No me acordaba cuando o a qué horas me había dormido.
Solo sé que estaba jugando con Purfuruberto en mi cama y de repente me dio sueño.
Ya era de mañana y me dispuse a levantarme, cuando a mi lado se hallaba un dormido y encuerado (sin camisa) Sebastian. Pero eso no era todo, estaba abrazándome la cintura con fuerza.
No pude evitar sonrojarme y me trate de levantar, pero cada vez que lo intentaba me apretaba más a su torso desnudo. Y lo peor (o mejor) de todo es que yo estaba en paños menores, los cuales constaban de una blusa de tiritas blanca y unas bragas negras.
- Hueles bien- dijo la voz sexy y profunda de Sebastian.
- Emmm Emmm g-gracias- dije mientras me acomodaba para salir de sus fuertes y suaves brazos.
- No te vayas, quédate a mi lado pase lo que pase- dijo un somnoliento Sebastian.
- P-p-pero que cosas dices, jajá, estas soñando-
- Contigo- me apretó aún más a su cuerpo.
No pude evitar sonrojarme y que mi corazón se descontrolara.
Después de una hora de haber estado entre los brazos de Sebastian, él se despertó y se fue al baño.
Me levante y fui a ponerle comida a Purfuruberto, pero el gato no estaba.
Mierda, mierda y más mierda.
El gato no estaba, me alarme, porque quería a ese gato.
Cuando baje las escaleras y vi a Sebastian casi idolatrando al gato.
Estaba jugando con él y lo acariciaba con delicadeza. (Estúpido y sensual gato)
- _______ (tu apodo) creo que deberías ponerte algo que te cubra- a que se refería si yo estaba… oh…- no creo que pueda controlarme esta vez- levanto su mirada de Purfuruberto y me guiño un ojo y yo roja como un tomate me fui a la ducha.
Era la hora del almuerzo-desayuno, y no sabía que comer.
- Hermosa dama…- me llamo Sebastian desde al parecer era el comedor de los viejitos pervertidos-¿quisiera usted acompañarme a comer esta deliciosa comida?- su sonrisa era deslumbrante al igual que lo que había preparado.
- Claro- dije con una amplia sonrisa en mi rostro.
El almuerzo-desayuno fue muy divertido Sebastian se mostró amable y cariñoso.
Pasamos el día jugando con Purfuruberto, cuando se escucharon unos pasos en el sótano.
Enseguida Purfuruberto se asustó y se escondió detrás del sofá, mientras que Sebastian y yo nos pusimos de pie y nos dispusimos a investigar.