Capítulo dieciséis: Hola, Colombia

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POV POCHÉ.

Realmente no pude dormir bien en toda la noche, la idea de volver a ver a mi familia después de mucho tiempo me hacía demasiada ilusión. Pasé toda la noche moviéndome en la cama de un lado a otro y lo único que deseaba era que amaneciera pronto para poder salir de la cama. Faltaban algunos minutos para que mi alarma sonara y ya no pretendía seguir más tiempo acostada si no tenía sueño, así que cancelé la alarma y me dirigí a bañarme. Durante la ducha me imaginé mi llegada a Colombia, la reacción de Vale al verme... no sé, regresar me hacía demasiada ilusión.

Cuando salí del baño, ya Calle se había despertado y le envidiaba la manera tan placentera en la que la vi dormir toda la noche. Le avisé que en una hora debía estar en el aeropuerto y fue a bañarse, nos encontraríamos con Mafe allá y se me hacía un poco incómodo estar con ella sabiendo todo lo que ocurría entre ella y Germán.

Me coloqué ropa cómoda para el viaje y maquillaba mi rostro mientras Calle salía del baño, se arregló a la velocidad de la luz y yo aún sentía que me faltaban cosas por hacer aquí antes de irme. A veces tenía ataques de ansiedad bastante severos y agradecía tener a Daniela conmigo porque siempre ha sido mi polo a tierra.

-Amor, tranquila. –Mencionó Calle con su mirada fija en mí. -Parece que estuvieras a punto de tener tu primer viaje en avión.

-Estoy algo nerviosa por volver a ver a mi familia. –Repliqué

-Todo saldrá bien, amor. –Dijo en ese tonito de voz que te hace sentir que realmente todo estará bien.

De camino al aeropuerto, el cielo estaba muy nublado y no era muy difícil intuir que estaba por llover y lo único que pedía era que la lluvia no interfiriera en mi vuelo, cualquier atraso que tuviera podía jugar en mi contra y necesitaba estar en Colombia antes de esta noche. Cuando llegamos, nos encontramos con Mafe y mientras yo hacía el registro, mi novia y su madre se dirigieron a un Starbucks a desayunar.

Cuando las ubiqué, me acerqué en silencio porque pude notar que Daniela estaba hablando por celular con su papá, Mafe estaba oyendo la conversación y notaba en su rostro ciertas ganas de querer ser ella la que estuviese hablando. Mafe podía engañar a quien ella quisiera, pero ya yo había pasado por esa situación y sabía perfectamente que ella daría lo que fuera por tener a Germán a su lado.

Calle había pedido un batido de frutos rojos para mí y el joven que le despachó había dejado un mensaje en mi vaso, un mensaje mandado a hacer por Daniela. Cosita divina mi novia.

La conversación con Germán terminó y yo me limitaba solamente a tomar de mi bebida, sentía que era un tema que no me incumbía, de hecho, tampoco creía conveniente que Daniela estuviera en todo esto, Mafe y Germán ya están demasiado grandes como para involucrar a su hija en sus líos amorosos.

Calle había ido al baño y ahora yo estaba con Mafe sin tener idea de qué hablar con ella. Sentía que sus pensamientos divagaban entre Germán y ella y en parte dolía verla así, no porque se tratara de ella, sino porque sé perfectamente lo que se siente. Lo que sentía por ella no era nada más que una especie de consuelo porque en algún momento de mi vida también pasé por una situación parecida.

- ¿Está todo bien? –Pregunté rompiendo el incómodo silencio.

La respuesta a mi pregunta parecía ser un poco obvia, pero siempre es bueno desahogarse, aunque las cosas ya se sepan.

-En parte. –Respondió. –Creo que ya sabes que todo esto es difícil.

Asentí sin decir nada porque sí, sí lo sabía.

-Es duro saber que pudimos haber luchado por lo nuestro y no lo hicimos. –Dijo. –Y ahora mírame, después de muchos años eso es lo que quiero hacer, pero la verdad no sé si sea lo correcto.

Sigue siendo vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora