Era una cálida noche de verano. Quizá demasiado cálida, puesto que apenas pude conciliar el sueño. Quizá haya más razones. Como la de que mañana es el primer día de instituto. Créeme cuando te digo que no tengo ninguna gana de ir a ese estúpido colegio de Murcia.
Eso de los divorcios da asco. Cuando eres pequeño ni siquiera te das cuenta, te acostumbras rápido. Pero cuando tienes 15 años y te tienes que ir a vivir con tu padre y su nueva novia, te traumas. Nueva ciudad, nuevas personas, nuevo entorno. Y que decir tiene que vengo con mis 5 hermanos, como no (2mayores, mi mellizo y 2 pequeños).
Eso de conocer gente nueva, malo. No es que sea introvertida, pero suelo ser borde con la gente que no conozco. Eso si, cuando se me conoce soy loca, fiestera, divertida. Aunque dudo mucho que a alguno de los pijillos de aquí le termine cayendo bien. Simplemente porque, no sé, soy un poquitín cani. El heredar la ropa de tus hermanos mayores acaba influyendo en tu forma de vestir. Bueno si me queda bien, me queda bien. Que se jodan.
Y ,poco a poco, mis párpados se hacen pesados y me adentro en el mundo de los sueños.
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Oigo unas risitas. Empiezo a sentir cosquillas en la nariz. Espero unos segundos y cuando siento otra vez las cosquillas le pego un manotazo lleno de nata en el pelo, abro los ojos y grito:
-¡JA! ¡Joróbate mocoso insignificante!
-¡Papá! ¡Kira me ha puesto nata en el pelo!- dice Pablo (9 años), me saca la lengua y corre a la cocina.
Entonces, corro al baño y le cierro la puerta en la cara a mi mellizo, Diego.
-¡JA! He llegado antes que tú.
-Me cago en ti Kira.
-Me amas y lo sabes.
Me miro en el espejo. Mi sonrisa deslumbra como siempre. Me echo mis cremas y mientras se absorben maquillo mis ojos verdes con rímel. Peino mi largo y liso pelo marrón chocolate. Me echo mi base de maquillaje, mi colorete y un poco de brillo. Así al menos mi pálida piel parecerá tener algo de color.
Voy a mi habitación y cuando me cruzo con Diego le miro con aire de superioridad. Me pongo mis shorts vaqueros favoritos, una sudadera holgada gris, unos calcetines y mis superga negras. Cojo mi mochila y meto dentro mi cartera, mi estuchito de maquillaje, una libreta y un boli azul. Bajo a la cocina y me encuentro con mi padre, su novia y con Pablo. Charlo un poco con ellos del tiempo, de los periódicos, etc; de esas cosas que apenas tienen importancia personal y se hablarían con cualquier extraño. Mientras, desayuno mi vaso de zumo, una galleta, un vaso de nesquick y meto en mi mochila mi manzana para el recreo. Cojo mi gorra de NY y salgo de casa de camino a un instituto que no me dará mas que problemas.
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Pero, ¿cuál es tu historia?
Teen FictionEsta, es una historia para recordar. Quizá como todas las adolescencias. Pero puede que esta sea un poco más complicada. ¿Para qué escribo? Para desahogarme. Para dejar fluir todo lo que llevo guardándome tanto tiempo dentro. Así que, cuando me pre...