Capítulo L: Retroceder en el quizás

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2018 fue el año más difícil que he vivido hasta ahora, pero sé que todo llegará a mejorar, se puede comenzar de nuevo de ser necesario.

Una disculpa a ustedes por mi ausencia y mis nulas actualizaciones, pero les doy también un enorme agradecimiento por seguir comentando y compartiendo sin cesar.

Además, en 2018 fue mi debut en eventos y estrené una historia original serializada que pueden adquirir en físico ("¡Pregúntenme cómo!", dirían los vendedores de Herbalife) junto con mi amiga Renko. Fue extenuante, aunque divertido.

Quiero dedicar este capítulo a Karla García, quien me visitó en Doki Doki City y quien me motivó, junto con varios de ustedes, a terminar este fic.

También quiero dedicarlo a s0ra, porque en ella he encontrado un apoyo invaluable durante los últimos meses. Sabes que te agradezco desde el fondo de mi corazón y que eres una persona más que maravillosa y genial. Te amo.

Va para ustedes, con todo el cariño del mundo.

Capítulo L: Retroceder en el quizás

Kakyoin creyó que había tenido esa sensación varias veces tiempo atrás: la sangre hirviéndole, sus sentidos alerta, Hierophant Green listo para responder al ataque a la menor insinuación...

El completo sentido de su existencia se resumía y se justificaba en ese preciso instante: en su batalla con Pucci, en luchar por las personas a alas que ama y brindarles la tranquilidad que merecen. Cubría la espalda de Giorno y Jolyne al mismo tiempo que trataba de enfocarse en lo que sucedía; le alegraba además que los niños estuvieran tranquilos, eso haría que escucharan órdenes o que actuaran por iniciativa propia de ser necesario.

Temía por la vida de su familia, pero sabía que el miedo sólo paralizaba e impedía actuar o avanzar, así que no servía de mucho asustarse.

La comitiva, entonces, siguió caminando, hasta que una sombra llegó a ellos surcando los aires y derribó a Noriaki, mientras lo tomaba del cuello y trataba de asfixiarlo. Los gritos de los niños y de su pareja apenas llegaron a sus oídos y la vista se le nublaba, impidiéndole escuchar o distinguir a su verdugo, quien le vociferaba lleno de ira.

Con un gruñido bastante familiar, Star Platinum le libró de su atacante dando un golpe que lo arrojaría lejísimos y lo aturdiría lo suficiente para que Kakyoin alcanzara a tomar aire de nuevo y a digerir lo sucedido. Se giró y al ver a Jotaro, este sólo espetó:

Whitesnake.

Jolyne se estremeció y Giorno se le unió en sentimiento, mas trató de mantenerse firme. El joven profesor supuso entonces que iba por él, quería robarse su stand, así como habían robado a todos los stands en el edificio.

Iba por él. Pucci lo quería muerto y desde el principio, ese asunto había sido personal.

Jotaro lo ayudó a ponerse de pie y le apartó el cabello del rostro de manera tosca, pero tratando de ser tierno; en un breve instante, a Noriaki le pareció que le sonreía, aunque segundos más tarde lo notó estoico en extremo.

–Me va a volver a encontrar. –Declaró Kakyoin, tajante. –No quiero que corran peligro, ¡váyanse sin mí! ¡Corran!

Noriaki notó como el rostro de Jotaro se pasmaba a pesar de que luchaba por decirle algo.
Cualquier palabra.
Lo que fuera.

Tragó saliva y se acomodó la gorra, no sin antes darle un beso sobre la frente.

–Cuídate, ¿quieres?

El joven profesor hubiera querido quedarse, pero sabía que esa batalla era suya.
Sólo de Pucci y de él, de nadie más.
Se marchó sin mirar atrás, sin un vínculo como besos o caricias. Escuchaba las quejas de los niños, pero sólo corrió y no se atrevió a cambiar de opinión.

Sweet dreams (are made of this) -Jojo's bizarre adventure-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora