Libro II: 09 | La línea de fuego.

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04 de Septiembre, 2022. 08:43 AM.

Casa del bosque.


ISHTAR

Cierro los ojos cuando el primer trago de café se desliza por mi garganta.

Aran se acerca a la ventana con los ojos reluciendo, observando a través de su Cuervo, que sigue buscando desde anoche, mientras Thais se sienta en la mesa en silencio.

—Deberíamos salir a buscarlo —dice Elías esquivando la silla que está a mi lado y sentándose dos sillas más lejos. No hemos hablado desde la última discusión.

Después de casi dos semanas, hoy es el primer día que volvemos a sentarnos todos juntos para desayunar. O, al menos, casi todos. Cyre sigue en la casa de mamá, Shad no ha bajado de su habitación todavía y Isaac...

—No creo que tengas más éxito que yo —suspira Aran, mientras sus ojos se siguen moviendo, siguen buscando. Lleva así tres días. Ha barrido territorio humano, el territorio de los Asphars, incluso el de los Nephers, pero Isaac sigue sin mostrar rastro.

—No te olvides de buscar en Craveth —le digo a Aran.

Craveth es la ciudad subterránea capital (y la única) de los Abandonados. El territorio de ellos está situado en una muy pequeña región al sureste del país, y a menudo la gente se olvida de esa sección del mapa porque... bueno, nadie tiene ningún interés en reconocer la legitimidad del territorio de los Abandonados. De hecho, los Abandonados son los únicos que consideran Craveth su territorio. Los Asphars y los Nephers nunca se lo han reconocido oficialmente, y la razón por la que no los han invadido es porque consideran esa pequeña franja inútil por su falta de valor geográfico.

En los mapas oficiales de ambas razas, esta región aparece como un área vacía. Objetivamente, los Abandonados carecen de territorio o un hogar propio.

Aran asiente, y sigue buscando.

Cyre nos ha enviado un mensaje diciéndonos que no podía rastrearlo porque Isaac estaba ocultando su aura, pero que nos informaría si percibía algo. Eso fue hace cinco días. No ha dicho nada desde entonces.

Me duele el corazón como si me lo estuvieran apretujando con un alambre. Pero cuando pienso en Isaac el alambre se cierra un poco más alrededor de mí y me abruma más. Normalmente es mi hermano quien está ahí cuando necesito consuelo, pero ahora yo también quiero estar para él. Sé que ahora él lo necesita mucho más que yo y, sin embargo, no tengo ni idea de cómo llegar hasta él ni cómo ayudarlo. Trago para hacer desaparecer el nudo en mi garganta.

—Si no lo encontráis es porque no quiere que lo encuentren —dice Kilian sin expresión al otro lado de la mesa—. Volverá.

—Sí, eso has dicho hace exactamente once días. —Elías se frota la cara. Es usual en él tener problemas para dormir, pero ahora luce como si no hubiera dormido en lo absoluto—. ¿Y adivina quién no ha vuelto?

—Puede que necesite más tiempo —dice Kilian tranquilamente.

—Al menos podría mandar un mensaje o hacernos saber que está vivo.

—¿Qué? —Me enderezo rápidamente—. Por supuesto que está vivo.

—Ya lo sé, no lo decía en serio —murmuró Elías sin mirarme. Sí, tampoco ha vuelto a mirarme desde entonces.

—¿No sabes a dónde podría haber ido? —Aran le pregunta a Thais, considerando que él podría haber leído sus pensamientos antes de que mi hermano se marchara.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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