25: Welcome to the Paradise

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Mini maratón 2/4

El sol se hizo presente.

-Calle, mira por la ventanilla. -Me pidió Poché y yo accedí.

La emoción de regresar y estar volando sobre la Isla del Encanto donde había vivido por algunos años me llenó de energía, la cual descargué al tomar entre mis manos el rostro de Poché y olvidarme de los ojos furiosos que nos veían para plantarle un buen beso.

El océano azul y el verdor de la isla. No me arrepentiría de mi decisión.

Epa! Busquen un motel. -Nos gritó una sonriente Pau.

-¡Ush! -Nos separamos con unas sonrisas. Poché se encogió en su asiento con una sonrisa, la habían intimidado.

-¡Welcome to the Paradise! -Anunció Villalobos con voz de locutor.

-Yo quiero playa. -Kim decidió y quienes eramos para negarle el gusto.

-Primera parada será a por comida... Mato por un arroz con habichuelas, bistec, yuca, morcillas y lechón. -Dije recordando mi comida favorita cuando vivía en la Isla.

-Bien, todo lo que dijo ella... Por dos. -Secundó Poché.

-Calle... ¿Y de postre? Sé que te gusta el Blue. -Comentó Pau y yo la miré amenazante para que no dijera nada más.

-"Arroz con habichuela y salsa es lo que hay..." -Cantó Sebastián mientras daba un cuestionable paso de salsa.

-Debemos encargamos de buscar hospedaje. -Puntualicé.

-Eso está resuelto. -Habló Poché con una sonrisa inocente.

Y recordé que Poché era una compradora compulsiva de casas y/o apartamentos por diferentes países.

El avión aterrizó y aplaudí de alegría.

-¡Minis Vacaciones! -Gritó muy alegre Kim mientras nos poníamos de pie de los asientos.

Tan pronto nos bajamos en el hangar, el clima tropical nos saludó.

De inmediato nos quitamos los abrigos o moriríamos derretidos, aunque aún por la hora el clima estaba bastante fresco.

Sabía que Poché estaba sufriendo. Ella amaba el frío y en la Isla solo en navidades hacía frío.

Eran las siete de la mañana, perfecto para disfrutar el día entero.

-Sebas... ¿Los autos? -Preguntó Poché  mientras se ponía sus gafas de sol.

-Tres Jeep descapotables. -Avisó.

Tomamos nuestras equipajes y los tres Jeeps entraron al área.

-¡Yo quiero conducir! ¡Yo quiero! ¡Déjame conducir! -Le supliqué a Poché con un puchero.

-Vale, conduces tú. -Me dijo con una gran sonrisa.

En menos de un pestañeo, ya estaba al volante y poniéndome mis gafas de sol.

-¡Todos a bordo! -Grité y todos corrieron para tomar su espacio.

Solo Kim quiso irse en el Jeep con Sebastián y Juana debido a que no había espacio para más en el nuestro.

A la salida del aeropuerto me detuve para poner música. Si estás en Puerto Rico y no tienes música cerca, entonces no estás en Puerto Rico.

Y claro, como no comenzar con una buena salsa.

A Un Click: Siempre Tú Y Yo EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora