Capitulo 12

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Separó su cuerpo del cuerpo de ____________ unos centímetros suficientes para poder retirar con la mano la mano derecha, la sábana que todavía cubría gran parte de la piel de su chica. Y una vez viéndola desnuda, a pesar de la poca luz de la lámpara de la mesita de noche, solo quiso hundirse en su cuerpo. Solo quiso meterse en ella. Muchísimas ideas se pasearon por su mente. Ideas malas. Perversas. Su estado de ánimo podía cambiar salvajemente cuando se trataba de ella. Podía estar hablando sobre un tema realmente serio en un momento, pero cuando la tenía en sus manos, su mente se nublaba y solo pensaba en ella… en cómo tocarla, de qué manera hacerla sentir todo, de qué manera hacerla pedir más… de qué manera volverla loca.

Y era entonces cuando la noción se iba de su mente. Y solo quedaban ambos. Besándose. Tocándose en medio de la noche. Y todas las personas en el mundo desaparecían a su alrededor.

Empezó besando su cuello y pasando a mordérselo con sus blancos dientes. Pero fue más intenso, cuando practicó lo mismo, pero en los senos de __________. Se los besó primero, saboreando cada pedacito de su piel en ese espacio tan reservado que solo él había probado. Y aquello le hacía sentir jodidamente orgulloso. Mordió el pezón derecho de ____________ cuando esta empezó a jalarle el cabello, en un síntoma de necesidad. De un poco de piedad. De desesperación. Y ella hizo la cabeza para atrás cuando volvió a sentir los dientes de Justin morderle el otro pezón.

- Basta… detente… - le rogó ella.

- Te dije que iba a follarte de todas formas. – se hundió entre sus senos, acariciándolos con la piel fría de su nariz. Y su cabello también le hacía pequeñas cosquillas que producían en ella el máximo deleite posible. – vamos, dime que no lo deseas.

- Pero mañana…

- ¿Lo deseas? – su mano izquierda pasó a separar ambas piernas de ___________. Sabía la respuesta con solo mirar su aspecto necesitado. Era inevitable no sentirse de esa manera con ese hombre ofreciéndole el cielo en una bandeja de plata. – dímelo, ¿lo deseas? – preguntó ahora, y bajó la mirada para ser testigo de lo que haría. ___________ hizo lo mismo. Y su vista se nubló al notar que Justin bajaba las caderas para rozar la punta de su erección sobre su mojada línea. Justo ahí. Donde más húmeda se encontraba. Y sabía que si movía un poco el cuerpo, Justin terminaría hundiéndose en ella. – contéstame. – rogó, apretando arriba ambas manos sobre las de ella.

___________ asintió, tragando saliva. Sus ojos se habían humedecido de un momento a otro.

- Cuéntame cuanto lo deseas.

- Que sí Justin, Dios mío… lo deseo tanto… - gruñó ___________ a punto de mover las caderas para poder sentir a Justin por fin completamente.

Él sonrió, habiendo logrado su objetivo. Todo su cuerpo estaba tenso. Y apretaba la mandíbula con fuerza para poder seguir con el juego, porque de lo contrario, estaría follándola tanto como quería. Sin embargo quería que fuera ella quien lo hiciera esta vez… que se desesperara tanto por tenerlo dentro de ella, moviéndose duro y sin compasión, antes de que él terminara con todo ese jodido lío.

- Te deseo tanto… - volvió a gruñir ella.

- Mnh… amo cuando estás así… exactamente así de mojada… - su polla volvió a moverse de arriba hacia abajo por aquella línea entre el cielo y el infierno. – es mi punto favorito.

- ¿Qué esperas?

- Hazlo tú. Te estoy esperando a ti.

Ella se mordió un labio. Desesperada, soltó sus manos de las manos de Justin y pasó a colocarlas sobre la espalda ancha de este. Tocó suavemente. Viajando por toda su piel, por todos sus músculos, hasta llegar al último centímetro. Tocó su cintura, llegando a la magnífica curva que unía su cintura y su culo. Y al llegar a él, lo apretó con ambas manos. Duro. Y él también quitó toda la resistencia, dejándose caer encima de ella.

- Oh… sí… - __________ levantó las caderas, ofreciéndose a él. Todo su cuerpo convulsionó al sentirlo dentro, muy dentro de ella una vez más. Y aunque en ese momento era más que suficiente, sabía que siempre lo desearían una y otra vez.

Justin se movió sobre ella. Su rostro denotaba concentración, dureza y satisfacción a la vez. Apretaba la mandíbula mientras observaba lo bien que se lo hacía a su chica. Mientras observaba como ella se desvanecía con cada embestida. Susurró algo, mientras apretaba los dientes.

- Jamás voy a cansarme de esto.

Ella volvió a gemir delicadamente. Sus pequeñas manos viajaron de nuevo desde el culo de él hasta su cintura, espalda y hasta sus brazos. Rígidos, tensos y remarcando muy bien cada línea que demostraba los resultados de un excelente trabajo físico durante tantos años. Estaba en forma. Y vaya que lo estaba. Se había hecho un par de tatuajes más en el brazo izquierdo y encajaban perfectamente con el diseño de los otros. Y quedaban perfectamente en momentos como estos, en los que sus brazos se remarcaban por lo tenso que se encontraba.

Subía y bajaba. Haciendo del ritmo algo más enloquecedor. Ya no era exactamente un ritmo pausado, sino todo lo contrario. La frente de Justin había empezado a cubrirse de una capa de sudor fina. Lo único que deseaba era verla correrse otra vez. Mnh…¿Dos veces en una noche? Buscó con desesperación el punto de su orgasmo, sabiendo que él… había llegado una vez más.

- Mierda… - se quejó, notando que había empezado a correrse. Todo el semen empezaba a regarse por las piernas de ella, que se mordía un labio y suspiraba, aliviada. – nena… mierda… - cerró los ojos y se dejó llevar por un momento. - ¿Qué haces? – le preguntó al abrir los ojos. Su elevado síntoma de satisfacción no le permitió ser consiente por un momento de lo que ____________ hacía. – por Dios. – negó con la cabeza al ver que ella había bajado un dedo hasta el líquido y lo había regresado hasta su boca. Chupándolo. – estás tan…tan mal…

Pero ella le besó los labios antes de que el sabor desapareciera de su boca. Justin gimió mientras la besaba, desesperado. Totalmente ido. Esa mujer era sorprendente. Preciosa. Nunca se cansaría de hacer el amor con ella, porque cada vez, siempre era mejor. Y siempre lo sorprendería con algo nuevo.

____________ se le separó un poco y con una sonrisa en los labios, pasó a preguntarle algo directamente en su oído. Y aunque Justin acababa de correrse, la boca de _____________ cerca siempre sería un peligro.

- Y dime, ¿quién ha hecho el trabajo esta vez?

Tentation 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora