—Vengan mis niños. Voy a contarles una historia—
Anunció gran madre con su gran voz vieja y ronca, pero con un cariño en sus palabras que me hacía sentir amada incluso cuando me está regañando.
Yo escuché su llamada cuando estaba viendo y oliendo las flores que crecían en un lugar plano y sin árboles. Gran Madre decía que olía a la flor morada. Y se ahí mi nombre: Morita.
Ya estoy algo grande para historias pero me siguen gustando como lo hacían antes, así que fuí y me hice un lugar entre mis hermanitos más pequeños. Me pregunto que historia será esta vez. Tal vez la historia de Aracne, que al vencer a una diosa en una competencia de costura fue bendecida y se convirtió en la araña del tamaño de los humanos.
O lo que es lo mismo, nuestra especie.
Esa es mi historia favorita y me encanta escucharla una y otra vez. Y cuando parta a nuevas tierras a buscar aventuras, como las que cuenta Gran Madre en sus historias. Héroes luchando contra villanos y haciendo que reine la paz. Obviamente seré una heroína.
—¿Ya estamos todos?—
Preguntó gran madre viendo desde lo alto a la multitud de jovencitos que se reunieron para escucharla, no me daba pena ser la más grande de todos ellos.
—¡Si gran madre!—. Respondí moviéndome de arriba a abajo impaciente por escuchar la nueva historia.
Gran Madre me miró con dulzura y algunos adultos y jóvenes adultos se rieron de mi animada respuesta.
—Bueno cariño, esta historia será especial para ti. Es la historia de una aventurera— Su voz parecía cansada y algo triste. Esa voz la usa cuando la historia no tiene un final feliz. Siento más miradas que de costumbre sobre mi.
—Erase una vez, en este mismo bosque. Dos amigas se aventuraban juntas más allá de nuestros dominios con la excusa de cazar dentro del Bosque De Seda. Mentían, en realidad querían descubrir lugares nuevos y gente nueva. Caminaron sobre un roble que cayó y conectó las dos orillas de un río. Luego de caminar por mucho tiempo por praderas (lugares de césped hasta el horizonte)—. Comentó agachándose hacia los más pequeños que les emocionaba conocer una palabra nueva.
—Llegaron a una colina y vieron…—. Me asomé hacía enfrente con interés.
—¡Una ciudad! Con grandes muros de piedra tan altos como árboles, tras estos se escondían casas también de piedra pero con madera en sus tejados. Estaba habitada por humanos. Y en su ingenuidad…—. Hizo una pausa, como si quiciera cambiar el final de la historia.
—Se acercaron… Pensaban que serían bienvenidas en ese pueblo. Pero al verlos, las personas corrían de ellas. No lo comprendían, sabían que eran diferentes pero eso no parecía importarles en las historias donde colaboraban con otras razas. En ese momento comprendieron:— La noté enojada
—que solo colaboraban con esas razas porqué se parecían a ellos. Cuando comenzaron a lanzarles piedras, las dos amigas huyeron pidiendo disculpas. Les cerraron las puertas por las que entraron pero las amigas escalaron el muro para saltar por este—. La historia nos tenía sumamente interesados a todos. No había ni un niño que no le estuve poniendo atención.
—Pero al caer… Una de esas niñas había muerto por un flechazo en la espalda. La otra tuvo que correr para volver de nuevo por las praderas esquivando flechas de arqueros que iban a caballo. Llegó hasta el roble que usó como puente y vio por primera vez entre los arbustos… el fuego: una flor naranja transparente como el agua, que tiene lenguas que apuntan siempre hacía arriba. También emitía el calor del verano más implacable y en su presencia la oscuridad daba paso a la luz para no tener sombra.— Estoy maravillada con la descripción del fuego, se escucha tan hermoso. Una flor que baila, da calor y luz. Si la tuviera, no dejaría de mirarla jamás, sería su flor favorita.
—Esta flor creció de un momento a otro sobre el roble y al final lo destruyó——Que flor tan poderosa…— Dije asombrada por la única flor que conozco que es capaz de vencer a un roble. Gran Madre siguió contando su historia.
—Al final… La niña volvió con su familia, estaba muy muy triste por la pérdida de su mejor amiga. Después de sufrir su pérdida se aseguró se crecer grande y fuerte para proteger a toda su familia de quienes le arrebataron su felicidad. Y así fue…muchas, muchísimas lunas llenas pasaron y la pequeña se volvió la más grande de la madrigera. Y se volvió en una anciana cuenta cuentos que les ha contado esta historia— Me quedo asombrada con este giro de trama, no me lo esperaba. Pero… al ser verdad, siento tristeza por Gran Madre. Pero también, sé que moraleja va a decir. Ella siempre se opuso a mis sueños de aventura. Lo cual me frustra.
—Excelente historia Gran Madre. Me gustó mucho el final tan esperanzador. Pero… Ojalá yo encuentre a personas más amigables, claro. Cuando viaje…—
—Traigan la comida— Dijo como si quiciera evitar una discusión.
—Gran Madre, ¿usted cree que vaya a encontrar a personas amigables fuera del bosque?— Pregunté con la esperanza cumplir los anhelos que gran madre y su amiga tenían cuando eran niñas.
—No… y preferiría que no lo intentarás nunca— Dijo con su voz estricta.
—Pero… ¿Porqué no encontraría a ningún humano amigable? Digo, intentaría ser su amiga—
—Ellos no quieren ser tus amigos. Querrán matarte cuando te vean.—
—¡¿Uh?! ¡¿P-pero porqué?!—
—Porque nos odian, porque somos arañas gigantes—
Grandes formas alargadas envueltas en telarañas caen desdé las ramas de los árboles hasta el suelo. Humanos y perros en su mayoría, todos ellos se adentraron al Bosque De Seda y quedaron pegados en sus redes.
—¡De seguro ellos serán amables si somos amables primero!— protesto ya bastante enfadada con Gran Madre. Si por ella fuera, me quedaría por siempre en el bosque viviendo una vida aburrida y segura.
—Solo come, mañana hablamos de esto—
Resignada, me acerco a los sacos de comida y me abro paso entre mis hermanitos. Los humanos… ¿Encontraré a tan gentiles como de deliciosos son los que cazan mis hermanos?.
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La Hipocresía De La Luz
FantasyEs un equilibrio claro como el agua, algunas crituras son buenas y nobles desde que nacen como los humanos, elfos, ángeles y es su deber exterminar a las criaturas pertenecientes al lado oscuro, sin piedad ni miramientos, si existe un señor oscuro h...