Poder y oscuridad.

El secreto de Valmont: El cocultista.

Me sentía completamente aterrado, de la habitación salia un aire helado que entumeció mi cara y manos, quede completamente petrificado con aquella oscuridad que devoraba la mirada, podía sentirse la presencia de algo inhumano, algo que en mis ojos quedaría plasmado para siempre.

—Escucha chico, es hora de que te diga algunas cosas importantes sobre mi investigación, tuve que hacer muchas cosas para obtener información, estaba dispuesto a lo que sea— dijo Valmont entrando a la habitación mientras yo regresaba en mi.

Cuando por fin reaccioné, di un par de pasos y fue cuando la vi, esa pequeña silueta posada en la esquina, era una sombra, como si no existiera una imagen física de ella.

Creí sentir que sufría, lloraba por su encierro, no parecía ser algo maligno a pesar de su aspecto tétrico.

—Conoce a "Vali" o así es como yo la llamo, es el alma de una niña que conjure hace años para que me ayudara, cuando ya no pude continuar por mi vejez tuve que encerrarla aquí, no puedo dejarla ir o mas bien no puedo deshacerme de ella— Explicó valmont.

—¿Por que no la libera? es evidente que es un alma que sufre, ademas es solo una niña por muy aterradora que se vea.

—Mira no importa si es una niña o no, es un ente maligno y no voy a permitir que cause mas daño del que ya se ha causado.

Mire al centro de la habitación y había un pentagrama en el centro rodeado de velas, no podía creer que el anciano que se veía tan amable sea una persona tan escalofriante.

—Aquí he invocado a múltiples entes, demonios, etc, a todos he logrado exorcizar para eliminarlos por completo de la existencia, así nadie mas podría invocarlos, criaturas del mal e incluso esas que dices que parecen ser inocentes, pero a esta niña no logro hacerla desaparecer, presiento que esta relacionada con nuestro problema principal y que tal vez pueda sernos muy útil.

—¿Como puede ser tan cruel?, entiendo que tenemos un problema pero no por eso debemos aprovecharnos de algo como esto—Repliqué intentando ser un poco razonable, aun que tampoco me importaba demasiado.

—¡Estoy tratando de evitar el apocalipsis!—, respondió exaltado, no hay crueldad en eso, haré lo necesario para que antes de mi muerte todo este arreglado, obligare a quien sea a seguirme para lograrlo o eliminare a quien intente evitarlo, ¿A que lado prefieres pertenecer?.

Se que era un anciano y que podría ganarle fácilmente, cuando pensaba en atacarlo y salir de ahí, sentí un aura maligna que provenía de el, su alma estaba completamente corrompida, quien sabe que tipo de cosas ese anciano era capaz de hacer, tampoco creo que hubiera mucha diferencia entre el y alguno de los dioses que intentábamos detener, comenzaba a preguntarme quien era el verdadero peligro, tampoco creo que le importara terminar su eternidad en el infierno, ahora creo saber que existe.

—Tampoco me hace mucha ilusión vivir en un mundo gobernado por dioses malignos, ¿ok?, así que puede contar conmigo— respondí tranquilo para que confiara en mi y no tuviéramos algún problema, pero no se por cuanto tiempo duraría.

Era claro que a el, lo había afectado tanto el tema que incluso había desarrollado esas extrañas habilidades para invocar cosas, temo que eso podría pasarme a mi si me preocupo demasiado.

El viejo amable y tranquilo había quedado completamente olvidado, este sujeto parecía ser otra persona, la mirada era fría y su voz se había vuelto mas seria, su cuerpo ya no se notaba débil, ni siquiera estaba usando el bastón, como si su cuerpo reaccionara con mucha mas vitalidad al estar cerca de la niña y de todas las cosas con poderles malignos que había en esta habitación, incluso se veía mucho mas joven.

—Sabes algo, hace mucho no me sentía tan bien, debí haber hecho esto hace mucho—, Valmont comenzó a escribirse símbolos en la palma de la mano—Claro que todo lo hice por el bien del planeta pero, de vez en cuando me quedaba un poco de poder para mi beneficio—

—¿Que demonios esta pasando?—, pregunté viendo impresionado como la figura de Valmont cambiaba poco a poco, ¡en realidad se estaba haciendo mas joven!.

Valmont comenzó a reírse de una manera tal, que comencé a tenerle un poco miedo.

—Antony, descubrí como mantenerme vivo por siempre, ¿Quieres saber un secreto?, bah, lo diré igual, supongo que piensas que todo lo que paso con los milenarios y Xiotana fue hace unos 60 o 70 años, pues me veo de al menos unos 90, ¿No es así?, pues te sorprenderá mucho saber que fue hace 370 años, yo en realidad tengo 400 años vivo.

Yo no podía creer ni lo que veía ni lo que escuchaba, pero a estas alturas ya nada podía sorprenderme.

—He logrado absorber suficiente energía oscura de nuevo para recuperar al menos 50 años mas de vida, necesitaba tiempo, sabia que esto pasaría, este es el momento indicado para usar este poder— El anciano ahora parecía un hombre de al menos unos 35 años, cabello oscuro, un porte fornido, de al menos un 1.80 metros y una expresión muy seria—es hora de irnos vali—, agrego al capturar a lo que se encontraba postrado en una esquina lloriqueando como una niña en un frasco transparente, solo se veía un humo negro revoloteando dentro.

—¿A donde vamos ahora?— Pregunte ya resignado a que no me sorprendería nada mas.

—Es hora de visitar a Vladimir y a Luna— respondió.

—Lo había imaginado, ¿Donde viven?, ¿Es muy lejos de aquí?— pregunte ilusamente.

Soltó una carcajada, —visitaremos sus tumbas, ¿Creías que ellos aun seguían vivos?, Ellos no tienen esta maravillosa habilidad, debemos ir a sus tumbas e invocarlos.

Me equivoque al creer que ya nada me sorprendería.