Justin.
Antes del caos.
—Espera, por favor, detente —las lágrimas se vuelven pesadas, duras sobre mi rostro y mis ojos se empañan mientras la tomo de la cintura y la tironeo desesperado hacia mí. —Selena, por favor, detente
No me escucha. Sigue llorando y metiendo sus ropas en la maleta, mientras su cuerpo se sacude con los sollozos que llenan la habitación con el sonido que antes era remplazado con los restos de mis estragos.
—Princesa, mierda Selena, lo siento, lo siento tanto, de verdad, necesito que me mires
Mis manos tiemblan como si estuviera por sufrir un ataque de epilepsia, mientras mi cuerpo comienza a entumecerse y entrar en un estado de shock.
Niega, sacudiendo firmemente su cabeza de un lado al otro, y comienza a gritar, pero solo puedo ver como se zafa de mis brazos y la agonía se construye desde la mitad de mi pecho hasta el final de mis músculos en mis piernas.
Grita cosas que no entiendo.
Tiene las cejas fruncidas de la manera en la que me encanta. Solía hacerla enojar en broma solo para ver esa facción en ella.
Comienza a golpear mi pecho con su dedo pero no puedo sentirlo.
No puedo sentir nada entre nosotros dos por que sé que lo inevitable está por pasar. La peor situación que soñé en pesadillas noches tras noches, está por suceder. Y la sensación es agonizante, tan destructora como el amor en su estado más puro.
Por un momento puedo escucharla
—¡¿Cómo pudiste Justin?! ¡¿Cómo?! —grita, llorando, con su corazón a sus pies y su maleta a su espalda.
Y nuevamente, dejo de escuchar, en cuanto se hecha al suelo bruscamente y tapa con desesperación su rostro, encorvada a mis pies.
Y por un momento, me siento frágil. El niño que fui hace tiempo atrás, en una caja, desarmado frente a los pies de la mujer que amo, y a la mujer que irónicamente, lastimé.
Me tumbo junto a ella e intento sostenerla, pero se desvanece como una gelatina de un color rojo profundo, lastimada y decepcionada de mí.
—La única persona en la que confié, y me lastimó, que estúpida ¿no crees?
Lo creo, lo creo mierda, lo sé. Pero debo intentarlo, debo intentar decirle todo
—Por favor, déjame explicarte, esa chica… esa chica no eras tú amor
Levanta su rostro, y esta vez no hay dolor, si no odio, rencor, resentimiento
—¿No era yo? Claro, no era yo, pero eso no te importó de igual manera. Lo hiciste, lo hiciste y no te voy a perdonar. Te acostaste con ella, mientras enviabas mensajes diciéndome que me amabas, eres el idiota más grande del planeta Justin Bieber
Asiento. Asiento por que tiene razón. Lo soy. Lo soy, me lo merezco.
—Selena yo… yo lo sé, pero…
—Pero tú nada. Se terminó, se terminó y es más real que nunca. Y figúrate que dejé pasar cada una de todas tus mierdas y de igual manera continuaste viéndome la cara, pero eso ya no, se terminó, no quiero nada más de todas tus niñerías.
Tomo su frágil rostro con mis manos, mientras la veo llorar, sé que ella me ve, se que sabe que estoy arrepentido, se que ella está disgustada, que me odia, se que ambos lo sabemos.
—Amor, no digas eso… por favor, puedo arreglar esto, tú solo debes dejarme…
Me empuja y se para, limpiando bruscamente su nariz y sorbiendo para adentro todo el dolor y la amargura.
—No Justin, está acabado ¿logras comprender eso? Se terminó, se terminó todo —me da la espalda y se encorva para cerrar con un agudo sonido el cierre de su maleta y tirar de la manija para colocarla en el piso
—No, no me dejes, te lo ruego, lo siento tanto Selena, lo siento amor, lo siento—me aferro a sus pies con dolor y la abrazo hacia mí, por que la ola de destrucción me avisa que es posible que esta sea la última vez.
Zamarrea sus pies frenéticamente, golpeándome el rostro con sus patadas, pero no importa, ¿es eso normal?, ni siquiera me importa que ella esté gritando, golpeándome, maldiciendo, llorando, por que la amo, sé que la voy a perder, y todo lo que hace no me importa, excepto abandonarme. Por que ella logra soltarse. Me mira con asco, repulsión y mientras toma su maleta de un tirón y niega, murmura
—Crece Justin, y cuando aprendas que las cosas duelen, cuando te des cuenta que te quedarás solo, cuando estés en lo profundo, sabrás lo que se siente
—No, no —mi voz esta recubierta del hipado de mi llanto y estiro mis brazos y movilizo los dedos hacia ella, en el último intento
—Adiós —finaliza, mientras camina con rapidez hacia la puerta, fuera de mis brazos, fuera de mí. Rengueando por el peso de la maleta en una de sus manos. Su cuerpo pequeño luchando contra todos los pesos.
Puedo ver como las sombras de su cuerpo se reflejan en el piso y abre la puerta, mientras sale y la cierra de un portazo a sus espaldas.
Y yo me quedo allí, sintiendo el comienzo del vacío, la opresión en el pecho y el dolor más grande del planeta.
El dolor de un corazón roto.
Tan solo y devastado, como para iniciar la historia más extraña e irónica de todas.
El adolescente con más seguidores en el planeta, el muchacho más conocido y aclamado, sintiéndose solo, perdido y acabado.