ONESHOT

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Park JiMin es un joven de 16 años quien cursaba tercero de preparatoria.

Un chico de linda sonrisa, eyes-smile, aegyo natural, ternura desbordante y un aspecto angelical que no representaba para nada la realidad con ese cabello castaño y esos labios rojos y carnosos.

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Min YoonGi un joven de 17 años en tercero de preparatoria, y compañero de clase de JiMin.

Poseía una hermosa sonrisa, ojos gatunos, piel pálida pero de expresión seria la mayoría del tiempo; una expresión que oculta el mundo de perversión y pensamientos impuros que rondan su mente dándole un aire tranquilo y desinteresado, añadiendo su cabello negro era todo un cliché de chico malo.

Ambos chicos eran deseados por la mitad de la preparatoria pero estúpidamente o no lo sabían o no les importaba.

Cada día era rutinario para ambos; salían de casa al instituto, se encontraban en la parada del bus, tomaban las clases en los mismos horarios, iban a la práctica de basketball y al final del día asistían al teatro, JiMin para cantar, YoonGi para tocar el piano y ambos para bailar. Parecerá increíble pero a pesar de todo esto jamás JAMÁS habían cruzado palabra mas que un leve saludo o petición como un "Con permiso"

Para ambos las cosas estaban bien así. YoonGi no solía relacionarse con la gente y a JiMin le daba un poco de miedo el de ojos gatunos, "Firme, frío y duro" eso era lo que pensaba JiMin de él. ¡Pero claro! Las cosas no se podían quedar así, y cada día que pasaba parecía que ambos se llamaban mutuamente, y el destino quería forzarlos a estar juntos.

Por las mañanas tenían que sentarse juntos en el bus por falta de asientos, hubo un cambio de lugares y quedaron sentados juntos en todas las clases, por si fuera poco en todos los equipos de cada materia quedaron juntos, en basketball quedaron en el mismo equipo y como guinda del pastel tendrían que trabajar juntos para realizar una presentación teatral.

Al principio a ambos parecía darles igual pero como era de esperarse con el paso del tiempo se fueron sintiendo atraídos uno por el otro.

La primera vez que decidieron dirigirse la palabra fue un lunes en la parada del bus, iban como siempre pero JiMin llevaba los ojos delineados y YoonGi una bonita gorra que decía "SUGA".

-Hola JiMin - saludó como de costumbre al castaño solo que añadió -Se te ve bien el delineado.

-Hola YoonGi y gracias, tu gorra también es muy mona- sonrió con un leve tono carmesí en las mejillas.

-Gracias

Una vez más se quedaron en silencio hasta que llegó el bus.

Y así pasaron los días, cierto lunes lo mismo se repitió, y subieron al bus juntos, para su sorpresa había varios lugares vacíos y a pesar de eso JiMin se sentó en un lugar con dos asientos vacíos y esperó a que el pelinegro se sentara a su lado, cosa que este hizo con gusto.

El trayecto era un poco largo, cada uno sumido en sus pensamientos atrapados cada uno en su propia burbuja las que se reventaron cuando por accidente sus manos se rozaron, se vieron a los ojos unos segundos y volvieron la vista a la nada otra vez sintiendo un leve hormigueo aun donde sus pieles se chocaron.

Estos roces accidentales siguieron por el resto de la semana, para el viernes eran muy amigos y se hablaban como si se conocieran de toda la vida. Tanto así que de a poco lograron ver esa parte pervertida y oscura del contrario, aquello que escondían como el peor de los secretos lo dejaron a la vista sin miedo; y claramente tenían que aprovechar.

∆Juegos Inocentes∆ Oneshot~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora