S E C R E T O

II

No podía estar ocurriéndole.
No a él.
No hoy.
¡NO A ÉL!

—¡Hoseok!—.

Salió de sus pensamientos recordando que se encontraba en la cafetería del instituto y era muy probable que su mejor amigo notara que no prestó atención en absolutamente nada de lo que dijo los últimos cinco minutos.

—¿Entonces qué opinas?— Lo mira con unos ojos demasiado grandes, eso le recordaba que Jimin solía ponerlos así cuando trataba de estudiar a las personas, por supuesto que su amigo no lo aceptaría como algo malo, pero a Hoseok le asustaba un poco esa mirada que trata de desnudar hasta el último peldaño de su mente.

Se afinó la garganta, se acomodó en su asiento optando por una postura menos lánguida miró a los ojos a su amigo fingiendo que sabía de lo que hablaba —Yo- yo creo que está bien— le envía una sonrisa demasiado forzada.

Su amigo suspiró en respuesta y virando los ojos y  de manera ruidosa se acomodó en su lugar, doblando sus piernas en postura india sobre su asiento pareciendo incluso más infantil de lo usual  —Sé que no prestaste atención en nada de lo que dije, Hoseok— lo señala con el índice —te conozco bien y sé que esa cara tuya arrugando tu frente y arrugando los labios es tu manera de decirle al mundo que algo te preocupa...— sonríe satisfecho ante su gran análisis— ...así que esta vez dejaré pasar tu falta de educación conmigo y permitiré que me cuentes lo que ocurre, así que venga, te escucho—.

—No ocurre nada  Jimmy, de verdad— desvía su mirada restándole importancia al tema.

—Y esa es una razón para creer que si ocurre algo. Jamás me llamas así a menos que necesites mi ayuda— enarca una ceja desafiante—  ¿Es por lo del nuevo?...— coloca su mano en su boca mientras duda y mira a Hoseok— ... si es porque no quieres tratarlo por ya sabes... —hizo una pequeña pausa tratando de encontrar las palabras correctas para no afectar a Hoseok, él podía notarlo— ... por esa cuestión, puedo encargarme de eso y yo darle la bienvenida. Sabes que no tengo problema con ello, podría ayudarte.

Bufa frustrado y se talla los ojos con el costado de sus manos.
—Sabes que no te pediría eso, Jimin. Además es mi deber como el presidente estudiantil— se acomodó en su asiento con una postura más recta— además, ¿Qué van a decir todos cuando vean que el mejor amigo del presidente le hace los mandados?—dice en tono burlón, dejando ir todo aquel rastro de tensión en la conversación.

Risitas escapan de los labios de Jimin, afirmando que ya no había más una vibra  preocupante.

—Oh, vamos...— se levantó de su asiento y tomó su mochila— ...sabes que no podrías vivir sin mí— le envió un último guiño.

—¿A dónde vas?—

—A clase, ya vi que no me necesitas, además hoy vienen los de nuevo ingreso de la nueva facultad, así que debería ir por ahí y dar una vuelta para inspeccionar eso— una sonrisa pícara se formaba en su angelical rostro. —Adiós, presidente— dio media vuelta y se perdió entre la multitud de jóvenes que iban al mismo lugar.