- Por favor, quédate esta noche conmigo, es la última que estaremos aquí, el lunes viajo muy temprano a Londres voy a ver un nuevo hotel y regresaré días antes de la boda de Gemma - me pidió parándose frente a mí con cara de gorrión herido.
- Pero Harry, ¿cómo me pides eso?, ¿qué quieres que le diga a Brandon?
- No sé, ármale una discusión y le dices que te dormirás en la otra habitación, por favor - suplicó no sólo con palabras sino también son su mirada.
- No sé Harry... me pones en un apuro.
- No es mayor al que tú me pones, _____, no vamos a vernos como en mes y medio, regálame esta noche, por favor - insistió tomando la punta de mis dedos.
- Mira, hagamos esto, subiré y cuando esté dormido me escapo, Brandon tiene el sueño muy pesado y seguro no se dará cuenta.
- Está bien - aceptó con una gran sonrisa mientras acariciaba mis dedos.
- Chicos me voy a dormir - anunció Julieta entrando a la cocina y separamos abruptamente las manos mientras la mirábamos asustados.
- Hasta mañana niña, que tengas dulces sueños - dijo Harry cariñosamente y yo lo miré seria y salí de la cocina después de despedirme de ella.
Brandon estaba sentado en el sillón cambiando de canal en canal. Julieta pasó, se despidió de él y subió. Harry salió de la cocina y se sentó en el otro sillón sin decir nada. Minutos después Brandon se levantó y le dio el mando de la televisión.
- Ya es tarde, vámonos a dormir, cariño - exclamó mirándome.
Harry me dio una mirada suplicante que Brandon no percibió porque estaba dándole la espalda y entonces recordé las misteriosas llamadas telefónicas.
- No tengo sueño, además, hay que lavar los platos, no sé pueden quedar sucios y no quiero andar con prisas mañana.
- Está bien, pero no tardes - se inclinó para darme un beso, pero agaché la cabeza y terminó por dármelo en la frente.
- Harry, ¿tú no vas a dormirte ya?
- Sí, pero primero tengo que sacar unas cosas del coche para entregarlo mañana.
- Bueno, hasta mañana - se despidió y subió las escaleras.
Harry se quedó sentado ahí y cuando se escuchó que Brandon cerró la puerta de la habitación, me sonrió y se acercó a mí.
- Gracias señorita limpieza - exclamó en tono de burla.
- Muy gracioso, acompáñame a la cocina, anda.
Me tomó de la cara y me plantó un beso en los labios, yo le recriminé con la mirada, él me tomó de la mano y entramos a la cocina. Me puse el delantal y comencé a lavar los platos mientras él se recargaba en el mueble, a mi lado.
- Cuéntame de ti - dijo metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón.
- ¿Qué quieres saber?
- Lo que quieras contarme..
- Está bien, pero... - tomé un fuerte suspiro, era una duda que tenía desde el primer día que lo conocí y que después de este fin de semana se había incrementado - ¿tú podrías primero contestarme una pregunta?
- Claro, pregúntame lo que quieras, las reglas ya no existen - me guiñó el ojo.
- ¿Por qué un chico como tú tiene un... pasatiempo tan... peculiar?
- ¿A qué te refieres? - exclamó extrañado.
- A la forma en que nos conocimos - dije mirando el plato que lavaba para evitar mirarlo - ¿por qué lo haces?, si no es por dinero, que obvio no te falta, entiendo lo del placer, pero, ¿no sería más fácil conseguirse una novia o ligarse a alguien en un bar?, ¿por qué así?, ¿por qué esas reglas?
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Nobody Compares |H.S|
FanfictionTres simples reglas a seguir. Número 1: no nombres, número 2: no preguntas personales, número 3: no lazos afectivos. Son las indicaciones que el desconocido da a _____ en su primer encuentro, pero, ¿para ambos será igual de simple seguirlas al pie...