32.- Segundo Superheroe Conocido

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- ¿No podíamos haber venido con un translador? -Habló Ginny, sobándose la cabeza suavemente- Los demás van en translador

-Ginny, estás embarazada -Harry habló en un tono un poco exasperado, y es que su esposa llevaba casi una hora quejándose de todo lo que llegaba a su vista.

- ¿Y qué? Hemos perdido mucho tiempo

-Que no puedes utilizar un translador en ese estado -George se interpuso en la conversación, adelantándose hasta estar a su lado, aún arrastrando su maleta.

- ¿Pero por qué hemos tenido que venir de forma muggle? Hay muchas otras formas de viajar con la magia. La red flu, por ejemplo

-Sería un viaje internacional, y se necesitan permisos para eso

-Podríamos haberlos conseguido

- ¿Quieres dejar de quejarte ya? -Molly reprendió, le estaba empezando a dar un poco de pena el esposo de su hija- Estamos haciendo esto por Hermione

-Vale, vale. Ya no me quejo más -Alzó las manos en señal de derrota, pero Harry sabía que no se acabaría allí la conversación- Pero hubiésemos conseguido los permisos

Un suspiro general se escuchó por toda la sala, mientras todos los miembros de la familia rodaban los ojos.

Desde el momento en el que Harry les dijo a todos que irían hasta los Estados Unidos, Ginny estaba entusiasmada, pues solo había salido de Inglaterra una vez y fue con la misión de encontrar a Hermione, no puso demasiada atención a sus preciosas vistas.

Pero todo cambió cuando Harry le explicó que ella no podía ir en translador, sino en avión como cualquier otro muggle. La pelirroja se enfureció y gritó que no era justo, aunque se calmó un poco al ver que no iría sola, sino que sus padres, George y su esposo irían con ella en aquel aparato.

Aunque sus quejas se seguían escuchando.

El muchacho que se presentó como el Capitán tuvo que irse antes por una leve urgencia y Harry tomó el control de la situación, llamó a todos los magos que pudiesen ayudar y quedaron en verse en una localización exacta de New York en un par de días.

La lista de personas que accedió a renunciar a sus planes próximos para ir fue tan larga que el elegido tuvo que alquilar todo un hotel para ellos, aquella cooperatividad entre sus conocidos por encontrar a la castaña, de alguna forma, le hacía feliz.

- ¿Se puede saber qué te pasa? Estás actuando como una niña malcriada -Alguien por fin soltó aquella pregunta que todos deseaban hacer y no se atrevían, y aquel valiente Gryffindor fue George.

Ginny soltó fuego por los ojos, pero no dijo nada, solo agachó su cabeza. Los demás miembros de la familia quedaron sorprendidos, pues desde el anuncio de embarazo de esta había estado más sensible y agresiva que de costumbre. Durante unos minutos de tranquilidad, solo se podía escuchar el sonido de las ruedas de la maleta girar en aquel suelo.

Solo en el taxi hasta el hotel, fue el momento que su voz se volvió a escuchar, apagada y un poco temblorosa.

-Estoy nerviosa y, también supongo que tengo miedo

- ¿Miedo? ¿Por qué?

-Llevamos mucho tiempo sin ver a Hermione, y ese hombre nos ha hecho tantas ilusiones de volver a verla -se detuvo para respirar, pues las lágrimas casi no la dejaban hacerlo- No quiero que todo esto sea mentira.

-Ginny

-Quiero volver a verla -prácticamente sollozó, hundiendo la cara en el pecho de su marido, que la envolvió suavemente en sus brazos y la apretó contra sí.

La Última Vengadora - Hermione/LokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora