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Muchas veces quise creer que dormir era una solución perfecta a los problemas, pero la experiencia hablaba por sí sola: no lo era. Sí, podrías olvidarte de todo por cinco u ocho horas -de ser tan afortunado como para poder dormir durante ocho horas de corrido-, pero la realidad es que en el momento en que despiertes todo volverá a tu mente, como si no hubieras descansado ni un sólo segundo.
Y eso fue exactamente lo que me pasó aquel sábado.
Nos habíamos ido a dormir sin decirnos más nada; no porque no quisiéramos, si no porque estaba todo dicho. Nos estábamos adelantando al discutir por lo que había esa noche, porque aún no sabíamos cuáles iban a ser las consecuencias de mis actos. Así que al ver que Harry seguía durmiendo, me levanté de la cama tratando de hacer el menor ruido posible y tomar el celular que ni si quiera me había molestado en sacar de la cartera.
Sentándome en el borde, bufé al desbloquear la pantalla y ver notificaciones en todas mis redes sociales. El primer y único artículo que leí era de una cuenta de Twitter de "updates" de las celebridades, y simplemente explicaba que el molestísimo paparazzi estaba acosándonos con preguntas; y que yo "lo había puesto en su lugar" mientras Harry conversaba con sus fans. Como estaba conforme con haber leído eso -porque era exactamente lo que había pasado-, evité leer los demás, así como también ignoré todas y cada una de las menciones de Twitter.
Quise publicar una especie de "explicación", pero terminé llegando a la conclusión de que demostraría que de verdad me importaba, y al poder ignorar estúpidos comentarios que seguían publicándose, comprobaba que no lo hacía. Esa reacción frente al fotógrafo había sido algo de una vez, por hacer caso omiso a los consejos de Harry, que hasta ese momento me habían servido de maravilla para lidiar con él y toda la atención que lo rodeaba.
Me sentía bien conmigo misma, y supuse que eso era lo que Harry quería. Me di cuenta de que no se había enojado por lo que podían decir de mí en los medios, si no porque le preocupaba que todo lo que dijeran comenzara a afectarme, y dejase que la opinión de los demás se interpusiera entre nosotros.
Reí al leer un mensaje de Meredith, en el que me definía como «hardcore» por haberme «plantado» frente al paparazzi. Revoleé los ojos y contesté lo primero que se me vino a la mente, que fue: "Eres una idiota". Tenía un par de llamadas perdidas de Lou; como eran las diez de la mañana asumí que todavía dormía, por lo que le envié un simple mensaje de texto explicándole lo que había pasado y felicitándola por el éxito que había sido Bleach en su noche de apertura; así que sí, lo simple se había convertido en cinco mensajes completos.
— ¿Por qué mi casa no huele a panqueques? —Preguntó decepcionado. Sonreí para mí misma antes de voltear a verlo. Lucía cansado y las bolsas debajo de sus ojos lo confirmaban, pero aún así me sonreía como si nada hubiera pasado.
—Me atrapaste, estaba por bajar a prepararte el desayuno —mentí, soltando una carcajada. Estuve a punto de perder el equlibrio al sentir la cama moverse, señal de que se había levantado.
—Mentirosa.
Apareció por detrás de mí, poniéndose de cuclillas para enfrentarme. Lo miré a los ojos una vez más, viendo en ellos nada más que agotamiento.
— ¿Estás muy cansado? Si quieres sigue durmiendo, puedo esperar y prepararte... —tosí falsamente— comprar el almuerzo.
Sostuve sus hombros y admiré su torso descubierto; del que jamás podría cansarme. Acomodé un mechón de pelo detrás de su oreja y me paré para apegarme a él, obligándolo a pararse también. Me sentía demasiado pequeña y gigante al mismo tiempo cada vez que estábamos tan cerca. Pequeña físicamente y gigante por la manera en que me hacía sentir, como si lo nuestro no tuviera límite.
Justo cuando pensaba que no podía ponerme más sentimental.
—No te preocupes —dijo y besó mi mejilla, probablemente para evitar que los dos pasáramos un mal momento, considerando que ninguno se había cepillado los dientes. Aunque en realidad me importaba muy poco, siendo él, de seguro hasta su aliento matutino sabía a menta—. Sólo sé una buena novia y ve a cocinarme algo, Veronica.
—Hey, cuando firmamos este contrato de relación falsa para publicitar One Knight para Daisy, aclaré específicamente que no cocino y tú aceptaste de todas maneras —bromeé, haciendo que la pequeña sonrisa de Harry se volviera inmensa.
—Te amo.
— ¿¡Qué?! ¡Dijimos que esto era pura y exclusivamente por negocios, ¿y ahora me amas? No, Harry, está mal. Muy mal. No podemos seguir con esto. —Mordí mi labio intentando permanecer seria. Él cerró los ojos y sacudió la cabeza sin poder creerse que estaba bromeando sobre lo mismo por lo que hacía menos de doce horas había explotado-. Quiero decir, te amo. Sí, también te amo.
—Eres especial, Ron. —Rió. Besé su hombro antes de soltarme de su agarre, preparada para bajar rápidamente hacia la cocina y pretender que sabía lo que estaba haciendo mientras preparaba waffles.
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A eso de las seis de la tarde el celular de Harry comenzó a sonar, y a pesar de que lo había ignorado las primeras cuatro veces, tuvo que aceptarla. Nadie llama cinco veces seguidas de no tratarse de algo importante.
Y lo era.
Al parecer, el equipo de gira de los chicos no tenía nada más importante que hacer un sábado a la tarde que juntarse a organizar la semana siguiente por ellos, y por alguna razón, necesitaban también a Harry y Liam.
—Estaré devuelta en dos horas, máximo. —Dijo al finalizar la llamada, mientras juntaba cosas al azar y las metía en sus bolsillos.
—No, está bien. Aprovecharé para ir a visitar a mis padres. ¿Quizás puedas ir tú también?
—Encantado —besó mis labios—, ¡oh, ¿crees que puedan preparar lasagna?!
—Veré qué puedo hacer —sonreí y volvió a besarme—, ve, ve, no quiero que llegues tarde.
Suspiré ruidosamente al verlo salir por la puerta. Haberlo conocido durante las vacaciones más largas que había tenido desde el comienzo de su carrera era algo tan bueno como malo para mí.
Bueno por el lado de que había podido verlo las veces que quise, o las que mi trabajo había permitido. Él siempre tenía tiempo para mí, y si no era así, podía cancelar o posponer la obligación que tuviese.
Era malo porque estaba malacostumbrada a eso. En realidad, no conocía lo que era salir con él mientras que trabajaba, y me asustaba saber que debía acostumbrarme a todo aquello sin preparación alguna, sin saber exactamente a lo que tenía que enfrentarme. Me resultaba casi imposible creer que todo eso fuera real, que de verdad estaba por irse por meses y meses.
Siempre me dijeron que la distancia hacía bien a las parejas, que hacía que se extrañaran y se dieran cuenta de cuánto se querían, que no podían estar sin el otro. Pero eso era para las parejas "dañadas", y a pesar de mínimas discusiones o peleas, Harry y yo estábamos en nuestro mejor momento.
¿Esta distancia nos afectaría para mal?
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Dedicado a @xUncannyx porque amo ver sus comentarios y ya lo sabe ♥
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where we are ➳ harry styles
Fiksi Penggemar❝¿Quién dijo que no se puede combinar inconstancia, inconsciencia y lealtad?❞ Segunda temporada de Two Worlds Collide. h.r: fanfic #100 adolescentes #128