Los ojos de John Reid, sentían coalición entre los avellanados iris del sujeto, vivaracho y de gran altura, con porte de bicho raro, el mofo delgaducho, daba confianza, apesadumbrando la cabellera poco convencional al oficio. Su hoja de vida denotaba grandes capacidades, sin duda, había mucho en aquel que pudiese proporcionar en las oficinas. Ya su segunda vez recibiendo aquel hombre, de ventitantos, debía de admitir que se expresaba mejor que los anteriores a quien entrevistó, lo más importante, azas en la experiencia telefónica.
Tenía un traje formal, un flux que le daba apariencia del saber al vestir, de color gris oscuro, un corbatín con chaqué, camisa blanca con tapera de cubretones, chaleco cruzado, levita desabrochada, le sobresalía una camisa blanca, tan sólo centímetros de la manga de gemelos. Los pantalones de a un colorín plateado gris, a la vista una tela interesante, inflado a la fascinasción, Reid, lo hallaba puntual en su vestimenta.
Aparentaba ser involucrado en el ambiente laboral, inclusive creía que pronto se combinaría al resto, homogéneo, al poseer semblante respetuoso y cordial, también social en cuanto abrirse en su vida personal. Tras una lista de cosas atrayentes y paladosas, no tuvo más que aceptarle en su compañía, pero tambaleante, siempre tenía esa espinilla de duda ante cualquier sujeto.
—Bienvenido a la compañía, Sr. May. —compuso la mano en dirección de trato hacia el nuevo empleado, seguía mirándole furtivo.
La piel se erizó al toque caliente y frío, separaron el saludo tras la sonrisa de negocios que siempre usaba John Reid, como muchos. Brian rasgó su boca en una mueca que traspelaba los dientes, poseía unos colmillos que le hacían ver más extravagante. Insesante, la perspectiva que tenía Reid hacia Brian, era de un tipo oculto, pero audaz.
A instantes, un fémina fue llamada por el hombre con lentes cuadrados a dos puentes, de montura oscura. Brian May, se eriguió sonando huesos al movimiento, ante la desconocida presencia, para dar un nuevo apretón, bien visto por la mujer, quién vestía en faldas sueltas y chaleco morado, pelirroja delgada, con cabello recogido a moño. Iluminó con sus labios mate, una sonrisa intensa hacia el mastodonte.
—Dobson, hágame el favor de darle un recorrido por las instalaciones al Señor. —indicó posándose de nuevo al cojín de la cuadrúpeda silla, y por consiguiente señaló hacia la puerta de que, ya debían de egresar a la oficina, coagulando las formalidades.
Aquella, quería agradarle al nuevo, lo veía como alguien que debía tratar. Amable, abrió la puerta dejando pasar al caballero esquelético, era flaco, pero poseía una forma de andar muy retriada de lo tosco, se veía flexible y algo elegante.
Supo pues, que sería bueno intentar amistarse, mientras dejó al hombre focalizar los pasillos de la compañía telefónica, daba una conversa a la punta de ser interesante. Por lo pronto, apenas unas cuantas vueltas en respuestas, quizás por lo concentrado, examinaba al paisajismo, del angosto lugar.
Los colores que se podían visualizar eran, sosos, sin diversión o complicidad entre ellos. Poco moderno, parecía más bien una ambiente de papeles reciclados, amarillenta como los catálogos de trabajo y patosa como una bota agujerada. Se distinguía un olor a obrar, si, sudor y hojas, quizás el aire acondicionado calmaba el estrés producido por tan amañe al lugar, mal encarado.
El taconeo de otro par, andaba como pingüino en un intento apresurado al correr sin tropezones, una chica de tal vez la misma edad desconocida del bisoño. Dobson reconoció que Mullen, la joven de pantalones marinos y camisa corta, de cabellera suelta, venía al cambote de ambos, pero no precisamente de algo sin urgencia, por la forma de verse, claro.
—Amiga, digo, Dobson. —corrigió ante el novedoso compañero, quedó pendiente al cabello y la barba.
—¿Si? —preguntó divertida, porque sentía la pena de Chrissie, al verse besando en saludo a Brian de faz. Posterior a eso, transmutó visionaria hacia la pelirroja, se comportaba un tanto diferente, más pícara, tratando de impresionar o agradar. Aunque ambas debían de admitir, que Brian, parecía un espécimen de intriga, con sus modalidades de cambio a golpe en actitud.
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Acné
FanfictionBrian es Foruncofilico, le gusta el rostro de John Deacon. John sufre de Acné.