Capitulo 21 Espíritu transparente

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"Ninguna arma te podrá derrotar

El invierno llega

Los cielos son grises

Lo mismo viejo de todos los días

Donde empieza es donde termina

Siento tu dolor....

Déjame vivir ahora

Déjame sentir ahora

Déjame romper las barreras

Puedo ver que esto no es el final para mí

Trata de meterme ahora

Tocare el suelo

Daré la vuelta

No creo que este mundo este terminando conmigo"

Palaye Royale- Morning Light

Los estaba observando, a cada uno de ellos, en cada momento sin que se percataran de su presencia.

Omnipresente.

Pero ya había aguardado suficiente. Era hora de entrar en escena.

Ella saldría tras bambalinas, justo detrás del escenario tétrico que se desenvolvía frente a sus ojos. No sintió remordimiento alguno ante las pobres almas que perecieron gracias a los brebajes del mago. Estaba vestida de gala con un destellante vestido negro escotado. Se movía como una sombra de muerte, lenta y pausado, pisando el piso alfombrado de inmundicia, sangre y cadáveres.

Antes ya había visto tal devastación, el sabor y el olor a muerte era su alimento diario y preferido; así que esto era poco comparado con lo que ya había visto antes en la tierra como en el infierno. Aun siendo sus aliados, no pudo negar que el espectáculo le era exquisito y le llenaba de vida.

Camino por encima de los restos de la vitrina sin darle mucha importancia. Fue por el pasillo subiendo las escaleras hacia la que era la oficina de William y por supuesto la última vez que lo vería con vida.

Llegando a la sala de juntas no había mucha diferencia de lo que ya se había visto abajo.

"En verdad, sí que hicimos enfurecer al mago" se decía ella misma, no molesta, mas sin embargo, al haber perdido a sus aliados en turno, lo estaba tomando con mucha calma.

Sabia de que ni de casualidad encontraría a nadie con vida, y hablo demasiado pronto. Uno de los cazadores en cuanto la vio no dudo en tomarla por el tobillo con gesto suplicante, no estaba tan herido, solo con algunos moretones en la cara y al parecer una pierna rota.

-¡Ayúdanos! ¡Por favor! No quiero morir... ¡No quiero morir!

Ella lo miro con lastima y se agacho hasta la altura de el para mirarlo ella misma a los ojos mientras tomaba el rostro del cazador entre sus manos, acariciándole las mejillas amorosamente, al igual que una madre lo haría con sus hijos.

-¡Oh mi pequeño!, ¿te duele mucho?, ¿No es verdad?

El hombre, tan inocente, le contestaba que sí y se dejó envolver en los brazos protectores de la mujer. Pero ella lo hacía demasiado fuerte por encima del cuello y a decir verdad, ya no era un abrazo, ella lo estaba apretando con pasión asfixiante. El pobre hombre solo quería escapar del agarre, desesperado, quería zafarse de ella presintiendo el peligro latente cuando era demasiado tarde, se escuchó el crujido de los huesos del cuello. Le había destrozado la tráquea. Tenía cosas más importantes que compadecerse de un patético hombre que no sirvió para la única labor de se le encomendó. Su atención se concentró en lo que vería más a delante y permanecía intacto en el piso de la sala, estaba a punto de disolverse poco a poco aquel círculo mágico en el cual habían apresado al demonio y justo en medio, una pluma de ángel con la que Iceluz la terminó exorcizando.

Cenizas de un conjuro ( La Era de la magia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora