Fire ||Terminada (Christopher Vélez y tu)

VII

Es temprano cuando Tn despierta y ve el rostro de Christopher a su lado, con los ojos aún cerrados.

Sus largas pestañas le provocan una sonrisa, y detalla la curva perfecta de su nariz, terminando en sus labios.

Tiene que haberlo soñado.

Ni siquiera recuerda en qué momento se ha dormido, porque hablaron hasta que ya solo podía balbucear algunas palabras. 
Al principio fue difícil, pero finalmente se sentía tan cómodo con él.

—¿Con quién crees que haya cogido? —escucha afuera la voz de una de las chicas, que está en una carpa cercana.

—No te preocupes, se quedó con la deforme, así que ninguna ha podido.

—¿Crees que esta noche puedas?

—Eso espero —responde bajando la voz— solo mírame, no será tan complicado. 

Tn suspira mirando sus manos y muerde su labio inferior con fuerza. 

El dolor creciente en su corazón le repite que seguramente lo ha soñado.

Ella luce como un monstruo, todos tienen razón. 

Se levanta para salir de la carpa y olvida que la luz ya está alumbrando afuera, así que todos los que están arreglándose lo ven sin capucha.

—Cúbrete, das asco —dice un chico cerca de ella y Tn baja la cabeza.

Todos empiezan a murmurar.

Siente sus ojos llenándose de lágrimas porque puede oírlos.

—¿A esa cosa no le dará vergüenza mostrarse?

—Nos quiere asustar —responde riendo— y funciona. 

Tn levanta ligeramente la cabeza al ver a Christopher apoyándose en sus manos, para levantarse. 

Él se estira y las chicas cerca guardan silencio.

—Hola, bro —lo saluda el chico que le ha dicho que se cubra, pero Christopher no le responde.

Camina al lado de la menor y agarra suavemente su cuello para atraerla a su boca.

Tn suelta un jadeo de sorpresa que es interrumpido por los labios del mayor.

Cierra los ojos olvidándose un momento de los demás y disfruta de sus labios los siguientes segundos antes de que se separe.

—Buenos días —dice sonriéndole con su mano aún acariciándola— no recuerdo a qué hora me dormí. 

Tn gira suavemente y ve que los están mirando. 
Sus mejillas le arden y se oculta en el pecho del mayor, que lleva su otra mano a su cintura, dejando un beso en su frente.

—Buenos días —responde con una mezcla de sensaciones positivas en su cuerpo.