La Historia de Shinkoo

¿Sueño o realidad?

  "Shinkooooooo" el grito sonó por toda la casa, en el piso superior se oye un estruendo, Dhary se encuentra de pie frente a un bulto de sábanas al lado de una cama pequeña, de debajo de bulto de sábanas sale un mata de cabello enredado y dos ojos asustados entre los cabellos.

  "Shinkoo, ya el sol salió hace varias horas y un estás durmiendo" dice Dhary con severidad y agitando la sartén que lleva en la mano. "Madre, ¿no podrías despertarme normalmente aunque sea una vez?" Protesta un chico delgado de piel mestiza que va saliendo lentamente de debajo del bulto.

  "Deberías alegrarte de que no te desperté con la sartén, el cual era mi propósito" exclama Dhary medio sonriendo y luego añade "acaba de despertar de una vez y ponte algo de ropa que tienes que acompañar a tu padre al castillo a hacer las compras"

  "Asch, odio las compras" murmura Shinkoo.
  "¿Qué hablas?" Exclama Dhary sacudiendo levemente la sartén. "Decía que ahora voy madre" responde Shinkoo cubriéndose la cabeza. "Más te vale" le dice Dhary y sale de la habitación con rumbo a la cocina en nivel inferior de la casa de piedra y madera en la que viven. Shinkoo termina de vestirse, unos pantalones de tela negra un poco dañados, una camisa igualmente de tela negra, una chaqueta de cuero de knul y zapatos de cuero de crang de pantano.

Al llegar a la cocina su madre se encuentra atareada en algo que parece ser el almuerzo, lo siente llegar y le dice "tú padre te espera afuera en la carreta" Shinkoo se queda mirando la espalda de su madre y le pregunta "¿Y mi desayuno?" A lo que ella responde "¿Desayuno? El desayuno fue hace tres horas." Shinkoo pasa su mano por su estómago y este ruge, su madre se ríe y voltea a verlo, al ver su cara de cachorro huérfano le dice "revisa en el comedor haber si queda algo, ya sabes cómo es tu padre"
Efectivamente si quedaba algo para asombro de Shinkoo, se sirve un baso de leche de stir y coge un pan.

Shinkoo sale de la casa luego de devorar su desayuno y ve la carreta tirada por dos stir y a su padre Fyur sentado encima de ella, se acerca y exclama "¡buenos días padre!" pero no recibe ninguna respuesta de este. "¿Padre?" Pregunta extrañado, se le acerca y lo toca por el hombro y de momento "¡Nooooo! ¡Cuidadoooo! ¡No lo dejes caer!" Grita su padre y Shinkoo instintivamente retrocede pero tropieza con una roca del camino y ¡Pamp! Cae sentado en el suelo levantando una nube de polvo, su padre se gira en su dirección y pregunta "¿Qué te pasó?"

  ”¿¡Qué me pasó!?" Exclama Shinkoo casi sin voz "¡Tú me pasaste!”
  "Oh, creo que me eh quedado dormido, perdón" dice Fyur y se baja de la carreta para ayudar a su hijo a levantarse, luego ambos montan y se dirigen hacia el castillo a hacer las compras.

El camino de entrada de la puerta norte de la ciudadela del castillo Myryr al igual que el de las demás puertas se encuentra abarrotado de gente.

  "Rayos, no pensé que abría tantas personas hoy" exclama Fyur a lo que Shinkoo responde "¿Acaso piensas?" Fyur suelta una carcajada y le da un manotazo a su hijo que lo lanza fuera de la carreta, Fyur es una persona muy jovial y alegre, Shinkoo no hubiera pedido un padre mejor, pero es un poco torpe aveces.

Shinkoo se apresura para alcanzar a su padre que ya había entrado por la gran puerta doble de madera y hierro pero se detiene a leer un cartel en el muro de la entrada que dice *TORNEO REAL HOY*

  "Shinkoo, apúrate, no te vayas a perder cómo siempre" le grita su padre desde la carreta, solo lo ve por la altura en que está porque hay muchas personas entrando y saliendo por la puerta. En eso pasan por al lado de él dos caballeros, sus brillantes armaduras plateadas resplandecen bajo el sol matutino y son como un hechizo que atrae la mirada de Shinkoo. Los caballeros ya van un poco lejos y Shinkoo sale de su ensueño y comienza a seguirlos. Su sueño de toda la vida ha sido ser caballero, recorrer el mundo en busca de aventuras y defender su reino, sabe que ésta es la oportunidad perfecta para tratar de entrar a la Academia Real y convertirse en caballero y sabe exactamente lo que tiene que hacer, colarse en el torneo que casualmente se celebra hoy en el reino, así demostrará las habilidades que ha estado desarrollando en los últimos siete años de su vida y seguro que le permiten entrar a la Academia.

Los sigue hasta que entran al Campo Real de Entrenamiento dónde se realizará el torneo, a estas horas su padre se debe estar preguntando dónde estará metido y lo más probable es que piense que está perdido ya que es lo que él le dice cada vez que se desaparece cuando van a hacer las compras al castillo, la realidad es que Shinkoo se sabe el terreno del castillo como la palma de su mano por lo que es consiente de que el mediano edificio que se ve a la derecha de la entrada del campo es una armería así que se dirige hacia allá en busca de una armadura y espada. No le será difícil encontrarlas ya que en el torneo también participarán muchos estudiantes de la Academia por lo que habrá varias armaduras de su talla. Rápidamente encuentra una armadura y se la pone, luego coje una espada de uno de los estantes y se dirige hacia la salida. En ese momento va entrando un chico de su edad, Shinkoo instintivamente lo saluda con el saludo de la academia que ha visto incontables veces y el chico se lo devuelve normalmente y pasa por su lado hacia el interior de la armería.

Al entrar al campo (el cual tiene una forma rectangular, rodeado por cuatro muros de piedra de los cuales descienden hacia el interior las gradas dónde se sienta el público, la grada que queda a mano derecha de la entrada es de la realeza) se encuentra con una sencilla mesa de madera en la cual están haciendo las inscripciones, se acerca a esta y un caballero con cara de ser bien veterano le dice con voz ronca y profunda "nombre y familia."

  "Shinkoo, Aokigahara" responde el chico, ve como el caballero anota su nombre y familia, luego le dice "eres el número 157" a lo que Shinkoo responde con el saludo que usó anteriormente con el chico de la armería pero el caballero nisiquiera le presta atención.

Una hora después, Shinkoo se encuentra alineado junto a los demás estudiantes de la academia frente a la grada de la realeza, detrás de ellos están alineados los demás caballeros que participarán en el torneo. Dirige su vista hacia la grada, están esperando a que el rey de su discurso y le de inicio oficialmente al torneo. Shinkoo pasea su mirada por todos los miembros de la realeza que se encuentran en la grada, se siente algo nervioso, no por el torneo en si, sino por el hecho de haberse colado en el y por cuál será la reacción de las personas cuando sepan que él no pertenece a la Academia. De momento su mirada se detiene en una persona en específico, en el mago real (que se encuentran sentado justo al lado de el rey, ya que también cumple la función de consejero real) y lo hace porque este lo está mirando fijamente.

Shinkoo le sostiene la mirada y nota como a este se le dibuja una sonrisa en el rostro, de momento su cuerpo se tensa y siente como en su pecho se acumula un vacío y un odio que hacen que apriete sus puños hasta que los nudillos se pongan blancos. Shinkoo sabe que hay algo malvado en este hombre, no lo conoce pero puede sentirlo en su alma y su alma nunca se equivoca. El mago real, aún mirándolo suelta una carcajada y todo se vuelve oscuro en un instante.

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Shinkoo despierta alterado en la cama de un hospital y una enfermera que en ese momento pasaba por allí corre hacia él.
  "¿Te encuentras bien chico? ¿El mismo sueño nuevamente?" Le pregunta mientras toca su frente en busca de algún indicio de fiebre, Shinkoo se encuentra todo sudado aunque la temperatura y humedad de la habitación son las correctas.
  "Si, el mismo" le responde mientras vuelve a incorporarse a la cama.
  "Bueno, recuerda que hoy es tu último día aquí, los más probable es que una vez que salgas dejes de tener ese sueño tuyo" le dice amablemente la enfermera, lo cubre bien con la sábana, apaga la luz y se va del cuarto dejándolo solo.

  Shinkoo cierra sus ojos e intenta dormir esperando que aquel sueño no regrese nuevamente, por lo menos por esta noche.