Encuentro

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El sol poniente asomaba su risa naranja reflejando rayos sobre la superficie bruñida de agua del lago dentro del gran bosque lleno de abetos extendidos, todos sobre la abrupta vertiente de una montaña, la fragancia de la naturaleza; olor a tierra mojada, frutos, el agua pura de las cascadas, todas mezcladas haciendo un delicioso perfume, la tranquilidad contagiosa era total en este hermoso y místico lugar. 

El día comenzaba con el sonar de agua cayendo de varios niveles en cortas cascadas, las melodías de los pájaros y el pequeño viento pasear chocando con las hojas, pero la uniforme tranquilidad fue abrupta por el llanto de un bebé humano; fue abandonado en lo más profundo del bosque y era rodeado por unos cuantos rostros, curiosos, sorprendidos, en llanto e incluso algunos le observaban escondidos llenos de miedo, los humanos no pisaban lo más profundo del bosque jamás, ver un bebé humano era realmente desconcertante y para algunos era algo nuevo, nadie se atrevió a cargarlo, tocarlo ni mimarle, aunque era en verdad triste que fuera dejado atrás en un sitio donde nadie en su especie le encontraría, era obvia las razones de quién le abandonó. 

Abriendo paso, se quitaron y mantuvieron distancia para Millennial que llegaba recién, él era creador de todo en esta tierra sagrada, preocupado corrió a ver al pequeño, lloraba demasiado, quizá estaba herido, los humanos eran demasiado frágiles, seguro que le haría daño; él no sabía nada de esa raza porque aunque conviviera algunas veces con ellos en el templo mayor, solo era para que le rindieran algo llamado"tributo", los humanos eran seres con conductas y principios muy extraños. 

Tragó saliva y le miró, era pequeño y de aspecto frágil, sus pequeñas manos intentaban alcanzar algo en el viento mientras movía las sabanas a su alrededor hasta dejarlo destapado, ¿qué iba a hacer o qué iba a pasar con él? Era diminuto, no más grande que un conejito, con gran cuidado aunque torpemente cargó al pequeño ser que paró de llorar al ser sujetado, había encontrado la paz desbordante en las manos de Millennial, el bebé sonrió feliz, estiró su pequeño cuerpo y alzó un diminuto brazo con la manita cerrada en un puño y... solo necesitó de ello para saber que los latidos del bebé no eran normales, su piel era pálida casi transparente, a pesar de que su frágil corazón latía débilmente él lloró sin cesar para ser encontrado. Le brindó una sonrisa almibarada por su esfuerzo, intentó quitar un pequeño mechón del rostro del pequeño y fue detenido por esa pequeña manita sujetando uno de sus dedos, su corazón sintió una ligera estocada al saber que no pasaría mucho tiempo vivo, sí, sólo cargar a ese pequeño, sentir esa calidez, le hizo querer cuidarlo, protegerlo, estaba solo en esta vida y era imposible dejarlo y hacer la vista ciega. 

Este pequeño bebé rodeado, adorado por tantos seres curiosos, si había algo que él amara, todos ahí lo aceptarían, se asomaban para ver a ese pequeño humanito meciéndose en brazos de Millennial, quién le sonreía hipnotizado por sus pequeñas facciones, de aquella perfección, de aquellas pequeñas manos y pies, ciertamente estaba asustado, pero ver esos ojos mirarle fijamente le hizo sentir e irradiar paz a todos.  Así día a día todos volvieron a sus vidas cotidianas con una felicidad inmensa del nuevo ser en el bosque, entre más días pasaban más aprendían del cuidado del pequeño, brindaban comida, agua, prendas, higiene e incluso consejos, no eran los mejores cuidadores, pero todos hacían su gran esfuerzo por darle lo mejor.

Millennial sabía que tenía que hacer...

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2019 ⏰

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La historia del pequeño guardián | Wind Archer CookieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora