LA BRUJA LOCA

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Victoria le había pedido a Cayden que pasara las noches junto a Alicia. Su hermana necesitaba más protección que ella misma. El chico no se negó en ningún momento y por el momento ya había pasado junto a Alicia tres noches.

Las tres noches habían pasado tranquilamente y sin peligros. Al chico le pasaban las horas lentas allí, no era nada divertido quedarse sentado en una silla toda una noche sin hacer nada. Le parecía más interesante pasar la noche en la habitación de Victoria, observándola en todos sus gestos.

Después de clase Victoria, Claire y Amanda fueron al hospital para verla. Christ no pudo ir con ellas por dos razones. La primera es que la señora Thompson no estaba muy por la labor de dejarlo entrar a verla. La segunda, tenía que ir a hablar con Margarett. Desde que Victoria le había contado que ella era su verdadera antepasada no había ido ni una sola vez. Tal vez por todos los exámenes que tenía durante aquellos días y trabajos que tenía que entregar la próxima semana. O tal vez, por miedo de encontrarse con ella directamente. Pensaba que toparse con un antepasado era un mal augurio.

Martha Thompson acababa de salir de la habitación un poco desanimada. Sonrió al ver a las chicas acercándose por el pasillo.

—Todas ellas pueden entrar. —Le dijo al guardia antes de que pudiera abrir la boca para pedir sus nombres y apellidos.

—Hola señora Thompson. ¿Cómo se encuentra? —la dulce voz de Amanda fue la primera en aparecer.

—Un poco deprimida, pero solo puedo que esperar.

Martha esperaba con desesperación a que su hija despertara, y acudía al hospital dos e incluso tres veces por día. Pero siempre salía de allí con la esperanza medio rota.

—No se preocupe, estamos seguros de que Alicia despertará muy pronto. Hay que tener fe. —Claire intentó animar a la madre de su amiga, lo mejor que pudo. Ella también se desesperaba.

Alicia tenía mejor cara que antes, eso se podía notar solo al entrar y verla allí tranquila y frágil. "Siempre tan frágil" pensó Victoria.

Se acercaron a ella y Claire y Amanda le dieron un beso en la mejilla, igual que siempre cuando iban a verla. Victoria en cambio se sentó junto a ella y esta vez no dudó en coger su mano.

Notó que la temperatura de su cuerpo también estaba cambiando, ahora podía sentir su calidez. Normalmente sus manos siempre estaban frías como la nieve.

—Te estamos esperando Alicia. —Amanda le cogió la otra mano con dulzura.

—Si Alicia, tienes que despertar. Te necesitamos. —Dijo Claire mientras se sentaba en la cama al lado de sus pies.

Alicia reaccionó a sus palabras, su rostro mostró una pequeña sonrisa. Se había esforzado en mostrársela a sus amigas.

—¡¿Lo habéis visto no?! —exclamó Victoria levantándose de la silla.

Las dos chicas asintieron con la boca abierta. No podían creerse lo que acababa de pasar. Su amiga por primera vez estaba reaccionando a sus palabras.

—Una vez me apretó la mano. Pero pensé que era algo normal de los nervios del cuerpo.

Victoria le acarició la mejilla y le apretó la mano aún más fuerte.

—Vamos hermana, puedes hacerlo. Es hora de despertar.

Alicia agarró su mano con fuerza y le dio varios apretones.

—Voy a llamar al doctor. —Claire salió disparada por la puerta.

Al momento entró acompañada por el doctor y por la señora Thompson. Esta corrió al lado de su hija, casi apartando a Victoria para que le diera su lugar.

LAS BRUJAS DE VILLA MARIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora