Mundos paralelos

Capítulo 1 - Una vida medianamente normal

Hola, yo soy Daniel, alguien al que le gusta jugar, o algo así, con la tecnología. Desde pequeño siempre me han gustado esas cosas. Siempre que heredaba consolas de mis familiares, las empezaba a desmontar y, con lo que estaban formadas, creaba otras cosas.

  Nunca fui un niño muy normal. Nací en el año 2044, y siempre he sido curioso, como todos los niños, ¿verdad? Pues no. Era curioso a modo de romper a martillazos un ordenador para ver qué  pasaba o qué había dentro. Siempre ponía en compromiso a mis padres. Ahora que tengo quince años soy un poco más normal, si se puede decir.

  La gente cercana a mí siempre me ha apoyado con lo que me  gusta. Sin embargo, no tengo muchos amigos. Algunos compañeros de clase se meten conmigo por hacer o llevar cosas raras. El resto, simplemente pasan de mí, a no ser que haya que hacer algún trabajo o presentación de informática. Un día, cansado de todo esto, decidí hacer una IA: Cecilia. No era para vencerles, vengarme o intimidarles; nunca haría algo así. Era para sentirme acompañado. Sus ojos están programados para cambiar de color cuando se sienta amenazada, enfadada, triste o preocupada. Y claro, en su cabeza, tiene una simulación electrónica de un cerebro humano.

  Desde el momento en el que tuve a Cecilia, no se metían conmigo, solo me miraban mal. ¿Por qué? Porque dicen que gente como yo no puede estar con gente guapa como ella. Yo, al crearla, le hice un físico cualquiera, el objetivo era crear a una buena persona. Pero eso les da igual, me odian aún más que antes solo por el físico de Cecilia.

  Un día intentaron atacarla. Claro, que al ser una Inteligencia Artificial supo defenderse mejor de lo que lo haría cualquiera de ellos. Aquel día exploté. Me daba igual lo que pensase mi familia sobre lo que iba a hacer.