloj, quedaba una hora para cerrar, pero era Lunes y el local estaba completamente vacío. Me puse a charlar con Silvia, la camarera de la barra, mientras bebía un sorbo de agua.
Sonó el timbre de la puerta y nos miramos las dos. Normalmente odio a los clientes que llegan tarde, pero hoy estaba todo tan vacío y aburrido que lo agradecí. Fui hacia la entrada, le saludé y le acompañé a su mesa. Le traje el menú, y al entregárselo, aproveché para echar un vistazo a la persona que atendía. Venía en un traje negro, con la corbata aflojada, y una camisa blanca ajustada. El pelo revuelto, y una expresión cansada, pero feliz. La mandíbula se le marcaba perfectamente y tenía que admitir que era bastante atractivo.
Cogió el menú con una sonrisa y tras echarle un breve vistazo lo cerró. Yo seguía ahí esperando, tampoco tenía a nadie más que atender. Me miró. "¿Qué me recomiendas? Estoy cansado y tengo hambre". Tras decirle mi menú favorito, sonrió y asintió. Le dejé la comanda a Miguel, que se puso rápidamente con el pedido. Yo le miraba desde la barra, esperando a que estuviera listo.
Cuando le acerqué la comida la cara del chico cambió por completo. Tras ponérsela en la mesa le pregunté si podía sentarme. Asintió. Mientras él degustaba, aproveché para preguntar.
-¿Y qué haces tan elegante?
-Vengo del estreno de mi película. Me he marchado antes porque... en fin, no me gusta estar rodeado de tanta gente. Y hoy ha sido un día muy cansado y solo quería comer algo. He visto este sitio y... aquí estoy.
No sabía qué cara poner. Tengo que admitir que me sorprendía estar atendiendo a un... ¿famoso? pero me lo tomé con naturalidad.
-Ah... ¡Tú eres el que tiene toda la calle cortada!
Se río. Me levanté para ir a por más bebida y en ese pequeño paseo caí en la cuenta. Le dejé el refresco en la mesa y se lo pregunté.
-¿Tú eres el nuevo Spiderman?
Mi voz sonaba aguda, como emocionada. Me quería morir de la vergüenza.
-Jajajaja... Sí. Pero no quería parecer el típico famoso arrogante, ya sabes.
Siguió comiendo y yo miraba cosas en el móvil tranquilamente. Bueno, realmente estaba mirando quién era, su nombre y cosas así. Levantó la cabeza y me miró.
-¿Quieres algo de comer?
-No... No te preocupes.
-¿Seguro? Sería agradable invitarte a algo. Supongo que tú aquí puedes comer gratis y tal... pero sería un placer. Sería como una "cita" o algo así. Hace mucho que no tengo una.
Con lo guapo que es... dudo mucho que esas palabras sean ciertas. Mi tripa rugió antes de que yo pudiera seguir declinando su invitación. Sonrió y me acercó el menú. "Venga, pide". Me acerqué a la barra y pedí una ensalada y unos nachos para mí. Los recogí y los llevé a la mesa.
Tom (Se llama así... no? Acababa de mirar su nombre en Google) se había manchado la cara con el plato de pasta y me eché a reir. Le limpié y se sonrojó, lamentándose de no haber tenido una cita en tanto tiempo, que había olvidado como se hacía. Seguimos hablando, le pregunté cosas del cine, de viajes... Él me preguntó sobre mis estudios, sobre mi trabajo.
Una hora después me pidió la cuenta y se la dejé en la mesa. Me fui a hablar con Silvia y Tom se levantó para marcharse. "Ha sido un placer". Me dio dos besos y salió por la puerta. Me acerqué a la mesa y me quedé sin palabras. Me había dejado una propina de casi 100 dólares. También había dejado un papel. "Ha sido una cita maravillosa. Espero volver a verte pronto. xx Tom". Sonreí y lo guardé en el bolsillo.
Espero que sí, que nos volvamos a cruzar algún día.