EL ARTE DE AMARTE (CACHÉ)

Secretos

POV Poché

Mario y yo estábamos tan felices, tan relajados y tan divertidos jugando en la arena junto al mar de la Playa Punta Norte, un lugar especializado en parejas que necesitaran un poco de intimidad, espacio y conexión con la naturaleza.

El pelinegro estaba detrás de mí abierto de piernas, yo estaba con la espalda pegada a su pecho intentando recrear la escena de la película Ghost la sombra del amor.

Un poco cursi e incluso bobo pero nos parecía lindo y romántico dado el momento.

─¿Estás consiente que este castillo de arena tiene forma de todo menos de castillo?─bromeó Mario en mi nuca haciéndome cosquillas.

─No me quites la ilusión por favor.─supliqué quitando una de las cubetas que haría una de las montañas que...Enseguida se desmoronó por supuesto.─Olvídalo, somos un asco.─reí aventando la cubeta.

Mario rió en mi cuello y como ya era costumbre, empezó a besar mi cuello, parte de mis hombros y nuca.

Ambos estábamos en traje de baño, el solo con un bañador azul y yo con otro bañador de dos piezas negro con rayas blancas.

Dejé que siguiera con sus muestras de cariño hasta que la mejor amiga de la modelo llegó a interrumpirnos.

─Poché, Mario, jugaremos un partido de vóleibol en parejas, ¿Se unen?─nos preguntó la chica juntando sus manos.─Estamos Calle, Lucas, Sebas, María Laura, Johann y yo.─Mario me preguntó en mi oído si quería jugar o si prefería que nos quedáramos.

─Será divertido Ruiz, no por nada estuve mucho tiempo en un club deportivo ganando campeonatos de vóleibol.─hablé sintiéndome superior. Mario se levantó y después me ayudó a levantarme a mi.─Vamos Pau.─contesté sacudiéndome el trasero al igual que el pelinegro.

Llegamos donde estaban casi todos los demás, ya que algunos seguían durmiendo por el cansancio del vuelo, el baile y la terrible resaca que tenían.

Calle por supuesto era una de las que tenía una tremenda resaca, sus lentes de sol le servían para aguantar el calor de la playa pero ya iban dos ocasiones que vomitaba lo que había comido esta mañana más el alcohol consumido la noche anterior...

Y...Con respecto a esa noche...

Estaba tan jodidamente confundida.

Había visto a una Daniela Calle completamente diferente, transformada en...

Otra persona.

Quizá el alcohol había jugado con ella y la había hecho hacer...

O más bien, intentar hacer cosas que nunca en su sano juicio siquiera las pensaría.

Y no iba a negar que yo estaba en mis cinco sentidos al cien por ciento, había bebido pero no a ese punto de no saber que pedo.

Pero a diferencia de ella, yo si recordaba cada cosa que me dijo, cada toque, cada impulso...

Y cada intento de beso que intentó darme que...Yo no le negué al instante.

Mi cuerpo permanecía inmóvil, simplemente no me podía mover y cometí el maldito error de mirar sus jodidamente perfectos e irresistibles labios.

Ahí mis sentidos se arrastraron a sus pies por completo.

Quería besarla, quería hacerlo, la sed de sentir sus labios sobre los míos fue demasiada pero como siempre...El perro idiota de Lucas había aparecido, había impedido que ese ligero roce de una pluma no se hubiera completado.

Calle había estado actuando muy normal conmigo...O más bien, lo normal, ignorándome, insultándome y molestándome como era costumbre gracias a su maldita resaca.