Con el rubio equivocado

3. La noche anterior

ESTE CAPÍTULO CONTIENE CONTENIDO SEXUAL EXPLÍCITO

El sol entraba por las rendijas del cortinaje de la habitación. Tony apenas entreabrió los ojos. Se sentía extrañamente agotado pero con una sensación de satisfacción plena al mismo tiempo que lo único que hizo fue esbozar una enorme sonrisa. Incluso su cuerpo estaba dolorido.

Sin embargo, había algo que no lograba entender. ¿Por qué, si se encontraba en la habitación de su Capitán, su aroma había disminuido? Además había demasiadas cosas que no estaban en su lugar. Por ejemplo, se suponía que Steve tenía su habitación perfectamente arreglada y pulcra, no tenía sus cosas regadas y siempre estaba limpiando para mantenerla así.

Pero en aquella habitación en la que estaba, sólo había desorden. Había muchas prendas de vestir tiradas en el suelo o hecha montones sobre la silla del escritorio. También se hallaban los controles inalámbricos de una consola de videojuegos junto con varios empaques de juegos recién abiertos. Algunas envolturas de galletas y uno que otro vaso de café. Lo único que lograba reconocer del rubio era su chaqueta café que siempre utilizaba cuando iba vestido con ropa de civil.

Tony comenzó a despejarse más. Notó que predominaba el morado y el negro en los colores de la ropa. Lo que más llamó su atención, y que lo perturbó de la misma manera, fue ver un carcaj con flechas que estaba apoyado en la pared.

– ¡No puede ser! ¡Esta no es la habitación de Steve! –dijo Tony, intentando levantarse pero le dolían las piernas que no podía hacerlo. Sólo le quedó cubrirse con las sábanas y mirar al hombre que estaba dormido y roncando a su lado. – ¡Mierda!

Tony se hiperventiló. Era Barton. Se había acostado con el agente. Ese pensamiento comenzó a darle vueltas en la cabeza. Se sujetó del cuello, hasta que notó que le dolía la zona de la nuca. Pasó sus dedos con cuidado y sintió las marcas de dientes sobre su piel. No sólo había tenido sexo con Barton, también se dejó marcar por él.

– ¡¿Marcado?!... ¡He sido marcado por un Alfa!– dijo en voz alta. Hasta ese momento fue cuando el recuerdo de la noche anterior surgió de repente...

Había entrado a la habitación donde su nariz lo había llevado. Todo estaba apagado pero la luz que emitía el reactor arc de su pecho le permitió encontrar el objeto tan preciado que quería: la chaqueta de su queridísimo Capitán. Su olor se concentraba tanto que sus sentidos enloquecieron. Su celo estaba en la cima. Y su necesidad era demasiada. Dejó que su Omega tomará el control de su cuerpo.

El Omega olisqueó todo el lugar. Sólo había un cuerpo que despedía un inmenso calor. El calor de un Alfa. Justo lo que necesitaba. Se acercó a él, estaba recostado en la cama. Con sigilo, se trepó en ella y se fue quitando una a una las prendas que tenía encima. Y comenzó a acariciar aquel cuerpo.

Mientras el hombre que estaba ahí, dormía plácidamente luego de las discusiones con aquellos medios de comunicación, había decidido que era momento de dormir para recuperar energías. Sus sueños eran tranquilos, cuando de repente sintió como unas manos lo fueron tocando de manera tan insistente; como sí se tratase de un regalo muy esperado, ya que sentía que estaban quitándole las prendas de vestir.

De improviso despertó y se dio cuenta que había alguien más en su habitación. Estaba oscuro, excepto por una luz azul que provenía del pecho del hombre que estaba en él. Le dio varios besos en el cuello y acarició su cabello. Aquella tonalidad rubia que tanto le encantaba.

–"¿S-Stark?... –apenas logró murmurar cuando los labios del Omega sellaron su boca con un beso muy apasionado.

Tony estaba ansioso. Su celo era muy intenso, sobre todo porque el anterior lo había pasado en aquella dimensión y sin supresores; por ello ahora estaba mucho más desesperado y no logró reconocer quién era el Alfa que estaba ahí. Además, había bebido tanto que su Omega estaba confundido; por el aroma a cítricos y libertad que despedía la chaqueta, se convenció de que se trataba de su Capitán. No le importaba nada. Sólo quería que lo hiciera suyo a como diera lugar.