Legion.

sueños.

Oscuridad, y silencio.

¿en dónde estoy? Siento miedo, nunca he estado aquí.  La adrenalina empieza a correr por mis venas. Mis manos sudan frío, y estoy paralizado. Escucho voces, una mujer. Me llama, ¿Cómo sabe mi nombre?.

Si quiero obtener respuestas debo armarme de valor y seguir esa voz. ¿y si es una trampa?

-Christopher,  ven.- la voz hace eco por todo el lugar. Y eso solo hace que mis nervios aumenten.

-¿quién eres? - pregunto, y no obtengo respuesta alguna. No se que hacer, veo sombras moverse bajo mis pies, o tal vez sea mi imaginación.

-No hay tiempo - La extraña voz grita con desesperación.  Me invade una sensación que nunca había experimentado antes. Sin darme cuenta ya estaba caminando, siguiendo la voz. Al llegar encuentro una sala totalmente vacía, excepto por una mujer. Ella está acostada en el suelo, rodeada por un charco de sangre.  Se está desangrando, pero ella parece calmada. Me mira e intenta sentarse, gruñe de dolor cuando lo hace, y al volver a recostarse suelta un quejido.

-Acércate. - me ordena. Su voz es suave y dulce, de alguna manera me quede hipnótico hasta que recordé en la situación en la que estaba.

-si. - titubeo al responder, pero es que siento temor, me está consumiendo lentamente esta sensación.  Lo detesto. Me acerco lentamente, pero algo me detiene. La sangre, me siento débil y mareado.

-¡oh! Lo siento, olvidaba el efecto que tiene la sangre en ustedes. -me habló como si fuera lo más natural del mundo. Aunque ella dijo "ustedes", no entiendo. ¿esto es un sueño?

-¿ustedes? - pregunto algo extrañado.

- Escúchame Christopher,  tiempos oscuros se acercan y Volterria necesita de ti, eres el último de la Legión. Busca a las videntes de Sallen, ellas te dirán que hacer.

-¡No entiendo de qué me hablas!- exclamo horrorizado. ¿videntes? Alguien por aquí necesita un psiquiatra,  y no soy yo. La mujer se rie, y me da una sonrisa sincera.

-No esoy loca, y no necesito un psiquiatra. - su voz ahora suena débil y ronca, como si fuera una llama que se extingue lentamente. Acaso ¿ella leyó mi mente? Esto no puede ser posible.

-Es hora de empezar a creer. porque tú, אתה אחד שנבחר.- habla un idoma extraño para mí,  creo que es hebreo, y cierra sus ojos. La mujer emana un destello de luz blanca, y desaparece de mi vista.

Me siento en una escalera que está al fondo. No sé que pensar. Tal vez esto sea un producto de mi imaginación. De un momento a otro me comienza a doler todo el cuerpo, es un dolor agudo que me hace gemir de dolor. Siento mis ojos sangrar y mi piel rasgándose. Afortunadamente dejo de sentir dolor, y es porque estoy sumiendome en la oscuridad.