El terreno y el Pirul

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Cuándo me preguntan por él, quiero pensar que así es como inicio todo y que solo buscaba la manera de poder ponerse en contacto con alguien y lo ayudara a encontrar la luz.

Mi nombre es Helena y desde que tengo conciencia recuerdo a un hombre que me vigila... incluso en mis sueños esta él. Tengo 8 años y mis padres han comprado un terreno para hacer una casa nueva para mi y para mis hermanas, pero eso no es todo, planea poner ahí una bodega para poder seguir vendiendo sus mercancías y así matar dos pájaros de un tiro. No crean que el primer contacto lo tuve yo, no, fue Helena mi madre, la que al llegar al terreno para ver como era, quien lo vio por primera vez sentado en los muros viejos del terreno, a las faldas de un pirul.

-Hugo, ¡hay un señor debajo del pirul fumando!
-No veo a nadie, respondió mi padre sin darle importancia al asunto.
-¡Hugo! ¡el hombre está volteando! Dijo mi madre cada vez más alterada, ¡vámonos!

Mi padre al no saber bien de que huían y que pasaba decidió irse con mi mamá a la casa y dejar el incidente sin mas problemas.

Varios días después aún se habla en el desayuno sobre como Lena (mi madre) decidió irse deprisa del nuevo terreno; y es que era una novedad ya que quien la conoce puede decir que es una mujer bastante seria y de un carácter fuerte.

-Asi que ¿viste a un hombre en el terreno de Guadalupe? Preguntó mi abuelo
-Si, respondió mi madre, lo vi como lo estoy viendo a usted aquí sentado, el vestía como un militar y fumaba.
-¿Estaba solo?, ¿tal vez era el velador?
-No era el velador, se bien lo que vi y conozco a Tomy lo suficiente para saber si era el o no, contesto airada mi madre, además, en el caso de que fuera él,  no entiendo por qué se pondría un traje de militar ¡todo es muy extraño y yo no pienso hablar más sobre el tema!

Lena se retiró del comedor bastante molesta, pues no le gustaba que se pusiera en tela de juicio su cordura o lo que ella decía.

-Creo que deberíamos de creer lo que Lena dice, dijo Gloria, la segunda esposa de mi abuelo.
-Yo puedo ir a investigar, comentó Ana la hija de Gloria, además tengo una amiga que puede ayudarnos y ver que es lo que pasa ahí
-Hugo ¿puedes llegar a Ana y a su amiga a la finca?
-Claro
-Perfecto, voy a hacer unas llamadas y espero poder ir mañana a media noche, te confirmo por la tarde Hugo y muchas gracias Don Silvestre por permitirme investigar un poco su terreno... ¡perdón!, el terreno de su hijo, gracias Hugo.

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