Fire ||Terminada (Christopher Vélez y tu)

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El beso que Christopher le da es más profundo, y mientras su mano aún une sus cuerpos con fuerza, su entrepierna  roza contra su piel.

La menor  se aleja avergonzada  al sentirlo. 

Ya han terminado la cena y están nuevamente en la carpa, aunque aún se escuchan algunas voces afuera porque algunos de sus compañeros están bebiendo unas cervezas, mientras conversan.

—Lo siento —susurra el Christopher quitándose de encima.

Está avergonzado.

Tn no tiene idea de como debería reaccionar a lo que ha podido notar.

Christopher está muy duro.

Ella se ha calentado también pero le parece más razonable.

No puede explicarse por qué Christopher está excitado.

—Perdón, no lo controlo —dice aún mirando el techo con las mejillas rojas.

—¿Yo te puse duro? —pregunta Tn  sin intentar mirarlo.

Está muy apenada.

—¿Ves a alguien más acá?

—Es que no lo entiendo.

—Tn —dice tomando fuerzas para levantarse y volver a tener su cuerpo debajo— ¿Por qué aún no aceptas que estoy loco por ti?

—Es que...

—No te quiero solo para esto, pero es normal, porque me encantas.

—Mi piel da asco.

—Lo único que me provoca tu piel es la necesidad de hacerte el amor.

Tn lo mira incrédula, hasta que vuelve a apoyarle el pene, y lo frota contra su feminidad. 

Acomoda bien su cuerpo, y lentamente le da un espacio entre sus piernas. 

Está nerviosa y la sensación se mantiene cuando Christopher mete la mano debajo de su camiseta, para desnudarla.

Se miran a los ojos por un par de segundos, y Tn deja que lo haga.

Se concentra en sus labios cada vez más ansiosos por explorarlo, en todo el proceso. 
Cuando están desnudos, está inquieta, por lo terriblemente expuesta que está.

Christopher luce perfecto.

Apenas hay iluminación pero es suficiente para notar lo hermoso que es. 

Él se detiene un momento y sube la mirada por su cuerpo.

Siente sus dedos presionando sus piernas para abrirlo más, y jadea, cuando vuelve a acercarse a sus labios.

—Los chicos como yo, no lo sé, pero si hablo específicamente de mí, puedo asegurarte que nadie más me interesa, y que te deseo únicamente a ti.

La menor  suspira cuando vuelve a besarlo, y le corresponde hundiendo sus uñas en la espalda del mayor.
Sus arañones se profundizan, cuando siente sus dedos abriéndola.

Ni siquiera tiene la oportunidad de sentirse incómoda, porque Christopher lo hace muy bien.

El dolor que siente no se compara con lo placentero que es tener sus dedos moviéndose dentro de ella.
Christopher besa su cuello.

Por un par de segundos quiere quitarlo, porque es la zona que más horrible tiene en su cuerpo, sin embargo desiste al llevar su atención a la punta de su erección tanteando su entrada.

Un gemido más largo sale de su boca cuando Christopher se introduce por completo, hasta el fondo. 

Por los sonidos que hace, parece que él también lo está disfrutando.
Siente una mano en su mejilla que lo obliga a mirarlo y Christopher empieza a empujar adentro, mientras besa suavemente su rostro.

—Me encantas —susurra mirando sus labios.

Tn por fin inicia un beso por su cuenta y gime en su boca, con sus lengua rozándose suavemente.

Las embestidas se aceleran y cada vez se siente más cohibido sobre sus gemidos, al recordar lo cerca que están de ellos, los que no se fueron a dormir.

—No lo controles, quiero oírte.

—¿Qué? —pregunta confundida.

—Quiero escucharte disfrutarlo, y no me importa si ellos pueden oírlo, Tn.

Las risas que se oían afuera van disminuyendo, y las chicas de la carpa al lado solo se miran en silencio, cuando escuchan el nombre de Christopher entre esos gemidos.