SARAH HELLEN

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Aquella noche no pudo pegar ojo, esperaba también ver a Cayden, pero el chico no apareció en su habitación.

No podía dejar de pensar en aquellas muertes, en su abuela, quizás aquella bruja pudo encontrarla y matarla, o quizás su abuela esté esperando en la oscuridad a que ella misma termine con la bruja. "Pero ¿cómo lo hago?" A penas había practicado la brujería, no sabía nada de su don, no sabía lo fuerte que podría ser o lo débil que la podían hacer algunos hechizos. Debía de aprender y debía de buscar a alguien que la enseñase. Se levantó de golpe al pensar en la persona adecuada.

Su tía Lana Jois también debía ser una bruja, ella vivía en Irlanda, muy lejos, pero estaba segura de que si le contaba lo que estaba sucediendo vendría a ayudarla. Ambas hablaban de vez en cuando y siempre le había ofrecido su casa en Irlanda si Villa Marie no le convencía al final.

Fue a buscar su móvil, pero antes de enviarle un mensaje recibió otro de un móvil distinto. Abrió el cajón donde escondía el móvil de Alicia.

"No me gusta lo que estás haciendo. A veces es mejor no resistirse o la gente que quieres puede sufrir por tu culpa"

Estaba recibiendo otra amenaza de "X". No había duda "X" y la bruja que los perseguía eran la misma persona.

"No te acerques a Meredith o Alicia, te doy otro consejo, acaba conmigo antes de que yo lo haga contigo"

Dudaba si enviar ese provocativo mensaje o no, pero estaba harta de temerla, debía hacerle frente, alguien debía hacerlo y si Claire, Amanda o Brenda no lo hacían... Solo quedaba ella.

De pronto sintió una mano fría, pero a la vez cálida rozar su brazo, sintió un tirón fuerte mientras la arrastraba hacia su opresor. Cayden estaba tratando de evitar que Victoria enviase aquel mensaje. Pero no lo consiguió, pues la joven pulsó enviar rápidamente, antes de que el chico pudiera coger su móvil.

—¿Estás loca? —Cayden observaba incrédulo la pantalla del teléfono.

—¡Estoy harta de este juego! ¡No le tengo miedo, se acabó! —Victoria estaba atravesando un ataque de nervios.

Cayden la cogió por los hombros y la hizo mirarle a los ojos.

—Lo que acabas de hacer no te beneficia en nada Vic. —La joven no se había percatado desde cuanto tiempo había estado llamándola así. —La acabas de provocar, retar, seguirle el juego, como quieras llamarlo, le has dado justo lo que desea.

Victoria se dejó caer en la cama, intentó tranquilizarse y ver las cosas desde el punto de vista de Cayden e incluso de "X". El chico tenía razón, si quería detener este juego había hecho todo lo contrario, acababa de ponerse una cruz en la frente. La bruja iría a por ella, como un premio que tenía que ganar, el premio del juego que había empezado Victoria.

—¿Y ahora qué? —preguntó la joven preocupada.

Cayden no contestó. Y la falta de respuesta del chico la estaba poniendo frenética.

—¡Cayden!

—¡No lo sé! ¡No lo sé!

El chico se sentó desesperado al lado de Victoria, la miró a los ojos pensativo, intentando ver algo en ella.

—Debes prepararte, debes aprender.

Victoria asintió, era en lo que había estado pensando casi toda la noche, en aprender, en ser más fuerte y dejar de ser una niña aficionada a la brujería. Debía de ser una verdadera bruja.

LAS BRUJAS DE VILLA MARIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora