capítulo 11- segunda temporada

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Después de aquel excitante momento, volví a mi lugar, con la piel erizada, con todo mi cuerpo temblando.

Thom seguía manejando en silencio, mi mirada perdida en la carretera, pensando en la locura que había sido todo. Pensando en que Thom es el hombre que genera mil emociones en mi.

El ruido del motor del auto dejo de escucharse y volví a la realidad, ya estaba en la puerta de mi casa, Thom me miraba con una sonrisa de lado.

-¿En qué pensabas princesa?- su voz, esa voz que me volvía loca, esa voz que lograba ponerme nerviosa y excitada. La voz del hombre que me gustaba.

-En ti.- Le dije casi sin pensar, mirándolo directo a los ojos. Esos ojos hermosos que me hacían temblar.

Thom agarró mi mano y la beso.

-Eres muy hermosa.- dijo aún con mi mano en la suya. Subió su mirada.- Pero todavía sigo un poco enojado.- Me miro pícaro de arriba a bajo.- tendría que castigarte por lo que has hecho.- Su mano ahora se encontraba en mi muslo.

Con su dedo índice hacía círculos en mi pierna  subía y bajaba.

Con la voz entrecortada le dije.- Me vuelves loca, sígueme tocando así y no podré controlarme.

Maldita atrevida, solo tienes 15 años. Pensé.

La mirada de Thom se volvió más profunda y más oscura, sus pupilas estaban super dilatadas. Lo miré y lo seguí mirando por unos minutos, mientras sentía que mi entrepierna se humedecia.

Intenté subirme de nuevo encima de él.

-Tranquila princesa, este es tu castigo.- Sacó su mano de mi pierna y me dio un beso en la mejilla.- Hasta mañana Em. Te paso a buscar a las siete de la tarde para salir. Duerme bien.-

Acto seguido el bloqueo de las puertas se desactivó y no pude hacer nada mas que salir e irme a mi casa.

Llegué a la puerta y vi el auto alejarse cada vez más. Entré a mi casa y no había nadie. Volví a cerrar la puerta con llave y fui directo a mi habitación.

Una vez allí busque mi pijama y me dirigí al baño, me di una ducha rápida, cepille mis dientes y me cabello.
Ya en la cama, tome mi celular y le escribí un mensaje a Matt.

'Lo que pasó hoy no puede volver a pasar Matt, tu eres mi mejor amigo, y a mí me gusta Thom, no quiero lastimarte, pero es la verdad, espero que sigamos siendo amigos a pesar de lo que sucedió'.

Toqué enviar, apagué mi celular y lo puse a cargar en mi mesa de noche.

Cerré los ojos pensando en que podría dormirme pero no fue eso lo que pasó. En mi mente empezaron a aparecer momentos de lo que había sucedido y un nudo se formó en mi estómago.

El hecho de pensar que Thom podría haber reaccionado de otra forma me hacía sentir mal.

El permitir que Matt me besara también lo hacia.
Lágrimas empezaron a rodar por mi mejilla, me sentía culpable, casi pierdo al chico que me gusta y podría perder a mi mejor amigo de toda la vida.

Mi vida se estaba convirtiendo en una novela dramática, de esa en donde la chica tiene que elegir entre dos chicos y terminar lastimando a uno de los dos.

Me dolían los ojos de tanto llorar. Miré la hora en el reloj de pared y daba las tres de la madrugada.

Fui a la cocina por un vaso de agua, para lograr despejar mi mente y asi poder dormir aunque sea unas seis horas.

Sentada encima de la mesada, fijo mi mirada en la ventana que daba al jardín, allí logro distinguir una sombra negra que se acerca lentamente hacia la puerta, sentía mucho miedo, estaba preocupada y sola en mi casa.

Quise mandarle un mensaje a mis padres pero recorde que no traía el celular conmigo.

-Mierda, mierda, mierda.- salí corriendo hacia el living y me escondí allí.

Bien Em, nadie te va a encontrar escondida atrás del sillón, muy inteligente de tu parte.

Mi mente no dejaba de repetirme lo estúpida que me veía escondida en ese lugar.  Pero el miedo y los nervios no me dejaban moverme.

Escuché como aporreaban la puerta. Como queriendo entrar. Otra vez lágrimas caían por toda mi cara.

-Maldita sea, no me puede estar pasando esto justo ahora que estoy sola.- tome de mi cabello y lo jale, lo jale tan fuerte hasta que sentí dolor.

Ya no sabía que hacer, mi cuerpo temblaba, mis piernas no reaccionaban, mi mente pensaba en todas las cosas malas que podrían pasarme si ese puerta se abría.

Conté hasta diez para tratar de tranquilizarme y actuar de forma correcta. Lo conseguí, conseguí moverme sigilosamente sin hacer ningún ruido.

Con pasos lentos y decididos me acerque otra vez hacia la cocina, del cajón tome un cuchillo y me quedé esperando por si abrían la puerta. Otro intento por abrir y nada, no pudieron.

Después de diez minutos de esperar, me acerque  a la ventana pero ya no se veía nada. Ni la sombra, ni nada raro.

Volví a dejar el cuchillo en su lugar y agarré el palo de la escoba y lo puse en la puerta como una traba.

ahora nadie va a poder abrirla.- dije en voz alta y sintiéndome la chica más valiente del mundo.

Me dirigí hacía mi habitación y me acosté. Por fin pude conciliar el sueño.

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Bueno chicxs he vuelto con otro capítulo

Espero que les guste!!

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Mi Sexy Hermanastro ( En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora