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Familia religiosa, exactamente cristiana, donde cualquier pecado que sea revelado no será perdonado. La joven de veintidós años quien había sido criada en base a la biblia y la iglesia, se revelará al conocer a un joven nuevo en su iglesia al cual deberá liderar para que este se arrepienta de todos sus pecados, pero todo eso se da vuelta cuando Jeon Jungkook le enseña lo que es vivir fuera de el mundo espiritual y así conocer los 7 pecados capitales, haciendo que está viva en el mundo real donde conocerá placeres humanos que jamás había experimentado.
Estrictamente criaron a la joven para que sea correcta.

Ambas se sentaron en la mesa y se sirvieron lo que les apetecía comer, La mujer mayor llamada Amelia optó por comer tostadas con mantequilla y mermelada, mientas que Elizabeth se decidió por un poco de avena con frutas cortadas.
--¿Dónde esta mi padre?.-- Elizabeth cuestionó a su madre. No había visto a su padre en toda la mañana, no era común que el faltase al desayuno.
-- Lo llamaron de la agencia de seguros, me dijo que tenía un tema que resolver con un pago.-- respondió, mientras hacía gestos con sus manos para poder explicar lo que sucedía.

La pelicastaña asintió la cabeza y se llevó la última cuchara de avena a la boca, se levantó y por último se retiró de la mesa.
Se adentró a su cuarto para terminar de ordenar y tender su cama, agarró su bolso y metió el celular dentro de este. Cerró la puerta y se dispuso a bajar nuevamente las escaleras, saludo a su madre con un beso en la mejilla y salió de la casa.
Una vez fuera de esta caminó hasta la parada de autobuses, mientras esperaba un chico alto de ojos rasgados con cabello negro le llamo la atención, su mirada perdida en el suelo, su estilo rudo al vestir, sus anchos hombros. Le resultó familiar su presencia como si ya Lo hubiese visto antes, aunque no sabía en qué lugar.
Ambos subieron al mismo autobús, ella fue hacia uno de los últimos asientos, solamente se dispuso a mirar por la ventana las casas y los autos que pasaban. Luego de su extenso recorrido en el transporte optó por bajarse una calle antes de llegar a la universidad "Korea University", ya que debía hacer unas copias de un versículo de la biblia para los jóvenes estudiantes que vería hoy. Se dirigió con un paso rápido hasta adentrarse a la universidad, alumnos por doquier se encontraban allí. Fue hacia donde estaba la directora de aquella institución para platicar lo que iba a realizar.
Golpeó la puerta y un --pase--se oyó desde la parte de adentro. Una mujer de cincuentitantos años con su cabello color ceniza se encontraba sentada del otro lado del escritorio, con unos anteojos con marco negro, al parecer está estaba revisando una documentación.
--Buenos días, usted seguramente es Elizabeth--. Dirigió su mirada a la joven que se encontraba parada frente al ella.
--Buenos días, si como usted dijo mi nombre es Elizabeth, hoy he venido a enseñarles a los alumnos acerca de mi iglesia y lo bueno que es tener a Dios en nuestro corazón y en la vida diaria.- explicó de manera resumida, mientras la directora miraba atenta a los gestos que realizaba la joven.
Ambas se levantaron de sus respectivos lugares y fueron hacia el salón de clases de los adolescentes que cursaban su último año de universidad, al entrar todos se pusieron de pie e hicieron una leve reverencia para representar respeto hacia la muchacha. Elizabeth dirigió su vista hacia los estudiantes en el cual se llevó una gran sorpresa al reconocer a el chico que había llamado su atención momentos atrás.
Comenzó a dar su charla, de aquí para allá se movía con la Reina Valera en sus manos. Pero una voz masculina la interrumpió --¿De qué nos sirve todo esto?, Es mi vida y creo sinceramente que esto es algo estúpido, ¿por qué debería seguir a un tal Dios?--. Secamente admitió que era innecesario todo  lo que estaba haciendo, ya que él no iba a cambiar de opinión.
--Dejame terminar y luego charlamos, ¿Te parece?--. El pelinegro asintió con su cabeza y Elizabeth siguió con lo que estaba.
Tocó el timbre del receso, los estudiantes salieron y la pelicastaña estaba parada apoyada en el marco de la puerta, esperando al joven para poder charlar mejor sobre el tema que le había planteado. Lo diviso en el último banco recogiendo sus cosas y este, sin preámbulo, directamente fue hacia su dirección.
-- Te estaba esperando, ¿aún querés hablar sobre esto?--. Dudó un poco, ya que capaz no le interesaba realmente y solo quería molestarla con su comentario.

--La verdad, si me interesa. Quiero que me des motivos para creer en tu tal "Dios"--. Remarcó la palabra Dios con comillas utilizando sus dos manos.
-- Te propongo algo chica cristiana, vos me enseñas tu iglesia y demás, mientras que yo te enseño mi estilo de vida para que compruebes que no necesitas de ningún Dios. ¿Que decís?.- La joven escucho y su inseguridad creció, no sabía si era correcto hacer lo que el proponía..
-- Está bien, mañana por la tarde voy a pasarte a buscar a las 3 p.m., vas a venir conmigo y vamos a pasar la tarde juntos.-- Intercambiaron números de teléfono y se despidieron.

El día transcurrió normal, cómo de costumbre la rutina no la aburría porque sabía que estaba haciendo lo correcto. Al día siguiente tal como ella dijo lo paso a buscar por dicho lugar.

--Buenas tardes...

Ambos, marcharon hacia la iglesia "The God of temple" que se encontraba a unas 10 extensas cuadras aproximadamente de la universidad, los dos decidieron tomar un taxi. Al llegar la paz inundaba el lugar, todo allí era perfecto. Jungkook fue recibido amablemente por un joven llamado James el cual era amigo de Elizabeth.
-- No está nada mal, pero creo que le falta mi estilo.-- Habló admirando aquel lugar, señalando un lugar en específico. El escenario. Llamó su atención por completo al ver los instrumentos que se hallaban allí.
- No sabía que tocaban tanta variedad de instrumentos, me impresiona. ¿Vos tocas alguno?.
-- Si, toco varios de ellos, pero mi preferido es la flauta traversa.-- contesto tímidamente.
Pasaron horas, Jungkook se aburría. No le gustaba para nada estar ahí, le parecía irritante la presencia de esas personas tan felices.

Al salir de aquel lugar, Jungkook tuvo la maravillosa idea de llevar a Elizabeth a una fiesta pero no cualquier tipo de fiesta. Una fiesta a su manera, de esas que después no podés recordar que día es o donde te hallas parado.
Tomaron

Al entrar en aquella casa, el olor a cigarro y marihuana inundaron sus fosas nasales, el humo nublaba su vista. La pelicastaña miro con desaprobación a todos esos jóvenes bailando y Tomando alcohol. Le resultaba repugnante.

-- ¿Querés algo para tomar?.-- Preguntó agarrando uno de los vasos que yacía sobre la mesa junto con algunas botellas de vodka, entre otras bebidas.
--No, no quiero nada. Pero gracias por la preocupación.-- respondió reposando su mano en el cuello. Era notable su incomodidad.
Paso media hora hasta que por fin acepto un vaso con una bebida. Una sonrisa de oreja a oreja se formó en el rostro de Jungkook. Al verla beber con tanta seguridad optó por darle un segundo vaso, pero esta vez con algo más fuerte, droga.

Su cabeza dolía, pero lo toleraba. Su mente volaba y veía cosas irreales, ya estaba bajo los efectos de la sustancia.


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⏰ Última actualización: May 23, 2020 ⏰

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